Par¨®n en el Ulster
EL PROCESO de paz en el Ulster ha entrado en dique seco, al menos para el verano, despu¨¦s de que los protestantes moderados de David Trimble se negaran a sentarse en la nueva Asamblea y a encabezar un Ejecutivo con participaci¨®n del Sinn Fein sin que el IRA hubiera comenzado a entregar las armas. A diferencia de 1974, cuando los protestantes dinamitaron el acuerdo de Sunningdale, esta vez no se ha roto el proceso de paz, aunque las instituciones quedan en suspenso por decisi¨®n de los protestantes. Reflotar el acuerdo requerir¨¢ enfoques novedosos de contenido y calendario, como ya anuncia el Gobierno de Blair tras admitir lo obvio: que ayer sufri¨® un grave rev¨¦s. La entrega de armas por el IRA se ha convertido en el elemento decisivo que han utilizado los protestantes para boicotear los acuerdos de la Semana Santa de 1998, pese a que los firm¨® Trimble y los aprob¨® en refer¨¦ndum el 71% de los votantes norirlandeses. Aquellos acuerdos no obligaban a tal desarme hasta mayo del 2000. Ahora bien, el IRA pod¨ªa haber anticipado un gesto, siquiera una declaraci¨®n de renuncia a las armas. No ha querido o, lo que ser¨ªa peor, no ha podido por temor a perder apoyo entre los suyos.
Tampoco Trimble, l¨ªder del principal partido unionista, se ha atrevido a aceptar la formaci¨®n de un Ejecutivo de integraci¨®n norirland¨¦s, pues entre sus seguidores se cuestiona crecientemente el acuerdo de Stormont. Mientras, los cat¨®licos y los republicanos moderados del partido de John Hume, el m¨¢s votado en las elecciones de Irlanda del Norte, se han sentido defraudados, y su n¨²mero dos, Seamus Mallon, decidi¨® ayer presentar su dimisi¨®n como viceministro principal del Ulster, reforzando as¨ª la renuncia de Trimble a encabezar el Gobierno.
El proceso de paz requiere un cambio para que las actitudes de no cooperaci¨®n tengan un coste. En este sentido es previsible que la puesta en libertad de presos por delitos de terrorismo se frene, cuando ya han salido 280 sobre un total de 500 de uno u otro bando. Londres y Dubl¨ªn deben tambi¨¦n buscar la manera de que Trimble pague pol¨ªticamente por su cerraz¨®n. En este ¨²ltimo trecho, Blair ha cometido el error de empe?arse en fijar un plazo ¨²ltimo para forzar la constituci¨®n de la Asamblea y el Ejecutivo norirlandeses cuando la situaci¨®n no estaba madura. Y se ha equivocado tambi¨¦n al hacer aprobar a toda prisa en el Parlamento brit¨¢nico una legislaci¨®n para intentar satisfacer a Trimble.
Ser¨¢ necesario volver a pensar algunos aspectos del proceso y el papel que le corresponder¨¢ al llamado decomiso de armas. Lo ¨²nico positivo es que el tiempo juega a favor de la paz, pues ¨¦sta se va afianzando. Adem¨¢s, las partes necesitan digerir lo que significa esta paz: para el IRA y el Sinn Fein, el reconocimiento del fracaso de la v¨ªa de las armas para lograr la unificaci¨®n de Irlanda; para los protestantes, tener que compartir el poder con los cat¨®licos. Entretanto, el proceso queda en suspenso hasta septiembre. Su fracaso no puede excluirse; es perentorio que no ocurra.
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