?Tendr¨¢ Europa un VI Programa Marco?
La Presidencia alemana de la Uni¨®n Europea termin¨® en junio con un discreto impacto en el ¨¢rea de investigaci¨®n ahora enfrascada en la implementacion del V Programa Marco. Sin embargo, es de agradecer que la presidenta del Consejo de Investigaci¨®n, la ministra E. Bulmahn, convocara un debate de los ministros de investigaci¨®n con siete expertos procedentes tanto del mundo acad¨¦mico como del industrial. Los temas de discusi¨®n sugeridos muestran una leg¨ªtima inquietud acerca de si los programas marco son el instrumento m¨¢s adecuado y eficiente para beneficio de la I+D europea. Adem¨¢s de la conocida intranquilidad por la insuficiente aplicaci¨®n de resultados de investigaci¨®n en procesos y productos, el debate evidenci¨® la carencia de una aut¨¦ntica pol¨ªtica cient¨ªfica europea. Por el momento, y con dignas excepciones, la pol¨ªtica cient¨ªfica europea puede considerarse como un agregado de las pol¨ªticas de los 15, descoordinadas y fragmentadas, al que se suma el esfuerzo de la propia Comisi¨®n. Esta, a pesar de una contribuci¨®n presupuestaria limitada en relaci¨®n al conjunto de Europa, se ha situado como un actor importante en el sistema europeo de I+D. La creaci¨®n de un espacio ¨²nico de investigaci¨®n europea, con el tama?o necesario y la financiaci¨®n suficiente para resultar competitiva a nivel mundial, pareci¨® tener el consenso de los asistentes, aunque a trav¨¦s de las intervenciones de los pol¨ªticos no se apreci¨® una clara voluntad de actuar en esa direcci¨®n.
Para determinar los temas de I+D de dimensi¨®n, y por tanto de inter¨¦s, europeos y asimismo establecer prioridades deber¨ªan poder compararse los ejercicios individuales de prospectiva realizados por los estados miembro. A esta conclusi¨®n se lleg¨® con cierta facilidad, y un buen ejemplo surgi¨® al discutirse la posible contribuci¨®n de la UE en programas de alcance planetario en los que los pa¨ªses europeos no suman esfuerzos, sino que lo hacen a t¨ªtulo individual, perdiendo fuerza frente a otras potencias mundiales.
La ampliaci¨®n de la UE, que desde el punto de vista de la I+D contar¨¢ en breve con m¨¢s de 25 pa¨ªses, puso de manifiesto la necesidad de trabajar en nuevos mecanismos de financiaci¨®n, incluidos aquellos en los que s¨®lo algunos pa¨ªses se implican en su desarrollo. Igualmente, y bas¨¢ndose en los fracasos del pasado, los expertos coincidieron en la necesidad de preservar la absoluta independencia de los ¨®rganos que aconsejan a la Comisi¨®n en temas de I+D.
Mi impresi¨®n es que los pol¨ªticos no expresaron rechazo alguno a que la Comisi¨®n financiara m¨¢s investigaci¨®n b¨¢sica. Esto se puso de manifiesto cuando un representante de la industria destac¨® lo imprescindible de disponer de una s¨®lida base de investigaci¨®n fundamental. Esto llev¨® a una intensa discusi¨®n acerca de la necesidad de financiar centros de excelencia a nivel europeo a¨²n reconociendo las dificultades de identificaci¨®n y selecci¨®n. El problema de la falta de oportunidades para los j¨®venes investigadores se plasm¨® en la sugerencia de los invitados de ofrecerles financiaci¨®n generosa durante per¨ªodos de tiempo suficiente, independientemente de cu¨¢l fuera su situaci¨®n laboral y con el prop¨®sito de que pudieran llevar a cabo sus proyectos de investigaci¨®n m¨¢s all¨¢ de las r¨ªgidas estructuras de la mayor parte de los pa¨ªses de la UE. A ello debe a?adirse la insistencia de algunos de los expertos en cuanto a liberalizar la entrada de cient¨ªficos de otras nacionalidades, copiando la pr¨¢ctica habitual de los EEUU.
La ministra alemana no s¨®lo presidi¨® el debate sino que lo anim¨® implic¨¢ndose en ¨¦l de forma manifiesta. Si la preocupaci¨®n de los ministros tiene continuidad a trav¨¦s de nuevos, y m¨¢s abiertos debates por parte de las sucesivas presidencias de la UE, con la complicidad de la Comisi¨®n, no resultar¨ªa sorprendente que el siguiente programa marco (2002-2005) tuviera unas caracter¨ªsticas muy diferentes de lo que hemos conocido hasta ahora. Ser¨ªa l¨®gico y deseable.
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