La Selectividad: nuevas ideas
Permiso para empezar con algunas preguntas y respuestas pol¨ªticamente incorrectas: ?A la Universidad se accede para aprender o para llegar a ocupar un puesto profesional? Los datos dicen que es mas cierto lo primero que lo segundo, ya que solo m¨¦dicos y algunos ingenieros pueden tener razonablemente garantizado su trabajo al finalizar sus estudios. El resto depende de los talantes y talentos personales que cada uno haya acumulado. ?Se adecua la Universidad a las demandas del mercado? No, cosa que no debe preocupar excesivamente, ya que el mercado muestra que puede prescindir no solo de buenos universitarios, sino de profesionales de 42 a?os, con mas de 20 de experiencia en la empresa, adem¨¢s de reciclar comisarios con 62 a?os. Adaptarse pero no mas all¨¢ de lo razonable. ?Necesita Espa?a 69 universidades y mill¨®n y medio de universitarios? No de forma imprescindible. A menos que est¨¦n dispuestos a considerar el titulo universitario, m¨¢s como un orgullo personal, que como un prerrequisito para su actividad profesional. ?Han hecho algo los profesionales de la Universidad para controlar este desbordamiento num¨¦rico? No, ni aqu¨ª ni en el resto de Europa, pues esto significaba crecer, m¨¢s puestos de trabajo, etc. Por ello hay que reconocer la valent¨ªa y la coherencia intelectual de rectores que, como Pedro Ruiz, empiezan a plantear un curso selectivo que haga de filtro para los alumnos que llegan del bachillerato. ?Qu¨¦ se ha ganado con la masificaci¨®n de universitarios? No mucho. Se ha conseguido que toda ciudad con m¨¢s de 50.000 habitantes tengan su correspondiente centro y que la n¨®mina de funcionarios en las Universidades haya superado todas las previsiones. Aviso para navegantes: el ministro Romay acaba de percatarse de que el incremento en profesores e investigadores no se refleja en las cifras macroecon¨®micas del I+D espa?ol. Me temo que no le faltan razones para la preocupaci¨®n. ?Hay que reformar la selectividad? De arriba abajo; empezando por ignorar los pa?os calientes que anuncia el Ministerio, quien propone que: el expediente acad¨¦mico (absolutamente descontrolado por el Estado) cuente m¨¢s que la prueba de selectividad, la doble correcci¨®n, la subida de nota repitiendo convocatoria y todas las sutilezas, propias de pol¨ªticos, para desenfocar un problema serio a base de hablar de detalles banales y populistas. La cosa es m¨¢s simple y m¨¢s dura. La selectividad es una rev¨¢lida, ¨¦sto es, un mecanismo por el cual se auditan unos conocimientos antes de acceder al siguiente ciclo formativo. Ello no es un desdoro para nuestros excelentes profesores de secundaria, al contrario. Ex¨¢menes de estado existen en toda Europa de una forma u otra y no como aqu¨ª, que con un 4 se supera sin m¨¢s. Un problema distinto es que este proceso de rev¨¢lida se use, adem¨¢s, para poder elegir una carrera u otra. ?Hay problemas en la actualidad para cursar la carrera que uno est¨¢ en condiciones de superar (obs¨¦rvese que no se dice, la que uno quiere)? Muy pocos. En realidad hay mas oferta que demanda para gente preparada. Seg¨²n nuestros estudios, en la Comunidad Valenciana, estar preparado supone a grandes rasgos una nota de selectividad del orden del 6,5. Solo hay algunas excepciones, tales como Medicina (la primera titulaci¨®n que plante¨® el limite de acceso) y en general, el ¨¢rea de salud, donde hay que hacer notar que el incremento de demanda no se acompa?a de un incremento de oferta; Algunas Ingenier¨ªas, no todas, ya que algunas tan reputadas como muy dif¨ªciles acaban aceptando a estudiantes con notas de acceso m¨¢s bien mediocres, con el correspondiente fracaso acad¨¦mico posterior y ciertas carreras de moda, con gran demanda, sin que las ofertas de empleo se correspondan con ello. Al resto de carreras se puede acceder con total tranquilidad, siempre que se haya hecho un bachillerato razonable y una prueba de acceso digna. Lo ¨²nico que hay que pedirle a estos estudiantes es coherencia vocacional y voluntad de estudio. Puesto que el problema de la selectividad se reduce a unas dimensiones mucho menores de lo que manifiesta el ministerio, conviene que la Administraci¨®n se enfrente a los dos verdaderos problemas: a) la presi¨®n que se ejerce sobre ciertas carreras porque se asume que el t¨ªtulo universitario garantiza la salida profesional asociada. b) La calidad del profesorado, la materia que se imparte y el grado de exigencia. Hay que profundizar en esta nueva idea de Pedro Ruiz y otros rectores, acerca de un curso selectivo, al parecer a cargo de las universidades, que ayude a reflexionar a nuestros j¨®venes sobre si su futuro es un titulo superior. Conviene recordar que cosas como ¨¦sta ya se hacen bien cerca de aqu¨ª; por ejemplo en la Polit¨¦cnica de Catalu?a, tras dos a?os sin aprobar las troncales de primer curso y con un an¨¢lisis caso a caso de los fracasos, se aconseja a estos j¨®venes que tomen otros caminos. En otras palabras: seleccionan, lo que no impide a la UPC estar en cabeza del ranking de Universidades y ser un centro incluso con fama de progresista.
Gregorio Mart¨ªn es catedr¨¢tico del Instituto de Rob¨®tica de la Universidad de Valencia.
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