'La Pagoda'
Cuando, desprevenida, abro la primera p¨¢gina de su peri¨®dico del 20 de julio de 1999, en su secci¨®n destinada a Madrid, el estupor m¨¢s absoluto me deja sin capacidad de reacci¨®n. Ante las entra?as descarnadas del edificio Jorba, de Miguel Fisac, s¨®lo me resta llorar. Bajo el ep¨ªgrafe escatol¨®gico que nos anuncia a todos los madrile?os el principio del fin de La Pagoda, se me aclara que las empresas responsables mantuvieron "la confidencialidad" sobre los motivos de la demolici¨®n, y, m¨¢s adelante, en la p¨¢gina 6 se a?ade que el Ayuntamiento autoriza la demolici¨®n de dicha obra.No quiero entrar aqu¨ª en cu¨¢les han sido las causas del atropello o en qui¨¦nes son los responsables de la p¨¦rdida de una obra como la citada. Me preocupa verificar que los irresponsables siempre son los otros y por eso ser¨ªa preciso hacer un llamamiento a la cordura (?cultura?) de los que tienen en su mano la posibilidad de tomar estas decisiones. No es por desgracia la primera vez, ni ser¨¢ la ¨²ltima, en que una obra arquitect¨®nica valiosa es menospreciada como si no tuviera la categor¨ªa de obra de arte. ?Qu¨¦ pensar¨ªamos de la quema intencionada de un cuadro de un autor reconocido con el consentimiento de las autoridades competentes? Yo, desde mi modesta opini¨®n como madrile?a, historiadora del Arte y catedr¨¢tica de ense?anza secundaria, propongo que los responsables de tomar decisiones de este calibre vuelvan de nuevo a la aulas para escuchar y meditar sobre las ense?anzas que ofrece el curr¨ªculum de la LOGSE en relaci¨®n a la conservaci¨®n del patrimonio. Nuestros alumnos saben que no podemos moralmente cercenar el legado art¨ªstico del pasado y desembarazarnos sin m¨¢s de ¨¦l, sencillamente porque no nos pertenece. Nuestra historia, y en particular la de la historia de la arquitectura madrile?a, est¨¢ plagada de ejemplos deplorables como ¨¦ste, pero esto no nos consuela. Por ¨²ltimo quiero destacar mi reconocimiento a la obra menospreciada y mi empe?o por seguir incluy¨¦ndola en mis ense?anzas, en las que a partir de ahora a?adir¨¦ la fotograf¨ªa del maltrecho edificio publicada por EL PA?S, como ejemplo de manifiesto desprecio por nuestro patrimonio art¨ªstico. Espero que las nuevas generaci¨®nes comprendan el mensaje y juzguen en consecuencia.- .
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