La esfera
Hoy, 31 de julio, se fisura el tiempo en dos mitades. A las espaldas quedar¨¢ desprendido el tiempo apelmazado y laboral mientras adelante se inaugura un espacio desahogado sin un ¨¢tomo de tiempo. La causa de que agosto se presente como un mes esf¨¦rico, sin asomo de nubes, obedece a que cualquier sombra de tiempo ha sido exterminada y su ¨¢mbito se compone de espacio puro. Igual que le ocurre al para¨ªso.Que las gentes se aglomeren en las carreteras, pasen fatigas en el viaje y lleguen hambrientas a las urbanizaciones playeras se justifica en la esperanza de alcanzar ese lugar donde las vacaciones son la met¨¢fora de una existencia sin referencias reales, el fin de la cronolog¨ªa.
El tiempo mata, mata como un viento que nos afecta sin ser visto, pero en agosto ni siquiera corre una brisa. El mar barnizado, el cielo de porcelana china, la noche metalizada, componen una realidad donde no se filtrar¨¢ el polvo ordinario que asesina. M¨¢s a¨²n: agosto act¨²a como una c¨¢mara de conversi¨®n que vuelve a la gente m¨¢s guapa, optimista, alocada y libidinosa. La vida se encierra en este pulm¨®n de luz que ma?ana abre las puertas y al que se dirigen millones y millones de seres humanos.
Este es el santuario de la fe. La meca de la ucron¨ªa de nuestro tiempo, la ¨²nica esperanza incluida en el lote de la anualidad dom¨¦stica. Ninguna fecha del a?o posee mayor carga y densidad festiva que este 31 de julio pero, a la vez, tampoco ninguna brinda mayor oportunidad para sentirse intercambiables. Juntos, en cola, en muchedumbres semidesnudas, amontonados en las orillas, rebozados del mismo sopor, la poblaci¨®n toma consciencia de su entra?able simpleza y la igualdad de sus sue?os: el deseo por perdurar y ser pl¨¢cidamente eterno. Echarse en una hamaca y disiparse en la eternidad, ba?arse en las olas y diluirse, hacer cola en un Aquapark y gotear la muerte con el sudor, tomarse un helado e ir derriti¨¦ndose en una blandura de siglos y siglos. Crist¨®bal Col¨®n crey¨®, al descubrir Am¨¦rica, no s¨®lo que hab¨ªa llegado a otra tierra sino tambi¨¦n a otra ¨¦poca postrera y prof¨¦tica. De forma parecida, los veraneantes que hoy o ma?ana avistan el mar de las vacaciones se ilusionan con la evidencia de haber alcanzado otro universo redondeado como un cielo; barato, popular, masivo, pero tan cierto.
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