El Ej¨¦rcito venezolano recela de Ch¨¢vez
El presidente busc¨® hace tres meses el apoyo de los militares para disolver el Congreso
ENVIADO ESPECIALEl enfrentamiento entre Hugo Ch¨¢vez y el Congreso Nacional se encontraba en marzo pasado en su punto m¨¢ximo, y en el horizonte pol¨ªtico se perfilaba un conflicto institucional sin precedentes en Venezuela desde que, en 1992, el hoy presidente tratase de derrocar por las armas al Gobierno de Carlos Andr¨¦s P¨¦rez. En ese clima de tensi¨®n, Ch¨¢vez reuni¨® una ma?ana al Alto Mando del Ej¨¦rcito y le anunci¨® que se propon¨ªa disolver el Congreso, seg¨²n tres fuentes cercanas al jefe del Estado, dos de ellas militares de alta graduaci¨®n. Los oficiales le aconsejaron que no lo hiciera y, correctamente, Ch¨¢vez entendi¨® que no se trataba s¨®lo de un consejo, sino que no dispon¨ªa de un cheque en blanco del Ej¨¦rcito en su escalada de enfrentamiento con las instituciones. Les despidi¨®. Poco despu¨¦s, los diputados ced¨ªan a las pretensiones del presidente, que les hab¨ªa exigido amplios poderes para gobernar por decreto, y la tensi¨®n decreci¨®. El incidente revela un aspecto del conflicto venezolano, oculto hasta ahora por la polarizaci¨®n entre Ch¨¢vez y las fuerzas pol¨ªticas tradicionales, cuya derrota en las elecciones del domingo pasado supuso el fin del sistema pol¨ªtico vigente en este pa¨ªs desde 1961: el Ej¨¦rcito no se encuentra unido tras el presidente, antiguo teniente coronel, como muchos observadores han supuesto; recela de muchas de sus intenciones y, a grandes rasgos, est¨¢ dividido en dos bandos.
Dos bandos
Por una parte, el grupo de 30 o 40 incondicionales que acompa?¨® al hoy presidente en su aventura golpista hace siete a?os (la mayor¨ªa capitanes y mayores), y por otra, el resto de la oficialidad, que en 1992 se enfrent¨® con las armas a Ch¨¢vez, y que ve c¨®mo los militares a los que combati¨® en aquella ocasi¨®n logran ahora ascensos acelerados, muchos contrarios al reglamento, por el simple hecho de su cercan¨ªa al jefe del Estado. El malestar se ha multiplicado en las ¨²ltimas semanas, seg¨²n las fuentes consultadas de ambos grupos. Los signos son cada vez m¨¢s evidentes. El pasado 25 de junio, Ch¨¢vez organiz¨® una parrillada, y en la fiesta se mezclaron cabos con coroneles, corri¨® la cerveza y se contaron chistes subidos de tono, seg¨²n relata uno de los asistentes. Un grupo de generales se mantuvo aparte con gesto adusto, en signo de desaprobaci¨®n. "El presidente no se ve como estadista", asegura la misma fuente, "y act¨²a como teniente coronel, siente desprecio por los generales, porque ¨¦l no lleg¨®, su conducta es muchas veces insolente y desconsiderada, y ya comienza a haber focos de resistencia a todo esto". El general Fernando Ochoa Antich, ministro de la Defensa con Carlos Andr¨¦s P¨¦rez, el presidente que sufri¨® el intento de golpe de Ch¨¢vez, no estuvo presente en aquella fiesta, pero coincide en la apreciaci¨®n. "Tengo informaciones de malestar en las Fuerzas Armadas por el equivocado concepto populista del presidente Ch¨¢vez, contrario a las normas militares". El presidente "no tolerar¨¢ que exista una minor¨ªa de mandos profesionales en el Ej¨¦rcito, y si no consigue que sean chavistas, se los llevar¨¢ por delante". M¨¢s all¨¢ del malestar y la divisi¨®n en el seno del Ej¨¦rcito, Ochoa Antich, que asegura que en tiempos fue buen amigo del presidente, se muestra "consternado" por la situaci¨®n en Venezuela tras las elecciones del domingo pasado, en las que los partidarios de Ch¨¢vez lograron 120 esca?os de los 131 de la Asamblea Constituyente, que, a partir del martes, redactar¨¢ la nueva Carta Magna del pa¨ªs, entre constantes amenazas de disolver el Congreso (que ha tomado un receso para evitar un choque), la Corte Suprema y, en general, las instituciones en las que se basan los reg¨ªmenes democr¨¢ticos, alegando la profunda corrupci¨®n que las corroe. Para Ochoa, "la creaci¨®n de un partido casi ¨²nico compromete las posibilidades de que no haya abusos en el futuro". Su pron¨®stico es sombr¨ªo. "Las instituciones democr¨¢ticas de Venezuela se pueden salvar s¨®lo de dos formas", explica con calma en el amplio sal¨®n de su casa, en un elegante barrio de Caracas. "Que Ch¨¢vez no quiera destruirlas, o que las presiones de la comunidad internacional le frenen. No hay m¨¢s". Pero quiz¨¢ s¨ª haya m¨¢s. El Ej¨¦rcito venezolano no s¨®lo se negar¨ªa a seguir a Ch¨¢vez en una aventura autoritaria, seg¨²n coinciden las fuentes, sino que incluso el grupo de fieles que le acompa?a desde 1992 ha comenzado a distanciarse de ¨¦l, alarmados por la ret¨®rica procubana y excesivamente izquierdista que est¨¢ imprimiendo a su discurso, lo que deja al presidente sin apoyos s¨®lidos en la instituci¨®n militar. Este grupo de oficiales, hist¨®ricamente fiel a Ch¨¢vez, anud¨® lazos de amistad durante los a?os en los que el Ej¨¦rcito combati¨® y derrot¨® militarmente a la guerrilla hasta principios de los a?os setenta, y ve con recelo c¨®mo muchos de los que entonces consider¨® enemigos conforman ahora el grupo de operadores pol¨ªticos con los que el presidente trata de dominar las instituciones venezolanas. Algunos de ellos, ex guerrilleros o simpatizantes, han resultado electos a la Asamblea Constituyente. "Se trata de marxistas radicales que se han subido al carro", seg¨²n un alto oficial de este grupo de antiguos fieles a Ch¨¢vez, que considera que el presidente se ha desviado de las l¨ªneas program¨¢ticas por las que le apoyaron en el golpe de 1992. Adem¨¢s de su inclinaci¨®n cada d¨ªa m¨¢s evidente hacia un izquierdismo procubano, la tendencia de Ch¨¢vez a "llevar la pol¨¦mica al seno del Ej¨¦rcito; peor a¨²n, a poner a polemizar a las Fuerzas Armadas con la sociedad, es muy peligrosa", considera la misma fuente. El ¨²ltimo episodio se dio esta misma semana, el mi¨¦rcoles, cuando el presidente utiliz¨® terminolog¨ªa militar para atacar violentamente a sus enemigos en un discurso p¨²blico ante oficiales del Ej¨¦rcito, que aspiran a unas Fuerzas Armadas profesionales y alejadas de la lucha pol¨ªtica. "Lanzamos un ataque coordinado el a?o pasado", dijo Ch¨¢vez en el discurso de la pol¨¦mica. "Hemos explotado el ¨¦xito, y ahorita estamos en la persecuci¨®n. Las hordas adversarias andan casi desaparecidas, huyendo, escondi¨¦ndose en las sombras, buscando sus ¨²ltimos reductos, refuerzos y l¨ªderes que no tienen".
El heredero de Fidel Castro
Durante la ceremonia de toma de posesi¨®n de Hugo Ch¨¢vez, en febrero pasado, el presidente cubano, Fidel Castro, sac¨® una peque?a libreta y, de forma ostensible, se puso a tomar notas. Un gesto que no pas¨® inadvertido a los militares fieles al presidente venezolano, y que les preocup¨® profundamente, pues consideran que el teniente coronel al que apoyaron en su intento de golpe de Estado de 1992 se aleja cada vez m¨¢s de ellos para entregarse en manos de la izquierda m¨¢s radical de Venezuela. "Fue deliberado", considera un militar cercano al presidente que comparte su preocupaci¨®n con otros compa?eros. "Castro le est¨¢ diciendo a Ch¨¢vez: "T¨² eres el designado". Eso es lo que nosotros entendimos". La impresi¨®n se ha acentuado desde entonces, pues en los discursos de Ch¨¢vez ante sus seguidores, tres en la ¨²ltima semana y media, cada vez que el presidente nombra al l¨ªder de la revoluci¨®n cubana, la multitud prorrumpe en gritos de apoyo. Los militares, incluso los m¨¢s fieles al mandatario venezolano, que durante a?os combatieron con numerosas bajas a la guerrilla de este pa¨ªs, apoyada m¨¢s o menos expl¨ªcitamente por La Habana, se revuelven inc¨®modos. El viaje de Ch¨¢vez a La Habana, donde fue acogido calurosamente, acab¨® de cuajar el temor de que el presidente venezolano termine por acercarse en exceso al r¨¦gimen cubano, a pesar de las advertencias en contra de esa idea que le hace el propio Castro, seg¨²n un antiguo colaborador del presidente. "Hugo, ve despacio, no te apresures", le recomend¨® el l¨ªder cubano a Ch¨¢vez durante aquel viaje.
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