"La Pagoda" y Noches del Cupl¨¦
La Pagoda y Noches del Cupl¨¦, dos emblem¨¢ticos lugares de Madrid v¨ªctimas de la especulaci¨®n del terreno. "En este viejo rinc¨®n de Madrid, la violinista y cantante Olga Ramos, con su arte, mantiene vivo el cupl¨¦". As¨ª reza la placa que puso el Ayuntamiento en la fachada del n¨²mero 57 de la calle de la Palma.Quisiera hacer patente mi agradecimiento a cuantos han manifestado su adhesi¨®n y sentimientos ante la desaparici¨®n del emblem¨¢tico local Noches del Cupl¨¦. Debido seguramente a nuestra discreci¨®n, no ha quedado muy claro qu¨¦ motivos nos han obligado a cerrar. Durante muchos a?os, los propietarios del edificio lo hab¨ªan abandonado, y por eso el Ayuntamiento inst¨®, con toda la raz¨®n, a su rehabilitaci¨®n. En eso, los pocos inquilinos que qued¨¢bamos estuvimos de acuerdo. Lo que no sab¨ªamos es que, con la disculpa de estas obras, la pretensi¨®n del casero era desalojar la finca y proceder a su reforma con fines lucrativos.
La actuaci¨®n de los "intermediarios" enviados por la propiedad para lograr sus fines ha sido la pesadilla m¨¢s espantosa que he padecido nunca. Si estuvi¨¦semos en Estados Unidos hubiera demandado a cierto arquitecto por da?os morales.
Un viernes de mayo por la tarde, y con el local lleno, procedi¨® a tapiar nuestra cocina, repleta de alimentos, y el bar. Otro viernes se neg¨® a dejar libre la salida de emergencia, sellando todas las v¨ªas de evacuaci¨®n, lo que nos oblig¨® a cerrar, decisi¨®n que tom¨¦ de forma voluntaria y responsable.
Otro viernes recibimos del arquitecto cuatro telegramas intimidatorios en los que se nos anunciaba que el lunes 5 de julio entrar¨ªa con los servicios municipales de extinci¨®n de incendios para proceder a colocar los apeos, ya que el edificio corr¨ªa serio peligro de derrumbamiento y se encontraba en situaci¨®n de emergencia.
S¨®lo aparecieron un par de obreros que inmediatamente procedieron a cambiar los candados y desmontar el escenario
Quince d¨ªas despu¨¦s, a¨²n no se hab¨ªa colocado ning¨²n puntal en el local y en el edificio todav¨ªa segu¨ªan viviendo algunos vecinos.
Lo m¨¢s triste del caso es que en ning¨²n momento perdimos las esperanzas de que se apuntalara la sala de forma tal que no se impidiese la visibilidad del p¨²blico y que, tras una breve pausa, pudi¨¦semos regresar con nuestro habitual espect¨¢culo de m¨²sica de cupl¨¦. Incluso un t¨¦cnico del Ayuntamiento opin¨®, con toda l¨®gica, que, con buena voluntad, todo podr¨ªa resolverse.
Quisiera aclarar que el local no se ha cerrado por ninguna orden gubernativa, aunque tampoco se haya hecho nada por evitarlo.
A diferencia de lo que ha ocurrido lamentablemente con La Pagoda, esto tiene soluci¨®n, pues el espect¨¢culo puede continuar.
De cualquier manera, con o sin ayuda, las Olgas seguiremos luchando y hemos de conseguir un rinc¨®n donde madrile?os y visitantes de nuestra ciudad puedan seguir disfrutando de este espect¨¢culo ¨²nico.
S¨®lo me queda aclarar que escribo esta carta sin autorizaci¨®n materna y que la responsabilidad de cuanto en ella digo es s¨®lo m¨ªa.-
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