El mecanismo constitucional del relevo

La Constituci¨®n rusa determina que el candidato a primer ministro propuesto por el presidente debe ser elegido por la mayor¨ªa de los 450 diputados de la Duma, es decir, 226. ?sta es la cifra m¨¢gica que debe alcanzar Vlad¨ªmir Putin para, probablemente el pr¨®ximo lunes, convertirse en el quinto jefe de Gobierno que ha tenido el pa¨ªs m¨¢s extenso del planeta en 17 meses.Si Putin no es aceptado a la primera, Yeltsin puede volver a presentarle hasta un m¨¢ximo de tres veces, a ¨¦l o a cualquier otro candidato. Tres rechazos consecutivos determinan la disoluci¨®n de la C¨¢mara y la convocatoria de elecciones anticipadas. En ese intervalo, el presidente puede nombrar un primer ministro interino o mantener como tal a su candidato.

En circunstancias normales, la distribuci¨®n de fuerzas en la Duma har¨ªa muy improbable, que fuese aceptado el candidato de Yeltsin. Los comunistas y sus aliados, mayoritarios en la C¨¢mara y enemigos ac¨¦rrimos del presidente, deber¨ªan hacer valer el peso de su n¨²mero y su oposici¨®n.

La Duma ha dado muestras en el pasado de cuales son los l¨ªmites de su resistencia. Cuando Yeltsin se deshizo de V¨ªktor Chernomirdin en marzo de 1998, la C¨¢mara vot¨® por dos veces en contra del casi desconocido candidato al relevo, Sergu¨¦i Kiriyenko, que ten¨ªa entonces 35 a?os. Tan s¨®lo en la tercera votaci¨®n, y ante la amenaza de disoluci¨®n, la Duma pas¨® por el aro.

El siguiente mes de agosto, Kiriyenko (apodado El Breve) fue echado sin contemplaciones del Gobierno. Cuando Yeltsin pretendi¨® sustituirle por Chernomirdin, los comunistas, al grito de !basta ya!, se plantaron y votaron en contra de quien consideraban c¨®mplice de Yeltsin en los desastres pol¨ªticos y econ¨®micos de los a?os anteriores. Ni la amenaza de disoluci¨®n de la Duma bast¨® entonces para quebrar la voluntad de los diputados.

El presidente, en su momento m¨¢s bajo de popularidad y debilitado f¨ªsicamente, cedi¨® y present¨® un candidato de consenso, el ex ministro de Exteriores Yevgueni Primakov. Pese a todas las promesas, nadie le defendi¨® cuando Yeltsin le despidi¨® de forma humillante. Peor a¨²n, los diputados votaron a Stepashin por abrumadora mayor¨ªa, pensando sobre todo en conservar sus esca?os, y temiendo lo que pudiera estar cavilando Yeltsin para demostrar que segu¨ªa al mando.

Nada ha cambiado desde entonces, excepto que las elecciones est¨¢n un poco m¨¢s cerca y que a nadie, salvo a los propios diputados, perjudicar¨ªa que, despu¨¦s de tres rechazos a Putin, Yeltsin disolviese la C¨¢mara. Por eso, la hip¨®tesis m¨¢s probable es que Putin sea aceptado a la primera, o a la segunda si es que la C¨¢mara quiere salvar al menos la cara.