Un para¨ªso escondido entre acantilados
Nadie lo sabe. Es un secreto. Y "no conviene" que se extienda, bromea el patr¨®n del barco. El caso es que el segmento formado entre la inmensa playa de las salinas de Cabo de Gata (Almer¨ªa) y el pueblo pesquero de San Jos¨¦ deja una tercera l¨ªnea imaginaria trazada desde ambos n¨²cleos hacia un conjunto de calas y curvaturas caprichosas de la costa, desconocidas por la mayor¨ªa de la gente. Ese tri¨¢ngulo m¨¢gico entre las salinas, San Jos¨¦ y los acantilados rocosos que unen las dos zonas deja este ¨²ltimo v¨¦rtice protegido desde tierra. La orograf¨ªa del terreno y la imposibilidad de acceso f¨¢cil por lo escarpado de la zona han convertido peque?as playas como Cala Chica, Cala Grande, Playa del Barronal o Cala Carb¨®n en aut¨¦nticos para¨ªsos liberados de invasiones masivas de turistas. Los ba?istas que acuden a ellas lo hacen a conciencia, pertrechados con ba?ador y botas de monta?a para disfrutar de arenales v¨ªrgenes tras un paseo de varios kil¨®metros. Sin embargo, las posibilidades de poder disfrutar desde el mar de la gozada visual que conforma este trozo de litoral, semiescondido y semiaccesible, sorprenden al visitante con una imagen y perspectiva del parque mar¨ªtimo-terrestre tan exuberante como ins¨®lita. "Lo que suscita esta actividad es una sensaci¨®n de descubrimiento, de hacer a quien sube al barco protagonista y descubridor de lo que ve", explica Juan Jos¨¦ del ?guila, patr¨®n del barco de Ocio y Mar, empresa de la que forma parte para culminar su sue?o personal: ense?ar al mundo las maravillas naturales del parque desde su propio barco. Lo que empez¨® de manera familiar y en una peque?a embarcaci¨®n all¨¢ por 1993 es hoy una consolidada oferta tur¨ªstica dentro del parque natural que sirve para explicar su historia iniciada hace 15 millones de a?os. El impresionante colorido de los distintos estratos que conforman los acantilados -indicador de los siglos de formaci¨®n que separan un color de otro- dibuja un cuadro impresionista de columnas bas¨¢lticas y materiales fundidos en la zona volc¨¢nica. El crucero, al partir desde el puerto deportivo de San Jos¨¦, encara al visitante con la bah¨ªa de Los Genoveses y con el llamado morr¨®n del mismo nombre, zona de reserva integral marina (m¨¢xima protecci¨®n dentro del agua). Tras seguir la l¨ªnea de la costa una sucesi¨®n de calas -con mayor o menor grado de accesibilidad, siempre a pie- se avista la playa del Barronal. "Es la cala oficial nudista del parque. Su nombre lo recibe de los barrones, los ¨¢rboles que hay en primera l¨ªnea", comenta el gu¨ªa. A modo de intermedio de las dos horas de ruta mar¨ªtima, una parada excepcional en un recoleto acantilado con playa de cantos rodados: Cala de la Vela Blanca, la ¨²nica a la que s¨®lo se accede v¨ªa mar¨ªtima. "El ba?o en Vela Blanca gusta much¨ªsimo a la gente. Es un privilegio ba?arse en un lugar as¨ª". Al regreso a puerto, los comentarios entre la clientela de Ocio y Mar se disparan por el entusiasmo ante tanta maravillan natural. "Es distinto verlo desde el mar a verlo desde dentro", asegura Manolo, bi¨®logo sevillano de 29 a?os. Su acompa?ante, Eva, de 28, comparte el mismo entusiasmo: "Hay algunos puntos impresionantes, las calas son preciosas". El crucero de Ocio y Mar ofrece, a cambio de las 2.500 pesetas que cuesta el recorrido para adultos, una clase magistral de geolog¨ªa, s¨®lo hay que abrir los ojos; biolog¨ªa, por las especies que habitan el lugar; geograf¨ªa, la Punta Baja o G¨¦nova, el cabo geogr¨¢fico m¨¢s al sureste de Espa?a, tambi¨¦n se visita; y ecol¨®gica porque, de seguro, tras la experiencia, del barco s¨®lo bajan ecologistas convencidos.
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