Reich-Ranicki define a Hitler y Mann como s¨ªmbolos alemanes
Publicadas las memorias del influyente cr¨ªtico literario germano
Adolf Hitler y Thomas Mann son los dos nombres que simbolizan las dos posibilidades de ser alem¨¢n en este siglo. Si Alemania olvida o suprime uno de estos dos s¨ªmbolos, las consecuencias podr¨ªan ser "desastrosas". As¨ª opina el poderoso cr¨ªtico literario Marcel Reich-Ranicki en sus memorias, que han salido a la venta esta semana (Marcel Reich-Ranicki. Mein Leben. Deutsche Verlags-Anstalt. Stuttgart). En ellas defiende el deber del cr¨ªtico literario de influir en el gusto del lector.
Reich-Ranicki, cuyo veredicto puede llevar al estrellato o hundir en la miseria a un autor, es una instituci¨®n en la vida cultural alemana. Su programa televisivo El cuarteto literario, que inici¨® en 1988, se convirti¨® en el gran ejemplo de que es posible presentar a los telespectadores obras literarias de calidad y hacerlo de forma interesante. Implacable hasta consigo mismo, Reich-Ranicki define sus temidos veredictos como "muy superficiales", por el poco tiempo disponible para cada libro. No obstante, opina que la influencia sobre el lector es uno de los deberes del cr¨ªtico literario, hoy m¨¢s que en el pasado.La biograf¨ªa de Reich-Ranicki es un importante documento de la vida literaria de Alemania, especialmente en el periodo que va desde la posguerra hasta la actualidad. Es tambi¨¦n un testimonio de la azarosa vida de un jud¨ªo polaco de cultura alemana que, en 1958, respondiendo a una pregunta de G¨¹nter Grass, dijo sentirse "medio polaco, medio alem¨¢n y un jud¨ªo total". Con sentido del humor y una prosa fresca y f¨¢cil de leer, Reich-Ranicki analiza una trayectoria que comenz¨® en la ciudad de Wloclawek, donde naci¨® en 1920, en el seno de una familia jud¨ªa que se traslad¨® a Berl¨ªn en 1929.
En su existencia de escolar amante de la literatura alemana, Reich-Ranicki experiment¨® la atm¨®sfera de progresiva opresi¨®n de los jud¨ªos en Berl¨ªn. En 1938 fue encarcelado y deportado a Polonia, y desde 1940 vivi¨® en el gueto de Varsovia. Ingres¨® en el partido comunista, sirvi¨® en los servicios secretos polacos y fue enviado a Londres con cobertura diplom¨¢tica. En 1958 se traslad¨® a Alemania, donde fue cr¨ªtico del semanario Die Zeit entre 1960 y 1973, y dirigi¨® despu¨¦s el suplemento literario del Frankfurter Allgemeine Zeitung.
La galer¨ªa de personajes que desfilan por estas memorias va desde Bertolt Brecht hasta Hans Magnus Enzensberger, y abarca tambi¨¦n a protagonistas de la historia pol¨ªtica y social del pa¨ªs. Los juicios de Reich-Ranicki son implacables. A Enzensberger, de quien alaba su talento po¨¦tico, le llama "b¨¢rbaro" por no haber incluido unas baladas en una antolog¨ªa de Schiller. Con tono lapidario, el escritor afirma, no sin orgullo, que nunca dedic¨® una sola l¨ªnea a Ernst J¨¹nger. "Su obra me es ajena", dice, refiri¨¦ndose a este autor que tuvo v¨ªnculos con el nacional-socialismo.
El cr¨ªtico dice haber aprendido que la cr¨ªtica literaria significa correr riesgos y no dejarse intimidar por los nombres famosos. Reconoce, sin embargo, haber tenido dudas a la hora de emitir su juicio sobre Thomas Bernhard por miedo a no estar a la altura de su prosa y haberse negado durante a?os, por las mismas razones, a pronunciarse sobre Kafka. Tambi¨¦n admite haberse equivocado al mostrarse esc¨¦ptico cuando G¨¹nter Grass le cont¨® su argumento para El tambor de hojalata. El cr¨ªtico saca conclusiones: ideas grandes y originales producen a veces libros p¨¦simos, y motivos que parecen absurdos pueden convertirse en fant¨¢sticas novelas.
Babelia
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