La dignidad de una vuelta al ruedo
El toreo se ha devaluado tanto que una de sus virtudes fundamentales, la dignidad, anda por los suelos. No es que tal cosa sea noticia en los tiempos que corren, pero resulta penosa su costataci¨®n en una plaza como la Real Maestranza, y de la mano de tres j¨®venes aspirantes a la gloria. Pero estas criaturas aprenden de lo que hay, y el espect¨¢culo actual de este negocio es para mirar hacia otro lado.Jos¨¦ Luis Trivi?o y Antonio Fern¨¢ndez Pineda dieron vueltas al ruedo sin merecimiento alguno; Curro Javier lo intent¨® en su primero, pero alguien con cordura le dir¨ªa "?d¨®nde vas, ni?o?". Pero no quiso ser menos y su deseo se cumpli¨® en el ¨²ltimo y tambi¨¦n se marc¨® contento. No es que se hundan los cimientos de la tauromaquia por estos gestos, pero dicen muy poco de sus protagonistas. Adem¨¢s tampoco est¨¢ bien burlarse de los turistas y hacerles creer que se han hecho merecimientos para un premio, cuando lo que se ha ganado es una seria reprimenda.
Hern¨¢ndez / Trivi?o, Fern¨¢ndez, Javier
Novillos de Herederos de F¨¦lix Hern¨¢ndez Barrera, bien presentados y desiguales de juego; muy nobles y manejables 1? y 2?.Jos¨¦ Luis Trivi?o: pinchazo y casi entera (vuelta por su cuenta); pinchazo y casi entera (silencio). Antonio Fern¨¢ndez Pineda: estocada delantera -aviso- y dos descabellos (vuelta por su cuenta). Estocada (vuelta por su cuenta). Curro Javier: estocada baja (ovaci¨®n). Estocada (vuelta). Plaza de la Maestranza, 22 de agosto. Un cuarto de entrada.
Pero la dignidad, dicho queda, no es un valor en alza en el toreo de hoy. Si la hubiera, a esta fiesta no la conoc¨ªa ni quien la invent¨®. Pero la modernidad tiene, a veces, estas cosas: que lo que antes era un lujo -una vuelta en Sevilla- hoy lo hace cualquiera despu¨¦s de tres trapazos y de demostrar que de torero, s¨®lo muchos sue?os y casi todos roncados.
El caso del albacete?o Trivi?o es claro como el agua. Tiene todo el derecho a su inexperiencia, incluso a su falta de condiciones toreras, pero no es de recibo su actuaci¨®n ante el primer novillo. Conmovedor se llamaba y se fue con las orejas colgando al desolladero. Una pena para el aficionado y una desgracia para el novillero. Lo cierto es que le toc¨® un bomb¨®n y se le derriti¨® sin saborearlo apenas. Trivi?o estuvo voluntarioso, es verdad, pero demasiado insulso. Recibi¨® a su primero con una larga cambiada, a porta gayola, pero que en realidad fue en los medios, y perdi¨® el capote; despu¨¦s, lo veronique¨® con m¨¢s voluntad que acierto. Mejor¨® en un quite por chicuelinas y lo emborron¨® todo con la muleta. No le cogi¨® el aire a un novillo de calidad excepcional que no dejaba de embestir con recorrido y fijeza mientras el torero daba pases y m¨¢s pases entre el aburrimiento general. A pesar de que su oponente se le fue, literalmente, se marc¨® una vuelta al ruedo entre la sorpresa de un par de aficionados que hab¨ªa en la plaza. En el otro no pudo darla porque el novillo, violento y modesto, s¨®lo le permiti¨® poner de manifiesto sus carencias. Fern¨¢ndez Pineda se pic¨® con su compa?ero y se dio dos vueltas, una en cada toro. Se march¨® tan pancho a su casa, convencido, quiz¨¢, de que hab¨ªa hecho algo grande. Pineda tiene pinta de torero ortodoxo pero la fibra y el genio se los dej¨® en el hotel. Es innegable que torea bien, pero su primer novillo, blando, tambi¨¦n se fue con las orejas en su sitio.
Curro Javier alberga cualidades para el toreo. Se luci¨® con el capote en su primero y con la muleta quiso pero el novillo no colabor¨® porque era un inv¨¢lido. En ¨¦ste y en el ¨²ltimo derroch¨® ganas y su labor result¨® vibrante aunque de escaso movimiento.
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