El nuevo muro de Berl¨ªn
A pesar de la reunificaci¨®n del pa¨ªs, los trabajadores del este y el oeste de Alemania tiene distintos derechos
El traslado a Berl¨ªn enfrenta al Gobierno alem¨¢n con un embarazoso problema: los restos del muro que cay¨® hace diez a?os no s¨®lo siguen separando el este y el oeste del pa¨ªs, sino a los colegas de los ministerios. Por la misma labor, los funcionarios reci¨¦n llegados del oeste cobran un sueldo occidental, y los otros, los que no se han movido del este, reciben un 13,5% menos y trabajan una hora m¨¢s. La situaci¨®n afecta a los departamentos gubernamentales situados en el antiguo Berl¨ªn este (que son la mayor¨ªa) y envenena el clima laboral en v¨ªsperas de que el Gobierno comience a funcionar a pleno ritmo en septiembre.El problema de la desigualdad salarial entre el este y el oeste no es nuevo, pero el traslado a Berl¨ªn lo ha agudizado al provocar la convivencia de privilegiados y discriminados en los mismos despachos. Al margen de su posici¨®n en las n¨®minas, muchos son partidarios de tomar medidas urgentes para evitar que los ministerios de Berl¨ªn se conviertan, desde su estreno, en nido de envidias y complejos de culpabilidad.
"No puedo mencionar el tema delante de mi secretaria porque se sube por las paredes", dice un alto funcionario, que busca una soluci¨®n para las desigualdades en su departamento. El funcionario, del que dependen 35personas afectadas por el problema, calcula que ¨¦ste perjudica a un conjunto de mil empleados de la Administraci¨®n federal. "No es una cifra muy grande y se podr¨ªa buscar una soluci¨®n si no fuera porque equiparar los sueldos crear¨ªa un precedente para las administraciones regionales y para los funcionarios federales que trabajan en los l?nder, y eso obligar¨ªa a igualar los sueldos de un mill¨®n de personas", dice. "Sin contar las se?ales que eso dar¨ªa al sector privado".
El problema es inoportuno para el canciller Gerhard Schr?der, que va a poner en pr¨¢ctica un plan de recortes presupuestarios. El mantenimiento de las diferencias salariales contradice, adem¨¢s, el esp¨ªritu de fusi¨®n de las dos Alemanias con la que Schr?der quiere asociar el traslado de la Administraci¨®n federal a Berl¨ªn.
Desde la reunificaci¨®n de Alemania, en la Administraci¨®n rigen dos convenios colectivos con los sindicatos. Uno de ellos aplica la tarifa Este en el territorio que estaba al otro lado del muro, incluido Berl¨ªn este; el otro aplica la tarifa occidental. Con el tiempo, las desigualdades se han reducido a un ritmo aproximado de un 1% por a?o. Como no existe un calendario de equiparaci¨®n de salarios, el acortamiento de las distancias depende de las negociaciones anuales con los sindicatos, que en el este son m¨¢s d¨¦biles que en el oeste.
De los 15 ministerios del Gobierno federal, todos tienen, o bien su sede central o bien una cabeza de puente en el este de Berl¨ªn, con excepci¨®n de Interior, Ayuda al Desarrollo y Defensa. El encargado de negociar los convenios colectivos para la Administraci¨®n p¨²blica es el Ministerio del Interior, y en medios gubernamentales se le reprocha no ser sensible al problema de las desigualdades laborales "por estar bien establecido en el oeste de Berl¨ªn". La desigualdad resulta dif¨ªcil de soportar en el Ministerio de Justicia, que tiene un departamento en el este y otro en el oeste de Berl¨ªn. De los 400 funcionarios que trabajan en el este, 50 cobran la tarifa Este, mientras los reci¨¦n llegados de Bonn cobran su tarifa occidental.La tarifa Este, que afecta a quienes han sido y son contratados en el este del pa¨ªs, es una r¨¦mora para el futuro, opina el alto funcionario gubernamental.
A diferencia del Gobierno, el Bundestag ha encontrado una soluci¨®n ingeniosa para superar las diferencias de n¨®mina. Pese a que sus empleados ocupan edificios situados en el este de Berl¨ªn, todos tienen su domicilio laboral en el Reichstag, y este edificio est¨¢ fuera del radio de acci¨®n de la implacable tarifa+ Este.
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