Los paramilitares colombianos asesinan a decenas de civiles en la frontera con Venezuela
"?Qu¨¦ podemos hacer?, cruzarnos de brazos y esperar a ver qui¨¦n viene a matarnos". As¨ª, con total desesperanza, expres¨® un campesino de m¨¢s de 70 a?os la impotencia de los que viven en las zonas donde paramilitares y guerrilla luchan por el control del territorio. Esa batalla cost¨® la vida al menos a 40 civiles -los testigos aseguran que son m¨¢s de 50- el pasado fin de semana. El escenario fue la regi¨®n del Catatumbo, en la frontera con Venezuela, y los asesinos, como ocurre en la mayor¨ªa de los casos, fueron los paramilitares de las Autodefensas Campesinas de C¨®rdoba y Urab¨¢ (ACCU).
Hace dos semanas, el defensor del pueblo de esta zona de la provincia de Norte de Santander, Iv¨¢n Villamizar, denunci¨® que a finales de mayo los paramilitares llegaron para disputar el terreno a la guerrillas de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), el Ej¨¦rcito Nacional de Liberaci¨®n (ELN) y el Ej¨¦rcito Popular de Liberaci¨®n (EPL), que desde hace a?os est¨¢n en esa zona rica en petr¨®leo y cultivos de coca. En dos meses, los paramilitares de ultraderecha asesinaron a 90 personas y generaron un ¨¦xodo de m¨¢s de 3.000 campesinos.Ayer, Villamizar, enfadado y cansado, recrimin¨® a polic¨ªa y Ej¨¦rcito que, a pesar de sus advertencias, "no han hecho nada" para evitar la nueva matanza. El jueves pasado, tras el secuestro del obispo de Tib¨², Jos¨¦ de Jes¨²s Quintero -quien supuestamente est¨¢ en manos del EPL-, el presidente colombiano, Andr¨¦s Pastrana, viaj¨® a C¨²cuta, capital de la provincia, y presidi¨® un consejo de seguridad. Pero nada se hizo para evitar la nueva masacre: 50 hombres armados llegaron el viernes durante la noche a la zona rural del municipio de Tib¨², recorrieron varias aldeas, sacaron de sus casas a los que, seg¨²n ellos, colaboran con la guerrilla, les ataron las manos a la espalda, se los llevaron y, a lo largo del camino hacia la pr¨®xima aldea, iban tirando los cad¨¢veres.
Las im¨¢genes ya las conoce el pa¨ªs de memoria: cuerpos tirados en el suelo sobre s¨¢banas y rodeados por cuatro velas; madres, padres e hijos destrozados por el dolor, y amigos con la mirada vac¨ªa como si hubieran gastado ya todas sus l¨¢grimas. Uno de los m¨¢s desesperados ayer era Aurelio Valbuena, de 74 a?os. Hace apenas un mes, la guerrilla mat¨® a su hijo mayor; este fin de semana, los paras le quitaron a su otro hijo. Con palabras atropelladas y enredado por la angustia, cont¨® a los periodistas que se va del pueblo, no sabe a d¨®nde, a "empezar de nuevo". Esta nueva escalada paramilitar se da cuando, desde frentes hasta hace poco inimaginables, se pide un debate serio y p¨²blico sobre el papel de las Fuerzas Armadas y la guerra sucia. La pol¨¦mica empez¨® a ra¨ªz de las columnas de Francisco Santos, editor general del diario El Tiempo, y de Rafael Pardo, ex ministro de Defensa, sobre el asesinato del periodista y humorista Jaime Garz¨®n , hace 10 d¨ªas en Bogot¨¢. A Garz¨®n lo mat¨® "la extrema derecha militar", dijo el primero, y el segundo habl¨® de la desconfianza que generaba en los cuarteles la tarea de mediador de secuestros que realizaba Garz¨®n.
Despu¨¦s de afirmar que la pol¨¦mica no puede suponer el cuestionamiento de la "integridad de la instituci¨®n militar", el editorial del diario El Tiempo dice: "La identidad y solidaridad con la fuerza p¨²blica no es, ni debe ser, ciega o incondicional", ni sustraerse a la fiscalizaci¨®n p¨²blica. Este diario enumera los ¨²ltimos casos de barbarie en que han estado involucrados militares, como el asesinato del dirigente conservador ?lvaro G¨®mez, o el del empresario muerto por una banda de secuestradores dirigida por un coronel.
El editorial de El Espectador asegura que no puede confundirse el apoyo indispensable a las Fuerzas Armadas con la "cr¨ªtica seria y el debate abierto", y se refiere a otro hecho pol¨¦mico: la decisi¨®n de enviar a la justicia penal militar el caso del general Jaime Usc¨¢tegui, acusado de no hacer nada para evitar una masacre paramilitar que dej¨® m¨¢s de 40 muertos en Mapirip¨¢n, provincia del Meta, cuando el hecho tiene que ver con delitos de lesa humanidad.
Incertidumbre
En medio de la creciente sensaci¨®n de que el pa¨ªs se desmorona por tantos males no atajados a tiempo, se sigue con inter¨¦s la gira del responsable de la pol¨ªtica antidrogas de EEUU, Barry MacCaffrey, por los pa¨ªses vecinos. Los movimientos de tropas extranjeras al otro lado de las fronteras colombianas no dejan de causar malestar e incertidumbre en Bogot¨¢.Ricardo Vargas, investigador especializado en los cultivos ilegales, insiste en que algo est¨¢ ocurriendo en la provincia del Putumayo, en el sur del pa¨ªs, frontera con Ecuador y Per¨². Vargas indica varios s¨ªntomas: el refuerzo de la presencia militar peruana en la frontera, con m¨¢s de 2.000 soldados; la formaci¨®n en la regi¨®n de varios batallones militares colombianos, entre otros, el nuevo comando antinarc¨®ticos asesorado por EEUU, y el hecho de que el Putumayo amaz¨®nico sea un lugar estrat¨¦gico en la conexi¨®n de la frontera peruana y ecuatoriana con las principales zonas de seguridad de la guerrilla. "Una acci¨®n estrat¨¦gica contra la insurgencia debe contemplar el cierre de este corredor", dice Vargas .
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.