Licenciado Jerem¨ªas
Si el mundo se hubiera acabado a su debido tiempo y Geremi compareciera a Juicio Final, sin duda presentar¨ªa en su defensa algunos recortes de peri¨®dicos de los ¨²ltimos d¨ªas. Entre otras m¨²sicas celestiales, la acusaci¨®n privada tendr¨ªa que tragarse soflamas como ¨¦stas: La noche de Geremi, El Crack, La estrella de la pretemporada.Conviene aclarar que visto a su tama?o natural apunta varias de las cualidades que siempre han distinguido a los futbolistas auxiliares, esos honrados subalternos que se encargan de las tareas de limpieza y mantenimiento. Sin la m¨¢s m¨ªnima sombra de iron¨ªa conviene decir que, adem¨¢s de revelarse como una s¨®lida alternativa a cualquiera de los dos centrales, puede desempe?ar sin apreturas las obligaciones que siempre se atribuyeron al volante-tap¨®n o medio-matraca. Es m¨¢s, si valoramos el ejemplo de los ilustres Pizo G¨®mez y Javier Villarroya podemos garantizarle un brillante futuro como int¨¦rprete del f¨²tbol de churrer¨ªa y, por el mismo precio, garantizarnos un emotivo espect¨¢culo de palo, sudor y aceite. Animado por los aplausos de ese p¨²blico tan sensible a los toreros tremendistas y a los jugadores de resoplido, no s¨®lo podr¨ªa encargarse de la noble tarea de administrarle al enemigo la primera patada, sino tambi¨¦n, tiembla Rivaldo, de perpetrar la segunda, la tercera y la cuarta.
En previsi¨®n de que la Geremiman¨ªa se convierta en un fen¨®meno social de largo alcance es imprescindible que nos adelantemos a la curiosidad popular y tratemos de documentar, en nombre de geremi¨®logos, geremialistas y geremilitantes, el historial de la nueva perla como paso previo a la fundaci¨®n del C¨ªrculo Cultural de Amigos de Geremi.
A sus esplendorosos veinte a?os este muchacho de f¨ªsico tosco y molla bru?ida fue el palad¨ªn de los seguidores del famoso club camerun¨¦s Racing de Bafoussam, muy conocido en Bafoussam. Luego viaj¨® a Am¨¦rica para predicarle a la afici¨®n de Cerro Porte?o de Paraguay, muy prestigioso en Paraguay. Poco despu¨¦s, con l¨¢grimas en los ojos y por comprensibles razones de solidaridad, o m¨¢s exactamente por quince millones de pesetas, los directivos locales decidieron transferirle a la meca del f¨²tbol: lo vendieron al Glen?erbiligi turco, muy celebrado en Torremocha del Campo.
Fue entonces cuando comenz¨® la segunda mitad de la carrera de El B¨²falo de Bafoussam. Aunque sabemos que en su primera temporada marc¨® cuatro goles, coincidi¨® con Toshack y fue elegido mejor jugador extranjero, sus bi¨®grafos nos han ocultado el balance de su equipo en la segunda y definitiva. No les servir¨¢ de nada; despu¨¦s de sobornar a media docena de esp¨ªas hemos conseguido saber que el Glen?erbiligi logr¨® el octavo puesto con un espl¨¦ndido balance capic¨²a: doce partidos ganados, diez empatados y doce perdidos, que se corresponden con 49 goles a favor y 47 en contra. Portentoso, sin duda.
Podemos a?adir, en fin, que si el mundo hubiera acabado a su debido tiempo, Geremi, el impar Bisonte de Chamart¨ªn, habr¨ªa coincidido en las alturas con Seedorf, un desmedrado futbolista de veintitr¨¦s a?os del que el llamado Toshack quiere deshacerse a toda prisa. Al parecer se trata de un pecador r¨¦probo que, aparte de lanzar migas de pan a los camareros, de acudir con unos walkman a una recepci¨®n oficial y de declarar no s¨¦ qu¨¦ en Mallorca, ha perdido su tiempo ganando tres ligas, dos ligas de campeones y dos copas intercontinentales. El muy fantasma. Pero, si no quieren quedar a la altura del bet¨²n, olv¨ªdense de compararlos. ?Que mantienen dudas sobre la categor¨ªa del f¨²tbol turco? Cont¨¦nganse, recapaciten y recuerden el dato esencial: all¨ª, el mejor entrenador era Toschack.
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