Reservones, tardos y parados

De la anunciada corrida de Pe?ajara s¨®lo saltaron a la arena cuatro ejemplares y como el primero, de bella estampa y bien armado, fue devuelto a los corrales por su debilidad, s¨®lo se lidiaron tres. Hubo dos de la ganader¨ªa que hasta hace poco era de Molero Hermanos y uno de Fuenteblanca. Da lo mismo. Todos dieron un juego muy pobre y el ¨²nico que se movi¨® un poco en el ¨²ltimo tercio fue el sobrero de Fuenteblanca, aunque tambi¨¦n mostrase su clara tendencia a la huida. El resto ten¨ªa alguna arrancada de salida, pero llegaba al ¨²ltimo tercio mostrando distintos grados de falta de acometividad. Si no se paraban del todo, eran tardos o reservones. Cualquier cosa menos bravos. Con una corrida de estas caracter¨ªsticas se puede estar de muchas maneras. Miguel Rodr¨ªguez, aun sin cortar orejas, estuvo bien con su lote. Pudo cortar una en su primero, pero lo estrope¨® todo con el pincho. Entendi¨® muy bien a ese manso primero, al que aprovech¨® las cuatro o cinco arrancadas violentas que el animal ten¨ªa entre huida y huida. La faena fue pr¨¢cticamente toda por el pit¨®n derecho (por el izquierdo el animal no quer¨ªa saber nada) y tuvo muy buen tono, amarrando al astado a la muleta. Al cuarto le dieron duro en varas y lleg¨® paradote y muy soso a la muleta, con la que Rodr¨ªguez se arriesg¨® con oficio y m¨¦rito, aunque con poco brillo. Esta vez, despu¨¦s de un pinchazo, consigui¨® una excelente estocada.

Lances con buen estilo

Tambi¨¦n estuvo muy digno Jos¨¦ Ignacio Ramos, que sustitu¨ªa a Ricardo Ortiz. Su primero, un aut¨¦ntico pavo, que sali¨® dando saltos y echando las manos por delante, fue banderilleado a d¨²o entre Ramos y Lima y el burgal¨¦s estuvo valeroso y digno, con oficio y voluntad, aunque el lucimiento fuese imposible con la muleta. La fuerte ovaci¨®n con saludos desde el tercio se la gan¨® especialmente por un estoconazo ejecutado con gran arrojo. Al quinto lo lance¨® con buen estilo y lo banderille¨® haci¨¦ndolo todo ¨¦l. El muleteo comenz¨® con vibraci¨®n, pero la res se par¨® muy pronto y acab¨® acost¨¢ndose despu¨¦s de dos pinchazos.Lima de Estepona, a pesar de mostrarse voluntarioso y con ganas de hacer cosas, no tuvo su tarde. Sin la quietud, el oficio, el sosiego y la capacidad lidiadora de sus compa?eros, su paso por la Monumental fue un continuo quiero y no puedo. Su lote fue bastante deslucido, pero no m¨¢s que los de los otros integrantes del cartel. Sin dominio y a merced del animal en su primero, trag¨® sin mando ni dominio en el sexto, con m¨¢s enganchones y trapazos que muletazos templados y mandones. Estuvo breve con el estoque.