Ap¨®stoles de la "disciplina inglesa"
Los directores de 40 colegios privados brit¨¢nicos demandar¨¢n al Gobierno por abolir el castigo corporal

Las escuelas privadas brit¨¢nicas son desde hoy espacios libres de varas, reglas de madera y tiras de goma, cl¨¢sicos exponentes del m¨¦todo pedag¨®gico m¨¢s doloroso de todos: el castigo corporal. Abolido ¨¦ste desde 1987 en el sector estatal, la entrada en vigor de la Ley de Actuaci¨®n Escolar ha prohibido ahora la disciplina inglesa en los colegios de pago. La medida, aplaudida por pedagogos y asociaciones en defensa del menor, ha provocado las iras de 40 centros protestantes, que piensan demandar al Gobierno ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos. Seg¨²n ellos, el Ejecutivo ha pisoteado "el derecho inalienable de los padres a educar a sus hijos como mejor les parezca", y van a pedir justicia fuera del Reino Unido.La mayor¨ªa de los colegios privados del pa¨ªs han ido abandonando paulatinamente los bofetones y golpes en las nalgas y nudillos, vestigios todos ellos de una era donde el mal comportamiento infantil era cortado de ra¨ªz en las escuelas. Algunos directores abolicionistas hab¨ªan enmarcado incluso los instrumentos utilizados por sus antecesores como si de una curiosa antig¨¹edad se tratara. Para otros, sin embargo, constituyen la mejor forma de contener a los alumnos revoltosos porque les muestra directamente los l¨ªmites que no deben sobrepasar.
Phil Williamson, director del centro de secundaria Christian Fellowship de Liverpool, es uno de estos ¨²ltimos. Abanderado el castigo corporal como medida pedag¨®gica, espera que la demanda contra el Ejecutivo laborista est¨¦ a punto dentro de unos diez d¨ªas. "El Gobierno confunde una bofetada dada con cuidado por un profesor que quiere y respeta al alumno con el abuso de menores. Por eso ha ampliado de forma apresurada una ley pensada para organizar s¨®lo los programas nacionales de estudio", se?ala. En su colegio, los menores de 10 a?os son abofeteados cuando se portan mal. A partir de dicha edad, las chicas reciben golpes en la mano, y los chicos, en el trasero.
"No es lo mismo corregir a tiempo un comportamiento an¨®malo con un golpe razonable que pegar a un ni?o con crueldad. Lo que pasa es que las asociaciones en defensa del menor han mezclado los t¨¦rminos y han acabado por convencer al Gobierno", contin¨²a. Despu¨¦s de describir a su colegio y a los otros 39 firmantes de la demanda como "cristianos protestantes de distintas denominaciones", subraya tambi¨¦n que los padres saben lo que ocurre con sus hijos en las aulas.
"Todos son partidarios del castigo corporal, que evita muchos de los males de los j¨®venes de hoy, carentes de modelos v¨¢lidos". "No pedimos volver a la ¨¦poca de Dickens, donde los vareos eran la norma. Se trata de conservar una disciplina sensata en un marco respetuoso". Seg¨²n ¨¦l, el 90% de sus 200 pupilos, de edades comprendidas entre los 4 y los 16 a?os, jam¨¢s recibe un cachete. "Los que son golpeados por un profesor que normalmente les trata bien saben que han rebasado los l¨ªmites de lo permisible. En realidad, es la mejor forma de convertirles en ciudadanos responsables", concluye.
Para Safe the Children (Ni?os Seguros), una de las asociaciones ben¨¦ficas brit¨¢nicas especializadas en la protecci¨®n de menores, opiniones como ¨¦sta confunden a los padres y ponen en peligro a los peque?os. Mientras el Gobierno evaluaba la posibilidad de ampliar la Ley de Actuaci¨®n Escolar, han aprovechado para popularizar un lema que ha calado hondo: "Un bofet¨®n nunca es cuidadoso", rezan sus publicaciones.
Con el nuevo curso a punto de empezar en todo el pa¨ªs -algunos centros privados han abierto ya sus puertas-, la Asociaci¨®n de Directores de Secundaria ha querido subrayar tambi¨¦n su apoyo al Ejecutivo. "El castigo corporal pertenece a otra era. Est¨¢ muerto y, a partir de hoy, enterrado del todo. Es una pena que este grupito cristiano siga creyendo que sirve para algo", ha dicho su secretario general, John Dunford. Algunos expertos han sido menos comedidos en su cr¨ªtica. Rachel Hodgkin, miembro de un grupo de presi¨®n partidario de suprimir cualquier forma de castigo f¨ªsico infantil, ha se?alado que pegar no endereza a nadie. "Al final siempre reciben los golpes los mismos alumnos; es un c¨ªrculo desfasado y vicioso".
Convencidos de lo contrario, Phil Williamson y sus 39 colegas esperan persuadir en breve a los jueces europeos de que s¨®lo padres y profesores, y no los pol¨ªticos, saben lo que es mejor para formar el car¨¢cter de sus peque?os.
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