La mejor soluci¨®n posible J. J. P?REZ BENLLOCH
No se deben descartar las sorpresas, sobre todo para que no decaiga el inter¨¦s medi¨¢tico, pero tiene uno la impresi¨®n de que los socialistas valencianos tienen ya todo el pescado vendido a¨²n cuando falten dos semanas para el congreso extraordinario que les emplaza el pr¨®ximo d¨ªa 18. Por cansancio o por fatalismo, la mayor¨ªa del partido se resigna a revalidar el poder al macizo de la raza, digo de Cipri¨¤ Ciscar, Antonio Asunci¨®n y Joan Lerma. El primero se investir¨ªa la secretar¨ªa general, el segundo aguantar¨¢ -mientras el cuerpo le aguante, que eso es una inc¨®gnita- al frente del grupo parlamentario de las Cortes, y el tercero aceptar¨¢ la peana jubilar de la presidencia del PSPV. Es un desenlace l¨®gico, aunque se nos antoje exhumado del arc¨®n de la abuela, coloreado de sepia y atufado de naftalina. Pero esa y no otra es la cera que arde, por m¨¢s que el intr¨¦pido Joan Ignasi Pla abandere el comando residual de los renovadores, previsiblemente vencidos y desarmados por la apisonadora ciscarista. Tendr¨¢n su acomodo, sin duda, en el nuevo organigrama, pero su guerra habr¨¢ de archivarse como un fugaz y euf¨®rico sue?o de verano. Un sue?o, subray¨¦moslo, no del todo in¨²til, pues sacudi¨® muchas ilusiones en un colectivo partidario casi yerto y sirvi¨® para aquilatar el excesivo lastre que todav¨ªa emploma al partido. Supongo que el belicoso profesor Javier Paniagua, heraldo del regreso al origen que se cuece, pensar¨¢ muy otra cosa porque, respetuosamente dicho, soslaya una obviedad: tambi¨¦n ¨¦l es un tipo anclado en el pasado. Dicho esto, creo como tant¨ªsimos otros que la soluci¨®n que se perfila es la menos mala de las posibles y hasta tiene sus ventajas, si hacemos de tripas coraz¨®n. Por lo pronto habremos de celebrar que los tres mencionados capos di capi dejen de tutelar el partido desde el exilio madrile?o y asuman las responsabilidades de la oposici¨®n d¨ªa a d¨ªa y aqu¨ª estando, en cuyo ejercicio se conservan in¨¦ditos, salvados sean los desahogos espor¨¢dicos y electorales, en los que ciertamente no se han revelado ni muy agudos, ni muy tenaces. Pringados como han estado en altos cometidos de gobierno u org¨¢nicos del partido, sin desde?ar el s¨ªndrome de fugitivos de la realidad pol¨ªtica valenciana, ¨¦sta les debe resultar un tanto extra?a. Hora es, pues, de que fajen con ella y justifiquen tan obstinada porf¨ªa por perpetuarse en el machito y ense?orearse del PSPV, a pesar del "insondable vac¨ªo ideol¨®gico" -en palabras de su compa?ero Segundo Bru- que se les adivina. Adem¨¢s, tampoco se avizora en estos momentos qui¨¦n o qui¨¦nes podr¨ªan sustituirles en ese cometido. Ninguno de los tres foment¨® el relevo y menos a¨²n la renovaci¨®n, ya fuese de personas o de programas. El ex ministro de Interior, Asunci¨®n, apost¨® por ella en un primer instante con el mismo ¨ªmpetu que aplic¨® para frustrarla, protagonizando as¨ª un ejercicio de frivolidad que nos sigue teniendo perplejos. Y de Ciscar ya lo tenemos casi todo visto. Su virtuosismo de relojero suizo alambic¨® tanto la situaci¨®n que s¨®lo ¨¦l, revestido de los atributos oportunos como secretario general, podr¨¢ reconducirla en alg¨²n sentido, si bien imprevisto. Lerma, instalado en su nube, bastante tiene en ofrecer su mediaci¨®n y alianza mientras constata c¨®mo se clarea su clientela en beneficio del caballo ganador. Quiz¨¢ la inminencia de la soluci¨®n impedir¨¢ que se quede s¨®lo con sus m¨¦ritos y su renuencia a buscar la primera n¨®mina ajena a los dineros p¨²blicos. A pesar de tan manidos mimbres, insisto en creer que reverdecer y consolidar el liderazgo de Ciscar es la salida ¨®ptima para los socialistas del Pa¨ªs. Al fin y al cabo, nadie le va a negar su talento para el pacto y el jaque mate a la s¨¦ptima jugada. Es un entorchado natural que ha mejorado con tintes de perversidad despu¨¦s de haber lidiado con los miuras del guerrismo. Por otra parte, su capacidad integradora es proverbial cuando es ¨¦l quien maneja la batuta. Y, por ¨²ltimo, bien ganado que se lo tiene si se trataba de restaurar el escalaf¨®n y no romper la cadena de mando. La cadena que tiene maniatado al PSPV.
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