Cuesti¨®n de formas
Hay algo inquietante en la financiaci¨®n de la casa de Nueva York de Bill y Hillary Clinton con 1,35 millones de d¨®lares pertenecientes al recaudador de fondos Terence McAuliffe. No es un problema legal. El dinero no es exactamente un regalo o un pr¨¦stamo, ya que McAuliffe ¨²nicamente ha recaudado el dinero para la hipoteca del presidente y a ¨¦ste a fin de cuentas le est¨¢ permitido recibir regalos. Es un problema de apariencias. El presidente Clinton ha aceptado un enorme favor financiero personal de un rico hombre de negocios y uno se pregunta cuando menos qu¨¦ es lo que McAuliffe obtendr¨¢ a cambio. Es un tipo de favor diferente a los que otros recaudadores de fondos (...) han hecho por Clinton y los dem¨®cratas. (...) El asunto es simplemente que un ciudadano particular est¨¢ asumiendo las obligaciones financieras personales de un funcionario p¨²blico. (...) La necesidad de comprarse ahora una casa, (...) creando as¨ª de alguna manera un problema de formas, parece venir impuesta (...) por las preocupaciones pol¨ªticas de Hillary Clinton en su campa?a senatorial. (...) El problema de las apariencias aumenta cuando la magnitud del favor es tan amplia y las circunstancias son tan personales. (...) Lo que nos deja m¨¢s inc¨®modos acerca de la financiaci¨®n de la casa es que se agrupan dentro de un conspicuo lote diferentes rasgos del status de Clinton como un pobre y endeudado presidente al que le gusta codearse con millonarios pol¨ªticamente compasivos. Puede que el asunto de la casa no est¨¦ mal, pero tampoco le hace a uno sentirse exactamente bien., 9 de septiembre
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