?Inteligencia y ¨¦tica en la pol¨ªtica?
La literatura legendaria nos relata, con tintes aventureros, la emoci¨®n del hombre que descubri¨® la tumba de Tutankham¨®n en el Valle de los Reyes, en Egipto. Pero nadie se acuerda de las horas que Howard Carter consumi¨® en las bibliotecas y museos del mundo, adem¨¢s de la cantidad de polvo que tuvo que tragar en el desierto egipcio antes de encontrarse con aquel hermoso tesoro. En arqueolog¨ªa, la fortuna viene precedida del estudio. Tampoco la pol¨ªtica es un juego de azar. Del mismo modo, en las ciencias humanas o en las naturales, no ocurre nada por casualidad, sino que todo tiene un origen, una causalidad y obedece a una finalidad. Las preguntas: ?qui¨¦n est¨¢ detr¨¢s de esta maniobra? ?a qui¨¦n favorece? ?hacia d¨®nde apuntan estos movimientos? ?qu¨¦ pretende ese grupo? son naturales en la jerga pol¨ªtica. La inteligencia, la agudeza, la frialdad y la lucidez para trazar estrategias son absolutamente necesarias en pol¨ªtica. Unas veces se acierta y se gana, y otras se pierde. En pol¨ªtica lo criticable no es tener un plan, sino no tenerlo. Tambi¨¦n es censurable, por supuesto, la calidad ¨¦tica del plan y los medios para llevarlo a cabo. La victoria del PP en la Comunidad Valenciana en las pasadas elecciones obedece a un proyecto trazado y ejecutado con maestr¨ªa, en el que entraba, -seg¨²n muchos observadores- ampliar el electorado para ganar la mayor¨ªa absoluta lanzando cantos de sirena "blairianos" a los despistados del centro y "fagocitando" a UV. Y result¨®. El exceso de confianza, la sorpresa o la improvisaci¨®n suelen tener, en pol¨ªtica, malas consecuencias, tanto en el ¨¢mbito interno como externo. La inesperada victoria de Borrell en las primarias rompi¨® los esquemas organizativos de un partido, que no habiendo superado todav¨ªa el complejo de Edipo, no estaba preparado para la bicefalia. Algo parecido sucedi¨® en el PSPV, ya que la victoria de Romero puso nerviosos a los poderes at¨¢vicos y f¨¢cticos del PSPV. La renovaci¨®n pod¨ªa ir en serio. Aqu¨ª empezaron los problemas, hasta tal punto que la lucha actual en la baron¨ªa socialista de la Comunidad Valenciana se percibe por los ciudadanos no como una lucha ideol¨®gica sino como un combate por el pan y la silla. No se explica de otro modo la virulencia y la persistencia de un conflicto que empieza a cansar no s¨®lo a la propia militancia, sino tambi¨¦n a muchos ciudadanos que desean una oposici¨®n seria, coherente y disciplinada. No se puede confundir el pluralismo interno con que cada uno haga lo que le viene en gana. Y, en general, es lamentable que el maquiavelismo, el cainismo, la mano negra, la conjura y la venganza sean los t¨¦rminos que definen las formas de muchos pol¨ªticos, que fundamentalmente se gu¨ªan por el dinero y el poder, o el poder del dinero o el dinero del poder. En esta l¨ªnea se comprende f¨¢cilmente la aparici¨®n de la corrupci¨®n y sus consecuencias. ?Ojal¨¢ cada vez fueran menos los que se acoplan al comportamiento anteriormente mencionado! Frente a este modelo no cabe duda que tambi¨¦n los hay -y muchos- que se presentan a la leg¨ªtima liza por el poder para llevar adelante sus planteamientos vitales e ideol¨®gicos, en una palabra, para servir a la sociedad. La honestidad preside sus actuaciones, y por supuesto anteponen sus planteamientos ¨¦ticos a cualquier maniobra oscura para llegar o perpetuarse en el poder. Estas personas, generalmente, son inc¨®modas en los partidos, ya que no se prestan a los trapicheos y zancadillas, en los que predomina la mentira o la calumnia. Pienso en esos miles de concejales de muchos pueblos y ciudades de nuestra piel de toro, a los que la pol¨ªtica les supone dar la cara y, encontrarse, muchas veces, con rencillas y odios incluso de familiares y amigos. Sin olvidar que la pol¨ªtica para ellos no es solamente una dedicaci¨®n no remunerada, que les resta atenci¨®n a otros menesteres, sino que lamentablemente en nuestra historia reciente ha sido tambi¨¦n una profesi¨®n de riesgo. Es tambi¨¦n indudable que hay muchos parlamentarios y cargos p¨²blicos que silenciosamente sudan la camiseta al servicio de los ciudadanos, aunque no est¨¦n en las primeras p¨¢ginas de los peri¨®dicos. Pero lo que es evidente, en funci¨®n de una sana democracia, es la recuperaci¨®n de una imagen positiva de la pol¨ªtica y de los pol¨ªticos. Esta nueva etapa es un momento para reivindicar la honestidad, la inteligencia y la ¨¦tica en pol¨ªtica.
Jos¨¦ Luis Ferrando Lada es profesor de Filosof¨ªa y Teolog¨ªa
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