J¨²bilo en la asediada sede de la ONU en Dili
Indonesia acepta el env¨ªo de tropas de pacificaci¨®n a Timor Oriental. La noticia fue recibida con j¨²bilo en la asediada sede de la ONU en Dili. Los m¨¢s de mil refugiados timorenses que all¨ª se cobijan comenzaron a gritar y abrazarse. Ten¨ªan motivos: es posible que esto les salve la vida. Uno de los 50 voluntarios de Naciones Unidas que permanecen en la capital de Timor asegur¨®: "Es una muy buena noticia, pero a¨²n desconocemos los detalles. Los hechos son que el ministro indonesio de Exteriores, Al¨ª Alatas, debe ir a Nueva York, por lo que es posible que a¨²n resten asuntos que negociar".
Un aparato de radio fue el transmisor de la buenanueva. Al otro lado, el presidente indonesio Yusuf Habibie anunciaba la aceptaci¨®n de una fuerza internacional de cascos azules, y en ¨¦ste, cientos de personas estallaban en j¨²bilo. La periodista brit¨¢nica Marie Colvin, explic¨® despu¨¦s a una cadena de televisi¨®n la situaci¨®n vivida en Dili: "Lo ven como su salvaci¨®n, todo son sonrisas y abrazos. Si la ONU hubiera optado por una retirada completa, esta gente estar¨ªa hoy muerta". Colvin reconoci¨® que a¨²n quedan muchas dificultades por solventar, y que son conscientes de ello: "Obviamente todos saben que a¨²n tardar¨¢n varios d¨ªas en llegar las tropas de pacificaci¨®n. Las milicias siguen ah¨ª fuera quemando casas y saqueando su interior. La gente de la ONU en Dili est¨¢ muy preocupada; desconocen cu¨¢l ser¨¢ la reacci¨®n de esas milicias cuando conozcan las noticias de Yakarta". Este temor se extiende a la resistencia que considera que existe un gran peligro desde este momento hasta la llegada de los primeros soldados extranjeros.
Por eso, Ian Martin, responsable de la peque?a misi¨®n de la ONU en Timor, fue cauto en sus primeras reacciones: "Debe recordarse que Timor Oriental se mantiene en un periodo de extremo sufrimientro y ¨¦ste debe terminar lo antes posible".
Aunque ayer se vivi¨® uno de los d¨ªas m¨¢s tranquilos en la ciudad, se sabe que la situaci¨®n es dram¨¢tica en las monta?as. La resistencia sostiene que en Dare, a unos diez kil¨®metros de la capital, tropas indonesias de ¨¦lite han iniciado una ofensiva contra la guerrilla, que mantiene bajo su protecci¨®n a 30.000 refugiados que carecen de alimentos y de agua. Un responsable de la ONU en Indonesia confirm¨® la existencia de combates en la zona, aunque Yakarta lo desmiente. Australia est¨¢ considerando la posibilidad de lanzar comida en paraca¨ªdas para paliar la grave situaci¨®n de esos refugiados.
Por otro lado, ayer se supo que el padre jesuita alem¨¢n Karl Albrecht, de 70 a?os, fue asesinado en la capital mientras trataba de entregar alimentos y medicamentos a los refugiados, inform¨® ayer el servicio jesuita para los refugiados, con sede en Bangkok.
Seg¨²n la fuente, el asesinato se produjo el s¨¢bado, cuando un miembro de las milicias proindonesias exigi¨® que apagase la linterna que ten¨ªa en sus manos. Seg¨²n otro sacerdote, entonces escucharon tres disparos y encontr¨® el cuerpo sin vida de Albrecht.
Albrecht es -que se sepa hasta ahora- el primer sacerdote cat¨®lico no timorense asesinado por las milicias proindinosias. Timor Oriental es pa¨ªs en el que se respeta a los representantes de la Iglesia, verdadero pulm¨®n de los sentimientos independentistas.
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