Econ¨®micas: la reforma de la reforma
A mediados de los a?os setenta era posible licenciarse en Econ¨®micas por la Universidad de Valencia, incluso con premio extraordinario, sin saber lo que era la tasa de paro. Diversas razones explican este hecho sin justificarlo. La Facultad de Econ¨®micas acababa como quien dice de inaugurarse y su profesorado impart¨ªa como buenamente pod¨ªa materias m¨¢s convencionales en unos cursos por otra parte permanentemente interrumpidos por todo tipo de motivos extraacad¨¦micos. Adem¨¢s en aquella ¨¦poca en este pa¨ªs no hab¨ªa paro. Mejor dicho, no se ve¨ªa. Estaba refugiado en una agricultura de subsistencia, en las tareas dom¨¦sticas y en la emigraci¨®n; y las incipientes estad¨ªsticas oficiales ten¨ªan que hacer frente a dificultades serias para dar cuenta de esta realidad. Desde entonces la gravedad que han ido asumiendo los problemas del trabajo, el empleo y el paro en este pa¨ªs no se ha visto acompa?ada de un aumento proporcional del espacio dedicado a estas cuestiones en los sucesivos planes de estudio que ha conocido esta facultad. Bien es cierto que en otras universidades la situaci¨®n no es mejor, quiz¨¢s porque los economistas (como todos los cient¨ªficos sociales) se sienten particularmente inc¨®modos ante asuntos que requieren un abordaje interdisciplinar. No obstante, debe reconocerse que mientras tanto la Econom¨ªa del Trabajo ha ido ganando respetabilidad como materia acad¨¦mica, pero tambi¨¦n que adolece de limitaciones importantes a la hora de dar respuesta a problemas que mucha gente vive con angustia. Hace ahora cinco a?os, con motivo de la en¨¦sima reforma de su plan de estudios, se puso en marcha un curso de Sociolog¨ªa del Trabajo en el segundo ciclo de la licenciatura de Econ¨®micas. Una novedad que en nuestras circunstancias puede calificarse de hist¨®rica y afortunada. ?Por qu¨¦ nuestra tasa de paro duplica sistem¨¢ticamente la media comunitaria, la de precariedad la triplica y la tasa de actividad femenina es tan baja? ?Nuestro mercado de trabajo es tan r¨ªgido como afirman la CEOE y el Banco de Espa?a? ?Lo que hacen las mujeres en casa no es trabajo? ?De qu¨¦ hablamos cuando hablamos de cualificaci¨®n? ?Nos gastamos mucho en educaci¨®n? ?Por qu¨¦ tenemos cada vez m¨¢s pobres si somos cada vez m¨¢s ricos? ?Es lo mismo un pobre que un parado? ?Tenemos demasiados empleados p¨²blicos? ?Damos buen uso a las decenas de miles de millones de pesetas para formaci¨®n ocupacional y continua que nos ha transferido la UE desde que formamos parte de ella? ?Por qu¨¦ hay tantos universitarios subempleados? ?Por qu¨¦ nuestros j¨®venes no abandonan el paro, ni el hogar familiar, mientras tenemos cada vez m¨¢s universitarios trabajando? ?Tiene algo que ver con los problemas del empleo el que nuestra tasa de fecundidad sea la m¨¢s baja del mundo? ?Son eficaces las escuelas taller del Inem? ?Por qu¨¦ al Inem le sale un mill¨®n menos de parados que a la EPA? ?Tratamos demasiado bien a nuestros parados? Por primera vez en la historia de la Facultad de Econ¨®micas de la Universidad de Valencia, los futuros profesionales han podido sumergirse en estas y otras cuestiones similares con la profundidad que permite un semestre acad¨¦mico y desde un punto de vista no estrictamente econ¨®mico. Para muchos ha sido el ¨²nico contacto que han tenido en toda su carrera con estos problemas. Y a juzgar por los resultados de las evaluaciones a que someten tanto a la asignatura como a quien la imparte, no acaban el curso con la impresi¨®n de haber perdido el tiempo. Sin embargo la nueva reforma del plan de estudios (y van...) se ha comido la asignatura, aunque no me consta que alguien haya encontrado respuesta a los problemas de nuestro mercado de trabajo ni que ¨¦ste ande sobrado de especialistas que lo estudien. La feliz novedad hist¨®rica no ha pasado de ser, as¨ª pues, una an¨¦cdota curiosa en la historia de una facultad que pronto cumplir¨¢ su trig¨¦simo quinto aniversario. Me temo que tras este incidente no est¨¢ la raz¨®n kantiana, pero tampoco me atrevo a atribuirlo a las tradicionales controversias acad¨¦micas entre economistas y soci¨®logos. De hecho en el flamante segundo ciclo reci¨¦n activado (que se dice ahora) de la nueva licenciatura de Sociolog¨ªa tampoco ha habido sitio para la Sociolog¨ªa del Trabajo, lo cual no va a impedir que nuestros futuros soci¨®logos puedan entretenerse con algunas materias, a mi modesto entender, cuando menos pintorescas. Sospecho que tras esta an¨¦cdota hay razones tan solventes como las que impulsaron en su d¨ªa a nuestro actual consejero de Educaci¨®n y Cultura a desmantelar la IVEI poniendo en su lugar un tinglado anodino y provinciano (que no es lo mismo que provincial). Y me gustar¨ªa que esta an¨¦cdota sirviese para animar un debate p¨²blico m¨¢s general sobre las razones que impulsan la vor¨¢gine de reformas permanentes de planes de estudios en que se halla sumida una universidad que se supone que es el vivero de la raz¨®n y que s¨®lo la mueve el af¨¢n de dar mejor servicio a la sociedad.
Enric Sanchis es profesor de Sociolog¨ªa de la Universidad de Valencia.
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