LA CASA POR LA VENTANA Inmolaci¨®n del eufemismo JULIO A. M??EZ
Desde el harakiri de aquellos representantes de las Cortes franquistas que votaron alegramente su autodisoluci¨®n no se conoc¨ªa sa?a semejante a la del pesepev¨¦ en su af¨¢n por la destrucci¨®n de su partido, cualquiera que sea el resultado de un enrarecido congreso que se celebra, por as¨ª decir, despu¨¦s de escribir estas torpes ocurrencias de domingo. Lo que pueda suceder ser¨¢ cosa de poca monta al lado de lo ya acaecido. Borrada del mapa desde las m¨¢s altas instancias la posible alternativa representada por Joan Romero, ¨²nico en nuestro panorama socialista capaz de encarnar una variante inteligente y astuta a lo Pasqual Maragall en la renovaci¨®n de su partido y, lo que es m¨¢s importante, en la oferta con la que hay que dar la cara ante los electores, queda la certidumbre de que el mayor partido de la izquierda moderada se ve reducido a una bronca entre varones por disputarse las parcelas de un poder que ni siquiera se sabe cu¨¢ndo podr¨¢ detentarse ni de qu¨¦ manera. Se dir¨¢ que los ¨²ltimos resultados electorales han sido menos catastr¨®ficos de lo que se esperaba, y que en estos buenos momentos (y digo buenos porque as¨ª se lo deben parecer al se?or Ciscar, portavoz de una considerable opini¨®n) una parte del electorado sigue con atenci¨®n los pintorescos detalles en el desarrollo de una trama cuyas claves se le escapan y que no pueden entenderse sin la apelaci¨®n al deseo de algunos de permanecer en el puesto o de recuperar antiguas posiciones o de conquistar nuevas a¨²n a costa de estrangular el futuro de su partido. Deber¨ªa estar claro, incluso para el se?or Ciscar, que la oposici¨®n a Zaplana en estas condiciones dista de ser un estado eventual, como la infancia, el servicio militar o las convicciones pol¨ªticas, as¨ª que no se trata de juntar a unos cuantos meritorios que, en espera de su graduaci¨®n, hacen por prepararse para una condici¨®n tan diferente como la de formar gobierno. Tambi¨¦n se repite mucho que los socialistas deber¨ªan definir un buen programa de izquierdas. Y bien, un programa de izquierdas es siempre dif¨ªcil de definir, pero ?qu¨¦ definici¨®n de izquierda no podr¨¢ aceptar este pa¨ªs si hasta Felipe Guardiola ejerci¨® de ide¨®logo en momentos cruciales de su historia? Si de algo sirve volver la vista atr¨¢s es para persuadirse de que este pa¨ªs (incluido el se?or Ciscar) es capaz de soportarlo todo (incluyendo al se?or Ciscar en puestos de cierto relieve): no s¨®lo una reorientaci¨®n pol¨ªtica que siendo muy improbable suponer albergada en la cabeza de Juana Serna acabar¨¢ por recalar en la del se?or Ciscar, sino tambi¨¦n la designaci¨®n del mismo se?or Ciscar como muy futuro candidato socialista a una Generalitat acaso privatizada para entonces excepto en lo que toca a los gastos de representaci¨®n. Las cosas pasan como tienen que pasar, y bien dec¨ªa Marx (pero ?cu¨¢l?) que la humanidad no acostumbra a plantearse los problemas que no puede resolver. As¨ª que nada tiene de extra?o que cuando la empresa editoria del diario valenciano que le gustaba al general Franco (ahora que los del PP le regatean m¨¦ritos) decide dedicar, seg¨²n dice, "las veinticuatro horas del d¨ªa para dar a sus lectores noticias, reflexiones y contraste de opiniones que se adecuen a las exigencias de los valencianos del nuevo siglo con el fin de hacer posible una sociedad m¨¢s libre, democr¨¢tica, pr¨®spera y culta", su primera providencia haya sido desprenderse de Mar¨ªa Consuelo Reyna, persona de notable desd¨¦n por la noticia, ajena a la reflexi¨®n, proclive a confundir creencias con opini¨®n, renuente ante las exigencias democr¨¢ticas, lo bastante pr¨®spera como para instalarse con relativa impunidad en la provocaci¨®n de a diario y tan vorazmente inculta como s¨®lo una provinciana iluminada por un destino autoredentor puede llegar a serlo. Fulminada como un juguete roto, cosa que tampoco dice mucho en favor de los caballeros a los que sirvi¨® con singular desparpajo, desaparece por ahora de una profesi¨®n que tanto contribuy¨® a desprestigiar, alentando al marujismo de mercado contra la Universidad y a la concepci¨®n m¨¢s r¨²stica del valencianismo contra la concordia nacional en este pa¨ªs, entre otras incontables fechor¨ªas. Se ve que la tristemente famosa La Gota ha desbordado el vaso (ni lleno ni vac¨ªo, sino todo lo contrario) del siempre resuelto Pollo de Cartagena. Si no es verdad que Amadeu Fabregat tiene lista una novela que protagoniza esta se?ora, merecer¨ªa serlo. Y si esta desdichada Juana de Arco de La Alameda ha sido tan escrupulosa en sus anotaciones de agenda como cumplidora en la escenificaci¨®n de sus delirios, esperamos con impaciencia la destilaci¨®n -por goteo- de sus h¨²medos diarios.
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