Emigrantes
Una vez le¨ªda la secci¨®n Cartas al Director de su peri¨®dico, reflexiono acerca de una de las misivas que despierta en m¨ª especial curiosidad por su posible proyecci¨®n futura. Me refiero a la carta enviada por Fernanda Romeu Alfaro el martes 14 de septiembre. En ella se destacaban los esfuerzos de la poblaci¨®n francesa de Argeles por honrar la memoria hist¨®rica de los exiliados espa?oles. Si bien apoyo plenamente la reivindicaci¨®n expuesta en la misma, mi intenci¨®n es transportar este problema a un enclave diferente; y es que me pregunto, no sin cierta duda, si nosotros seremos igualmente capaces de agasajar los muchos intentos de exilio de quienes, hoy d¨ªa, cruzan el estrecho poniendo en grave peligro sus vidas.Estos emigrantes tal vez no vengan huyendo de un expolio pol¨ªtico directo, pero s¨ª llevan a cuestas la miseria y el horror de sus familias, a veces rotas, perdidas. Tan dolorosa resulta una situaci¨®n como la otra, pues en ambas se produce el desarraigo cultural. Si adem¨¢s a?adimos el rechazo al que deben enfrentarse, como tuvieron que encarar nuestros exiliados, su lejan¨ªa del lugar de origen se convierte en un calvario inhumano comparable al que les impuls¨® a huir. Quiz¨¢ alg¨²n d¨ªa tengamos la suficiente valent¨ªa para entonar un sentido mea culpa y reconocer el sufrimiento de aquellos que dejan atr¨¢s su vida para conservarla.
Pero a¨²n m¨¢s positivo ser¨ªa comenzar desde ya retomando nuestro pasado, que nos iguala a la angustia de los nuevos emigrantes. Puede que as¨ª fu¨¦ramos capaces de acogerlos de verdad y futuros actos conmemorativos o expiatorios de la culpa resultaran superfluos.- .
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