Intervenci¨®n universal
EL LLAMAMIENTO de Kofi Annan para que se dote a la ONU de una capacidad pr¨¢cticamente universal de intervenci¨®n por razones humanitarias graves no caer¨¢ en saco roto. El secretario general de la ONU, en la apertura de esa feria de la diplomacia mundial que es la Asamblea General en Nueva York, se decant¨® por esta tesis horas despu¨¦s de que la fuerza multinacional iniciara su despliegue en Timor Oriental. La propuesta de Annan supone un nuevo impulso al derecho, incluso al deber, de injerencia e intervenci¨®n por razones humanitarias, cuando se quiebran gravemente los derechos humanos, esos "derechos sin fronteras" con los que se rompe la vieja idea de la soberan¨ªa nacional. No obstante, su doctrina a¨²n tiene mucho camino por recorrer, porque no cuenta con un apoyo general.Este intervencionismo pretende llegar a todas partes, y especialmente a esas tragedias olvidadas como las de Congo, Sierra Leona, Etiop¨ªa y Eritrea, o la de Afganist¨¢n. Desde la misma tribuna, el presidente del pa¨ªs m¨¢s poderoso de la Tierra, Bill Clinton, sigui¨® esta misma l¨ªnea, pero con mayor cautela al considerar que ni EE UU ni otros pa¨ªses pueden responder a todos los desastres humanitarios que se presentan, aunque tampoco permanecer indiferentes ante ellos. Quiz¨¢ por ello pide una ONU y unas organizaciones regionales m¨¢s fuertes, lo cual es un paso positivo, aunque no aporte los medios para ello. Clinton y Annan coincidieron tambi¨¦n en la necesidad de desarrollar medios de prevenci¨®n de conflictos, incluida la diplomacia, antes incluso que de intervenci¨®n. Prevenir antes que curar.
Pero el nuevo intervencionismo de Annan parte de una condici¨®n previa e inamovible: la de que toda intervenci¨®n debe ser legitimada por el Consejo de Seguridad de la ONU. Precisamente lo que no ocurri¨® en Kosovo, hecho duramente criticado por el secretario general. Varios dirigentes del Tercer Mundo recuerdan, por su parte, su exclusi¨®n de un Consejo de Seguridad que deber¨ªa hacerse m¨¢s representativo. Para otros, como aclar¨® Abdelaziz Buteflika, presidente de una Argelia todav¨ªa muy cerrada sobre s¨ª misma, la soberan¨ªa nacional y la no injerencia siguen siendo un sistema de defensa contra las presiones exteriores. Quiz¨¢ el mundo necesite lo que propugna Annan, conciencia universal, con la cincuentenaria Carta de las Naciones Unidas en la mano. Pero no parece a¨²n preparado para ello.
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