El negocio del siglo
Se le ocurri¨® a Robert Duval, el segundo mejor de entre los norteamericanos, decir que quiz¨¢s ellos, los jugadores, deber¨ªan llevarse un pellizco de los beneficios de la Ryder, y a los guardianes del templo (y m¨¢ximos beneficiarios del negocio) por poco les da un patat¨²s. ?C¨®mo?, se preguntaron aterrorizados, ?que la Ryder pague a los jugadores? ?Est¨¢n locos? La Ryder, proclaman, es un asunto de orgullo y de patriotismo. Se juega por un pa¨ªs, no por dinero. Para ganar d¨®lares ya ten¨¦is el resto del a?o. S¨ª, responden algunos, mucho patriotismo y todo lo que quer¨¢is, pero la Ryder es un buen negocio. Y vosotros no renunci¨¢is al dinero. Y a nosotros nos dais 5.000 d¨®lares por barba (unas 800.00 pesetas).Los comit¨¦s de la Ryder replican que si se pagara a los jugadores se prostituir¨ªa el mito. Pero como cualquier otro acontecimiento deportivo que despierte la atenci¨®n en medio mundo, la Ryder Cup es, sobre todo, un gran negocio. La PGA de EEUU, especie de COI que es due?a de la marca Ryder Cup, saldr¨¢ de la edici¨®n de Brookline con unos 18 millones de d¨®lares de beneficio (casi 3.000 millones de pesetas) y The Country Club, el campo que deja sus instalaciones, seis millones de d¨®lares (unos 1.000 millones de pesetas). Se espera que los ingresos globales alcancen los 63 millones de d¨®lares (unos 10.000 millones de pesetas).
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