Un ensayo descubre el lado solitario y melanc¨®lico de Warhol
Estrella de Diego persigue al artista a trav¨¦s de sus contempor¨¢neos
Inteligente, h¨¢bil estratega, incomprendido por su tiempo, ir¨®nico y misterioso, parad¨®jico y m¨²ltiple, pero, sobre todo, melanc¨®lico. M¨¢s o menos as¨ª dibuja Estrella de Diego al fundador de la modernidad y gran estrella del arte pop en su libro Trist¨ªsimo Warhol (Siruela). El ensayo, que aparece el 1 de octubre, es un conjunto de relatos lleno de personajes fascinantes (Pollock, Johns, Hockney, Wesselmann...), una mirada clara y personal a esa ¨¦poca veloz, "marcada por la tristeza que produce el exceso de deseo".
Cr¨ªtica y profesora de Historia del Arte en la Universidad Complutense de Madrid, Estrella de Diego es una apasionada especialista en Warhol y su tiempo. Harta de "discursos autoritarios y de visiones cr¨ªpticas del arte", huyendo de las miradas hegem¨®nicas, De Diego se plante¨® Trist¨ªsimo Warhol, subtitulado Cadillacs, piscinas y otros s¨ªndromes modernos, como un relato, como una novela hecha con personajes reales pero muy ambiguos, mezclando situaciones dram¨¢ticas y cotidianas.Tal vez por eso el libro arranca con las muy simb¨®licas y contempor¨¢neas muertes de Jackson Pollock y James Dean en accidente de autom¨®vil. Luego, el libro hace un recorrido por el arte americano, desde la medi¨¢tica eclosi¨®n de Warhol y su Factory hasta la muerte del mito de origen checo en un hospital desconocido, una "buena muerte, an¨®nima y fr¨ªgida, muy moderna a su manera".
Lo que se juega en esos a?os, sostiene De Diego, es el viaje desde una cultura-macho, apasionada en apariencia, basada en el lema "pasi¨®n, fuerza y espontaneidad" que mueve a Lucio Fontana y a Jackson Pollock y otros habituales del Cedar"s Bar de Nueva York (cuyo grito de guerra es "el arte debe tener dos pelotas"), hasta una cultura "abiertamente gay, consumista y tramposa, en la que nadie ni nada es lo que parece ser".
En medio, De Diego nos acerca al escenario: las opiniones del gran pope Greenberg, la vida oculta de los presuntos gay Johns y Rauschenberg; las "melanc¨®licas y astutas" piscinas californianas de Hockney, los poemas del mejor sentidor de la angustia, Frank O"Hara (muerto en la playa, atropellado por un veh¨ªculo)... "La muerte de Pollock supone el final del siglo XIX", dice De Diego, "y ah¨ª empieza lo que somos nosotros. Warhol aporta la visi¨®n contempor¨¢nea: no importa el placer sino el deseo, y eso produce tristeza, porque es insatisfacci¨®n: si no tienes lo que deseas, malo; si lo tienes, peor".
Adem¨¢s, "Warhol es el primer artista que se disfraza de artista y deja ver que lleva la m¨¢scara; aunque las pasiones de Pollock tambi¨¦n fueran manufacturadas, ¨¦l nos ense?a que la obra y el artista es lo mismo, una puesta en escena. Y la suya es fragmentaria y m¨²ltiple, igual que la nuestra".
De Diego no deja que nos enga?en las trampas del h¨¢bil Warhol. Su texto es una lupa que ense?a a mirar con otros ojos, a detectar por ejemplo al hombre leonardesco que duerme en cama con dosel y al artista aparentemente banal que en realidad es pol¨ªtico, o casi. "El Pop no era tan inocente como nos dicen. Warhol verbaliza los conflictos actuales del hombre: el aislamiento, la incomunicaci¨®n. Detr¨¢s de sus botes de sopa hay mucha m¨¢s tela de la que se ve: el hombre ha sido expulsado de la escena. Est¨¢ escondido en casa, negociando con sus paradojas y su frustraci¨®n".
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