"No esperaba integrarme tan r¨¢pido"
Steve McManaman pensaba que encontrar¨ªa m¨¢s dificultades para adaptarse al Madrid
Hace mucho tiempo que Steve McManaman decidi¨® no ser una estrella del rock and roll. "Porque cuando eres un cr¨ªo sue?as con dos caminos posibles: "?Qu¨¦ har¨¦ cuando sea mayor? ?Ser un futbolista como Michael Owen o una estrella del pop como los hermanos Gallagher, de Oasis?". Yo decid¨ª que ser¨ªa futbolista. Era muy peque?o y muy flaco (sigo siendo muy delgado) y me la pasaba driblando como mi h¨¦roe, el extremo zurdo del Everton, Duncan McKenzie... todav¨ªa conservo una camiseta suya, autografiada".Su candidez contrasta con el glamour que lo rodea en el Madrid. Proveniente del Liverpool,nunca esper¨® adaptarse tan r¨¢pido: "S¨¦ que ser¨¢ muy duro asentarme", repet¨ªa en Suiza, durante la pretemporada. "Espero que la gente no se apresure a juzgarme porque no ser¨¢ sencillo para m¨ª". Y sin embargo, se lo ve en su salsa. C¨®modo en un campo tortuoso para la mayor¨ªa, como es el Bernab¨¦u. A McManaman ya lo aplauden en Chamart¨ªn.
"Para los futbolistas brit¨¢nicos es dif¨ªcil integrarse en el continente; y se trata de un desaf¨ªo m¨¢s cultural que futbol¨ªstico. Pensaba que durante seis meses mi adaptaci¨®n ser¨ªa dif¨ªcil. Pero me he integrado r¨¢pido; quiz¨¢s yo no esperaba que lo hiciera tan pronto", explicaba ayer, en v¨ªsperas del partido contra el M¨¢laga (La Rosaleda, 19.00 horas, Teletaquilla). "Mis compa?eros me han ayudado mucho y parecen buena gente. He aprendido de los errores que comet¨ª en la pretemporada, en Suiza, y desde hace un tiempo voy cada d¨ªa mejor y mejor".
McManaman, a sus 26 a?os, es un producto de Liverpool: "Me cri¨¦ en Kirkdale, a cinco minutos del campo del Everton y cinco minutos de Anfield, el estadio del Liverpool". Su cultura es eminentemente futbol¨ªstica. Es poco permeable a otra cosa que no sea f¨²tbol y m¨²sica: "He visto una corrida de toros por televisi¨®n y realmente no me interesa. Pero quiz¨¢ vaya a echar una mirada, para experimentar, a ver que pasa, y luego decida al respecto". El golf, actividad tan brit¨¢nica, tampoco parece ser lo suyo: "Le doy a la bola y la mando a los ¨¢rboles. Tardo una hora en encontrarla, y luego la mando a un b¨²nker".
En el equipo, su andar hamacante de marinero contrasta con los jugadores veteranos, afectos a presentarse como personalidades venerables. "Hey, baby!, Christian!" -le grita a Karembeu, rompiendo la monoton¨ªa de la concentraci¨®n- "te vi ayer por televisi¨®n; hermosa mujer esa que tienes ?eh?, muy bonito, d¨¢ndole besos, ?muha muha muha!". Nada de pretensiones ajenas a su condici¨®n de futbolista. McManaman asume su origen; desde sus incursiones por el centro del campo, tocando y buscando paredes como predicara el padre del estilo del viejo Liverpool, Bill Shankly, hasta su car¨¢cter llano y afable: "Yo me veo a m¨ª mismo como un tipo normal de Liverpool, que se cri¨® en los patios de un colegio, disfrutando de la vida, jugando al f¨²tbol y dando vueltas por ah¨ª, con una sonrisa en la cara".
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