La habitaci¨®n individual como epifen¨®meno
Un escenario impecable, una iluminaci¨®n perfecta y alguna pel¨ªcula en pantalla gigante son ingredientes decisivos para realzar el espect¨¢culo que constituye un congreso del Partido Popular. Pero las formas, que son claves en pol¨ªtica, no pueden ocultar por s¨ª mismas la ausencia de fondo, la vaciedad del debate ideol¨®gico. Alejandro Font de Mora, responsable de la ponencia pol¨ªtica que han aprobado "por mayor¨ªa" los delegados populares reunidos en el Palau de la M¨²sica de Valencia, hizo gala el viernes de las dotes ret¨®ricas que le han convertido en portavoz del partido en las Cortes Valencianas. Font de Mora apunt¨® la voracidad ideol¨®gica de los tiempos que corren y se?al¨® c¨®mo "vemos tambalearse valores tenidos por intocables hasta el d¨ªa de hoy". La sociedad "postradicional" y "abierta" exige a los populares adaptarse a los cambios "en un proceso cuasi cibern¨¦tico". En castizo: "Renovarse o morir". Pero le result¨® mucho m¨¢s f¨¢cil definir la supuesta revisi¨®n ideol¨®gica por oposici¨®n a la "pereza de la izquierda" o "al desierto del PSPV" que aportar argumentos afirmativos para sustentar sus tesis. "Reivindicamos la utop¨ªa", "hemos tenido un sue?o" o "la felicidad" como objetivo de la "sociedad del bienestar" aderezaron el discurso. Pero el momento culminante de la definici¨®n del "centro reformista" exigi¨® al ponente un descenso a la realidad. Font de Mora ilustr¨® a los delegados populares con un ejemplo muy concreto: "Los hospitales que construye el PP tienen habitaciones individuales. Y eso no es casual. La habitaci¨®n individual es un epifen¨®meno de la ideolog¨ªa subyacente". Solventada la cuesti¨®n del centrismo con un recurso a la casu¨ªstica, Font de Mora se desliz¨® por la tercera v¨ªa hacia el nacionalismo. El ponente cambi¨® a la lengua vern¨¢cula para reivindicar la "nacionalidad valenciana". Un cierto estupor se apoder¨® del p¨²blico. Un denso silencio se extendi¨® sobre el patio de butacas hasta que Font de Mora mencion¨® la palabra Espa?a. Rafael Maluenda, atento a la incomodidad del auditorio, quebr¨® la magia cuando empez¨® a aplaudir desde el extremo derecho de la mesa que compart¨ªan los miembros de la directiva saliente. La menci¨®n a "la lealtad constitucional" tranquiliz¨® definitivamente a los delegados, que se arrancaron de nuevo cuando Font de Mora estableci¨® el axioma de la tercera v¨ªa hacia el valencianismo: "La Comunidad Valenciana, como la que m¨¢s, y nunca menos que cualquier otra". El "valencianismo integral" apenas qued¨® enunciado en la intervenci¨®n, pero s¨ª hubo palabras muy directas hacia la necesaria cooperaci¨®n de los medios de comunicaci¨®n para superar la denominada cuesti¨®n ling¨¹¨ªstica y dotar de contenido a la Acad¨¨mia Valenciana de la Llengua. La unanimidad fue sustituida por la "mayor¨ªa" desde la presidencia del congreso a la hora de recontar los apoyos. Pero la sospechosa uniformidad atenta incluso contra la m¨¢s elemental est¨¦tica. Algunos dirigentes avisados comentaron que ser¨ªa bueno salpicar el patio de butacas con algunos votos negativos. La iniciativa no prosper¨®. Si los periodistas hubieran interpelado a los discrepantes para que explicaran su voto bien podr¨ªa haber sucedido que alg¨²n delegado ingenuo confirmara que se hab¨ªa limitado a seguir ¨®rdenes. El estricto minutaje del congreso se cumpli¨® a rajatabla. M¨¢s a¨²n. Hubo varios tiempos muertos que los delegados aprovecharon para arremolinarse en torno a las dos barras del Palau de la M¨²sica, hacer vida social y acercarse a los altos cargos. "Enhorabuena conseller, por cierto, yo soy alcalde de..."
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