Flors i violes J. J. P?REZ BENLLOCH

El Papa de Roma tiene dicho, y no ha mucho, que el cielo no est¨¢ en ning¨²n lugar cierto y tangible del universo gal¨¢ctico, como suger¨ªa la mitolog¨ªa cristiana. Tampoco nos ha ilustrado con otras precisiones, lo cual nos autoriza a imaginar que se halle en cualquier parte, incluso aquende de la capa de ozono y ante nuestras propias narices. Por ejemplo, en el Palau de la M¨²sica de Valencia a lo largo de los dos d¨ªas congresuales del PP. Si no era el cielo, s¨ª ha sido, al menos, un anticipo para la feligres¨ªa popular, reverberante de beat¨ªfico gozo y exaltaci¨®n. Quiz¨¢ por eso su reelecto presidente y dirigente carism¨¢tico les ha encarecido reiteradamente que no se duerman sobre los laureles y se apliquen a los muchos afanes pendientes. Pero eso ser¨¢, si es, a partir de ma?ana. Ayer y anteayer, el personal se limit¨® a cobrar el dividendo felicitario. No es cachondeo ni mofa. M¨¢s a¨²n: debemos convenir que el PP valenciano tiene todo el derecho del mundo a usufructuar sus m¨¦ritos y triunfos, pues al fin y al cabo -lo que por s¨ª mismo ya es notable- ning¨²n da?o irreversible le es imputable y, si no queremos pecar de avariciosos o pacatos, debemos reconocer que, al cabo de una legislatura, su hoja de servicios autoriza la autocomplacencia. Sobre todo, si se contrasta su bonacible circunstancia con el bochorno que atormenta a su principal competidor, el partido socialista. Referencia que ha sido inevitable e inevitada a lo largo del concilio, como cab¨ªa esperar. Solo que, a mi entender, se han demorado en la suerte de varas insistiendo despiadadamente en las heridas abiertas de su principal competidor. Observaci¨®n que conviene matizar diciendo que el presidente Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar ha omitido cualquier alusi¨®n, fuere por elegancia o desd¨¦n. Pero que quede constancia de su comedimiento. Los cronistas del evento dar¨¢n noticia del meollo que se sustanci¨®. Esto es, de las ideas que se debatieron en las ponencias y de las oportunidades que se prometen y que consideramos extensivas al censo entero de los administrados en el Pa¨ªs Valenciano. Las oportunidades exclusivamente partidarias y personales se dirimen en otros foros m¨¢s discretos y sin crispaci¨®n, pues las hay en cantidad para todos. Tres falleras mayores han encontrado acomodo eminente en la gesti¨®n de la autonom¨ªa y no ha de chocarnos que tambi¨¦n acabe integr¨¢ndose la Junta Central Fallera, con la reina de les Fogueres y la Gaiatera que proceda, pues el PP es hoy una inmensa tierra de promisi¨®n al tiempo que provisora de cualquier expectativa. No habr¨¢ argumento vertebrador de esta sociedad m¨¢s eficaz que el de un comedero abundoso que discurra entre La Cenia y el Segura. En ello se est¨¢. Pan para todos y organizaci¨®n. El presidente Zaplana, que no tiene un pelo de tonto, se desvela por igual en ambos frentes. Reparte juego y vi¨¢ticos generosamente, abre sus brazos de par en par a curiosos y solicitantes, a la vez que teje un partido vacunado contra las veleidades contestatarias. Un partido y una voz de mando. Tanto es as¨ª que, al parecer, ha demolido los torreones de los barones provinciales -?tambi¨¦n el de Carlos Fabra, se?or de La Plana?-, centralizando las decisiones e iniciativas. E incluso ¨¦stas las deposita en leales de fidelidad absoluta y ligero perfil pol¨ªtico. Le basta y se sobra con su sola presencia para asegurar la unidad y el buen hacer, si exceptuamos alguna ¨ªnsula barataria, como pueda ser Elche, donde sus gentes se obstinan en una guerra intestina que no tiene visos de pacificaci¨®n. Todo est¨¢, pues, atado y bien atado. Por aclamaci¨®n, adem¨¢s. ?Y qu¨¦ hacer con este ej¨¦rcito impresionante -73.000 afiliados en el Pa¨ªs Valenciano- del que es due?o y se?or, as¨ª como del destino pr¨®ximo de este pa¨ªs? El presidente nos lo ha dicho con ese tono pedag¨®gico y eficaz que gusta consumir con sus cofrades. Cuenta que en su adolescencia se sinti¨® conmovido por la figura de Kennedy y la Nueva Frontera que predic¨® el titular de Casa Blanca. Eso y un sofrito de Guiddens y Blair es, hoy por hoy, de lo mejorcito que pueda elegirse en el surtido de las ideolog¨ªas centristas, liberales o socialdem¨®cratas. Fue precoz, es constante y confiemos en que sea coherente. La Nueva Frontera es un ensue?o que apunta a otro: el de la sociedad del bienestar que ha de condensarse a lo largo de esta legislatura, ante la cual tienen el PP y su l¨ªder una ocasi¨®n singular de apuntar alto, abordando empresas inusuales. A una de ellas fue conminado por Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar cuando, en el curso de su intervenci¨®n, dijo que el futuro est¨¢ en la investigaci¨®n, en las nuevas t¨¦cnicas, garantes de la competitividad y de la creaci¨®n del empleo. Zaplana, parad¨®jicamente, soslay¨® u olvid¨® este cap¨ªtulo, como tambi¨¦n el de la cultura. Seguro que, en adelante, no se le traspapela, siendo como son emblemas de modernidad. Con esos mimbres y un par de alusiones a Espa?a y la espa?olidad sabe que hace vibrar a su auditorio, secularmente adicto a la ofrenda de nuevas glorias. Como las que ha vivido sin rebozo, y justamente, estos d¨ªas.