Schr?der y el alma de Alemania
Tras las marcadas derrotas socialdem¨®cratas en tres elecciones regionales, algunos dan a Gerhard Schr?der casi por liquidado, con la puntilla final prevista en mayo en los comicios de Renania-Westfalia. Otros creen que aguantar¨¢ hasta el final de su mandato, dentro de tres a?os, pero que no podr¨¢ llevar adelante el paquete de reformas econ¨®micas que propugna para una Alemania anquilosada. Pocos creen que se recuperar¨¢. Tampoco eran numerosos los que cre¨ªan que Helmut Kohl iba a durar 18 a?os. Pero a Schr?der casi no se le da tiempo para gestionar la dif¨ªcil herencia de Kohl. Schr?der se siente pol¨ªticamente herido. Aunque no se considere responsable de estas derrotas, le duelen, seg¨²n reconoci¨®, sin pudor pol¨ªtico alguno, en un coloquio celebrado en Berl¨ªn por el Frankfurter Allgemeine Zeitung, con la colaboraci¨®n de EL PA?S y Le Monde. Pues si algo hay que reconocerle al canciller es su falta de demagogia. Los problemas de Schr?der vienen de lejos. Incluso de antes de ganar. Pues tras largos a?os en la oposici¨®n el Partido Socialdem¨®crata no se hab¨ªa renovado. M¨¢s que coger Schr?der las riendas del SPD, ¨¦ste le sent¨® en su caballo para ganar. Y gan¨®; mas sin controlar el partido. Hoy, tras la crisis que ha supuesto la intempestiva salida de Oskar Lafontaine del Gobierno y de la presidencia del partido, y con ese "nuevo centro" que proclama Schr?der sin haberlo explicado suficientemente, el SPD ha cortado muchos de sus v¨ªnculos tradicionales con un electorado que no reconoce a los supuestos herederos de Willy Brandt. Menos a¨²n en los territorios de la antigua Alemania del Este, donde el SPD est¨¢ en ca¨ªda libre. Y donde sus socios de Gobierno, los Verdes, son inexistentes. Pues el otro problema de Schr?der son unos Verdes divididos y sin rumbo.El verdadero problema para los planes de Schr?der es que los alemanes no quieren seguirle en su demanda de sacrificios para modernizar un pa¨ªs, rico (en su parte occidental) y muy conservador y deseoso de comodidad, que no llegan a percibir realmente que una cuarta parte de los gastos del Estado se van en el pago de la deuda p¨²blica. Los alemanes no quieren pagar el precio de la reforma. Mientras, diez a?os despu¨¦s de desaparecido el muro, persiste e incluso se agrava el distanciamiento entre Este y Oeste, no s¨®lo en paro (una tasa doble en el Este que en el Oeste) o en otros indicadores, sino tambi¨¦n en valores y entre generaciones, pues en el Este la que tiene hoy m¨¢s de 45-50 a?os est¨¢ casi perdida e irrecuperable para la vida econ¨®mica. Pero tambi¨¦n la distancia Este-Oeste se acent¨²a entre los j¨®venes, seg¨²n indic¨® en el coloquio la soci¨®loga Elisabeth Noelle-Neumann. La raz¨®n de esto ¨²ltimo est¨¢ tambi¨¦n en la educaci¨®n, en la ense?anza de la Historia, y en la desaparici¨®n en el Este de los intelectuales de clase media.
Europa, sin embargo, necesita un liderazgo claro de Alemania, aunque no s¨®lo de Alemania. Pero sin Alemania, dif¨ªcil resultar¨¢ seguir construyendo esta catedral. En principio, las condiciones eran buenas, pues Alemania vive, finalmente, en unas fronteras que satisfacen tanto a los alemanes como a sus vecinos, tiene sus alianzas en orden, con Francia, y, por vez primera en un milenio, con Polonia, como record¨® en el foro de Berl¨ªn el presidente de este pa¨ªs, Aleksander Kwasniewski, y el euro est¨¢ en marcha. Pero Alemania hoy, de nuevo s¨®lo que en mejores condiciones, tiene un problema con la b¨²squeda de su alma, ahora en la nueva capital, Berl¨ªn. Pese a su peso, en esta b¨²squeda Alemania necesita ayuda externa. Jospin parece dispuesto a aportarla. Quiz¨¢ porque haya descubierto, como escribiera Ortega y Gasset en 1941, en plena Guerra Mundial, que "en el mismo instante en que el pueblo alem¨¢n se encuentra con s¨ª mismo descubre que su problema no est¨¢ resuelto, porque ipso facto se revela al pueblo alem¨¢n que ¨¦l y su unidad era s¨®lo un problema parcial de su propia vida, m¨¢s all¨¢ del cual se levanta, como problema no menos suyo, ineludible e inaplazable, el problema de Europa". All¨ª, aqu¨ª, estamos nosotros. Nos importa; y mucho.
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