Salud para todos en el a?o 2000: ?Va bien Espa?a?
A principios de los a?os ochenta, la OMS desarroll¨® sus 38 objetivos de Salud para Todos. Casi veinte a?os despu¨¦s, en la frontera del 2000, parece indicado realizar un balance de lo conseguido y extraer ense?anzas para el futuro. La Sociedad Espa?ola de Salud P¨²blica y Administraci¨®n Sanitaria (SESPAS) se propuso hace a?o y medio exactamente esto, y estableci¨® un grupo de 50 expertos que han estudiado los avances en la estrategia de Salud para Todos en Espa?a. El informe que ya se encuentra pr¨¢cticamente acabado y se puede consultar y discutir en Internet (http://www.easp.es/ReunionesCientificas/Sespas/index.htm) , ya nos permite hacer algunas valoraciones preliminares.En esencia, la estrategia de la OMS planteaba la necesidad de afrontar reformas para reorientar los servicios sanitarios y de aprovechar la acci¨®n de gobierno para ganar salud desde sectores distintos del estrictamente sanitario.
La reorientaci¨®n de los servicios supon¨ªa desarrollar un nuevo balance entre asistencia especializada y prevenci¨®n, primando m¨¢s esta ¨²ltima dado que entonces (y ahora), las causas m¨¢s importantes de mortalidad y discapacidad carec¨ªan de tratamientos efectivos. La acci¨®n de gobierno deber¨ªa intentar usar la capacidad de influencia del Estado desarrollando pol¨ªticas p¨²blicas saludables, es decir, acciones de gobierno destinadas a ganar salud o al menos a disminuir el da?o que la actividad social produce. Nuestra nutrici¨®n, calidad de la vivienda, seguridad vial o nuestra seguridad en el trabajo modelan en buena medida la salud y dependen de decisiones de esferas de gobierno ajenas a Sanidad.
Como suele ocurrir en este tipo de procesos, en el informe SESPAS 2000 nos encontramos con una botella con agua hasta la mitad (aproximadamente la mitad de los 38 objetivos se han cumplido) pero, ?est¨¢ medio vac¨ªa o medio llena? La respuesta a esta pregunta depender¨¢ del valor que cada uno asigne tanto a los objetivos cumplidos como a los no cumplidos. Pero demos algo de informaci¨®n sobre sus resultados, y alguna valoraci¨®n personal, antes de que cada uno se haga su composici¨®n de lugar.
Empecemos por la botella medio llena: tenemos una m¨¢s que aceptable situaci¨®n de salud en Espa?a. Nuestra esperanza de vida se compara bien incluso con pa¨ªses de mayor desarrollo econ¨®mico. No tenemos la mortalidad por dolencias cardiovasculares o por c¨¢ncer que tienen en el norte de Europa. Nuestra salud infantil muestra indicadores positivos que van cada a?o mejorando. Las enfermedades infecciosas muestran una evoluci¨®n positiva, as¨ª como bastantes enfermedades cr¨®nicas. Tenemos una red de hospitales p¨²blicos de cobertura general que funcionan de manera aceptable y que suponen una carga financiera soportable para el pa¨ªs. Existe consenso pol¨ªtico y social en que Espa?a gane salud. Todos los gobiernos han hecho declaraciones p¨²blicas de apoyo a Salud para Todos. Entonces, ?por qu¨¦ no est¨¢ la botella un poco m¨¢s llena?
Vayamos a ello: tenemos un importante problema de desigualdades en salud entre comunidades aut¨®nomas ricas y pobres -cuanto m¨¢s al norte y al este mejor salud-, y tambi¨¦n dentro de nuestras grandes ciudades, entre barrios ricos y pobres. Nuestro nivel en cuanto a accidentes y salud laboral es inaceptable para un pa¨ªs de nuestro desarrollo econ¨®mico, como tambi¨¦n lo son las tasas de SIDA, la situaci¨®n de personas con discapacidad, la salud de las mujeres, la deficiente higiene de los alimentos, la situaci¨®n medioambiental, el esfuerzo en salud p¨²blica, la asistencia psiqui¨¢trica, el elevad¨ªsimo gasto farmac¨¦utico, el paup¨¦rrimo y decreciente gasto en I+D en salud, o el d¨¦ficit de enfermer¨ªa y m¨¦dicos de atenci¨®n primaria, por citar s¨®lo algunas de las conclusiones negativas del informe.
?C¨®mo es posible que en unas cosas vayamos tan bien y en otras tan rematadamente mal? Avancemos algunas posibles explicaciones. La primera de tipo hist¨®rico, hemos tenido bastante suerte en el pasado y esto explica en buena medida la parte de la botella que se encuentra llena. La moderada industrializaci¨®n de nuestro pa¨ªs durante el siglo XX y el estilo de vida mediterr¨¢neo en cuanto a dieta y construcci¨®n social ha tenido un efecto protector muy notable. Nuestra situaci¨®n privilegiada de baja mortalidad en c¨¢ncer y cardiovasculares se debe m¨¢s a estos factores que a los esfuerzos de nuestros gobernantes y nuestros m¨¦dicos.
La parte medio vac¨ªa puede explicarse porque la estrategia de Salud para Todos ha conseguido producir un cambio en la ret¨®rica de los pol¨ªticos pero no ha supuesto un cambio relevante en las pol¨ªticas y en las pr¨¢cticas profesionales. Todos los ministros, desde Lluch a Romay, han introducido en su discurso palabras de la jerga de la OMS, pero han sido incapaces de liderar procesos efectivos de cambio. Cosm¨¦tica aparte, nuestro actual Sistema Nacional de Salud se parece m¨¢s al antiguo Seguro Obligatorio de Enfermedad que a la visi¨®n que permit¨ªa proyectar el ilusionado sue?o de Alma At¨¢.
Por lo dem¨¢s, el panorama ha cambiado poco. Nuestra ignorancia sigue impidi¨¦ndonos curar las causas de muerte o discapacidad m¨¢s importantes. La reorientacion de los servicios desde el ¨¦nfasis terap¨¦utico a los cuidados y la prevenci¨®n, la justicia social y el respeto al medio ambiente siguen siendo las herramientas m¨¢s efectivas para ganar salud seg¨²n nos dice la OMS en su estrategia para el siglo XXI..., ?tendremos alg¨²n d¨ªa en Espa?a la botella aceptablemente llena?
Carlos ?lvarez-Dardet es profesor de Salud P¨²blica en la Universidad de Alicante y coeditor del Informe SESPAS.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.