Alemania, Francia e Italia reclaman una soluci¨®n pol¨ªtica en Chechenia

Berl¨ªn Alemania, Francia e Italia est¨¢n "profundamente inquietas" por el deterioro de la situaci¨®n en Chechenia, as¨ª como por las "consecuencias dram¨¢ticas que este deterioro lleva consigo para la poblaci¨®n civil" y los riesgos para la estabilidad de la regi¨®n, seg¨²n un comunicado conjunto de estos tres pa¨ªses de la Uni¨®n Europea (UE). En este documento, hecho p¨²blico ayer en Berl¨ªn, los tres Gobiernos han exhortado a Rusia y a los pueblos del C¨¢ucaso al di¨¢logo y a la b¨²squeda de una "soluci¨®n pol¨ªtica" del conflicto.

Como la OTAN en Kosovo, la aviaci¨®n rusa machaca, al ritmo de m¨¢s de 50 ataques diarios, objetivos militares y econ¨®micos en Chechenia. Ya van ocho d¨ªas de bombardeos. En la guerra de los Balcanes se habl¨® durante meses de intervenci¨®n terrestre, pero no la hubo. En la del C¨¢ucaso, en cambio, la invasi¨®n parece cada d¨ªa m¨¢s probable y cercana. En cierto modo ya ha comenzado. El primer ministro, Vlad¨ªmir Putin, reconoce que las tropas entran y salen de Chechenia con frecuencia. Parece que se va consolidando una zona tamp¨®n, a¨²n estrecha, ante la frontera con Daguest¨¢n. "Chechenia es territorio ruso", recuerda el jefe del Gobierno ruso, "y nuestras tropas pueden desplegarse donde sea necesario". El ministro checheno de Defensa, Magom¨¦dov Jamb¨ªyev, promete que, si hay invasi¨®n, unidades especiales se infiltrar¨¢n tras las l¨ªneas rusas para hostigar su retaguardia.El comunicado conjunto de Alemania, Francia e Italia refleja la creciente alarma en Europa que est¨¢ provocando la situaci¨®n en el C¨¢ucaso. Adem¨¢s de expresar su respeto por la integridad territorial de la Federaci¨®n Rusa, los tres pa¨ªses acogen con "satisfacci¨®n" las intenciones rusas de respetar el calendario de las pr¨®ximas elecciones. Alemania tiene inter¨¦s en explorar las posibilidades de la UE de contribuir a una soluci¨®n pac¨ªfica del conflicto en el marco del acuerdo de Asociaci¨®n y Cooperaci¨®n de la UE y Rusia.

Los se?ores de la guerra chechenos que desataron este conflicto con dos invasiones de Daguest¨¢n, donde pretend¨ªan imponer una rep¨²blica isl¨¢mica, siguen sin decidirse a lanzar un contraataque. El presidente checheno, Asl¨¢n Masj¨¢dov, se desenga?a de las posibilidades de negociar con Rusia. Ha llegado al extremo de entregar el mando de una de las tres regiones militares a Shamil Bas¨¢yev, visto en Mosc¨² como la encarnaci¨®n del mal y al que se culpa de la cadena de atentados que se cobr¨® cerca de 300 vidas. No parece importar que ¨¦l lo niegue y que haya voces, como la del general Alexandr L¨¦bed, que apuntan a los l¨ªderes rusos para buscar el origen de la oleada terrorista.

Otro comandante, el resucitado Salm¨¢n Rad¨²yev, ocho meses ausente de Chechenia, asegura que tiene casi lista una fuerza de 12.000 combatientes, pero tiende un ramo de olivo y propone a Rusia un tratado de no agresi¨®n de 50 a?os y una uni¨®n como la que se cuece con Bielorrusia. Mientras, la aviaci¨®n rusa machaca el aeropuerto de Grozni, polvorines, dep¨®sitos de combustible, refiner¨ªas, centrales el¨¦ctricas y telef¨®nicas, carreteras, puentes y presas. Los da?os colaterales se miden en centenares de civiles muertos.

El plan consiste, supuestamente, en lanzar, tras esta operaci¨®n plancha, una intervenci¨®n terrestre masiva desde Stavropol, Osetia del Norte, Ingushetia y Daguest¨¢n. Tras las regiones fronterizas, deber¨ªan conquistarse dos tercios del territorio, incluida la capital. La aviaci¨®n tendr¨ªa que completar el trabajo, mientras en Grozni se establecer¨ªa un Gobierno t¨ªtere que, supuestamente, se est¨¢ preparando.

Todo un cuento de la lechera que parece olvidar el precedente de la primera y desastrosa guerra ruso-chechena, y que tampoco tiene en cuenta que aqu¨ª no hay un Milosevic a quien doblegar, Son los se?ores de la guerra, y no Masj¨¢dov, quienes encarnan el poder en Chechenia. Ayer mismo se supo que cuatro madres de soldados rusos en poder de los bandidos desde hace a?os han corrido la misma suerte que sus hijos.