La sombra de la prosperidad

Hasta en los momentos de mayor euforia, la realidad insiste en ponerse demag¨®gica y se empe?a en mostrarnos las sombras de nuestra sociedad. La provincia de M¨¢laga, ya se sabe, es el motor econ¨®mico de Andaluc¨ªa. Pero el rev¨¦s de este crecimiento est¨¢ en las cifras de accidentes de trabajo, que se han desbocado. En 1998, en el sector de la construcci¨®n malague?o el n¨²mero de v¨ªctimas en accidentes laborales se increment¨® un 54,9% en relaci¨®n con el a?o anterior. Y este ¨ªndice todav¨ªa sigue aumentando a un ritmo a¨²n mayor: en el primer semestre de este a?o ya ha crecido un 61,9% respecto a 1998.Ateni¨¦ndonos a las cifras oficiales que proporciona la Consejer¨ªa de Trabajo de la Junta resulta imposible conocer con exactitud cu¨¢ntos de estos accidentes han provocado muertes: con la presumible intenci¨®n de escamotear las malas noticias, la Consejer¨ªa contabiliza como fallecidos a los que mueren al instante, no a los que lo hacen durante el traslado al hospital o en los d¨ªas posteriores.

Si la Consejer¨ªa se aplicara a las labores de prevenci¨®n de accidentes con el mismo celo que pone a la hora de dulcificar estad¨ªsticas, quiz¨¢ no habr¨ªa ahora que lamentarse. Basta echar un vistazo a nuestro alrededor para observar que hay muchas obras en las que el uso del casco o de los arneses obligatorios es una pr¨¢ctica m¨¢s bien ex¨®tica.

La falta de medidas de seguridad se agrava, adem¨¢s, con el cansancio: las jornadas en los tajos malague?os suelen superar en mucho las ocho horas, se trabaja tambi¨¦n de noche y bastantes obreros vienen de otras provincias.

Los empresarios alegan que son los propios trabajadores los que se niegan a usar las medidas de seguridad y que la falta de mano de obra les impide despedir a los imprudentes. Los sindicatos replican que en muchas obras ni siquiera hay cascos ni arneses.

El mi¨¦rcoles pasado, CCOO y UGT de Andaluc¨ªa llamaban a la huelga al sector de la construcci¨®n. Poco antes, el secretario general de CCOO en la provincia de M¨¢laga, Francisco Guti¨¦rrez, ped¨ªa que la fiscal¨ªa se ocupara de estos asuntos. "Hasta que un empresario no pise la c¨¢rcel por atentar contra la vida, nadie se tomar¨¢ en serio la siniestralidad", dec¨ªa Guti¨¦rrez.

Quiz¨¢ sea demasiado para la sesteante fiscal¨ªa malague?a. Lo cierto es que poco puede hacer la inspecci¨®n de Trabajo, que s¨®lo cuenta con diecisiete inspectores para los 380.000 trabajadores que est¨¢n censados en la provincia malague?a.

Es como si nadie tuviera demasiado inter¨¦s en ocuparse de estos asuntos, cuya sola menci¨®n agua la trompeter¨ªa triunfalista de estos tiempos de bonanza. Pero es necesario saber que en nuestros tajos la mortalidad est¨¢ a punto de alcanzar niveles tercermundistas. Como hay que conocer tambi¨¦n que, entre nosotros, hay inmigrantes que viven en condiciones de esclavitud, que no son pocos los patronos que retienen a sus trabajadores por el m¨¦todo, escasamente liberal, de retirarles el pasaporte...

Fiscales e inspectores de trabajo no parecen muy interesados en conocer estas sombras de nuestra pr¨®spera sociedad. Sin duda, prefieren mirar hacia otro lado.