Cientos de personas se congregaron en la calle para ver la entrada
Gente de toda edad y condici¨®n sigui¨® la inauguraci¨®n desde la Rambla
"Esto es como la cabalgata de Reyes". Apostado en las cercan¨ªas del Liceo, un hombre resum¨ªa ayer con esta frase la aglomeraci¨®n humana que tom¨® la Rambla para participar desde la calle en la inauguraci¨®n del teatro. Grupos de se?oras, mujeres acompa?adas por sus resignados maridos, ni?os con sus padres, j¨®venes parejas... Cientos de personas de toda edad y condici¨®n se fueron reuniendo en la zona desde media tarde.
El objetivo principal era precisamente presenciar la llegada de los Reyes, pero "de los de verdad", es decir, de la familia real espa?ola. Pero la mayor¨ªa se conformaban con distinguir o imaginar alg¨²n rostro conocido entre los asistentes. "??se no es Terenci Moix?". "Oye, te has perdido a Narc¨ªs Serra". "Pero he visto a M¨®nica Randall". Hab¨ªa muchas ganas de aplaudir al famoso, como pudieron comprobar por ejemplo el presidente del Comit¨¦ Ol¨ªmpico Internacional, Juan Antonio Samaranch y su mujer, Bibis Salisachs, recibidos con una fuerte ovaci¨®n, y especialmente lo comprobaron los Reyes, que llegaron acompa?ados por el pr¨ªncipe Felipe, los duques de Lugo e I?aki Urdangar¨ªn, y saludaron a los presentes antes de entrar en el Liceo. En el otro extremo, el presidente del Gobierno espa?ol, Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, entr¨® en el teatro en medio de fuertes silbidos y gritos de algunos manifestantes que aprovecharon la ocasi¨®n para exigir m¨¢s bomberos en Catalu?a.La legi¨®n de curiosos participaba en un mismo ejercicio espont¨¢neo: comentar el estilo de los privilegiados que s¨ª pod¨ªan entrar en el Liceo, un ejercicio de vieja tradici¨®n en la Rambla barcelonesa y que era practicado sin contemplaciones: "Pero ?c¨®mo pueden ir todas las mujeres de negro?, ?no se dan cuenta de que parecen viudas de pueblo?", le dec¨ªa una se?ora a su acompa?ante, que se mostraba impaciente por llegar a casa para ver el acto por la televisi¨®n: "Seguro que lo ver¨ªamos mucho mejor", dec¨ªa. "Y aquella de la capa parece una vampiresa envuelta en terciopelo", comentaba otra de las presentes.
Ciertamente, el negro y los tonos oscuros fueron predominantes en los modelos femeninos, hasta puntos extremos. "Mira, aquellas que van de clarito desentonan", aleccionaba a su hija una mujer que ard¨ªa en deseos de ver el vestido de la Reina, "porque ella siempre va sencilla pero muy elegante", afirmaba. Su sorpresa fue may¨²scula al vislumbrar a lo lejos el tono marfil del conjunto que do?a Sof¨ªa escogi¨® para la ocasi¨®n.
Entre la marea humana, la temperatura templada de la noche se convirti¨® en calor sofocante, que se acentuaba al distinguir los abrigos de pieles de algunas de las asistentes. "A ¨¦sas les importa poco el estreno, vienen a lucir el vis¨®n", aseguraba una de las curiosas.
Con tanta estrechez, la ocasi¨®n era propicia para entablar nuevas amistades al hilo de alg¨²n comentario. "Pero ?usted no se acuerda de aquel agosto que la Masiel sali¨® en la tele con un vestido de chinchilla?", rememoraba la vecina de la defensora de los animales.
La masa de curiosos se convirti¨® en legi¨®n de cr¨ªticos de moda vocacionales en pos de la m¨¢s elegante de la noche. Hubo candidatas para todos los gustos y un sentir general expresado por una se?ora de mediana edad: "Todas van de peluquer¨ªa y llevan vestidos caros, as¨ª es f¨¢cil estar guapa".
Babelia
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