El caso valenciano
Uno de los efectos m¨¢s conocidos del proceso de construcci¨®n del estado de las autonom¨ªas en Espa?a es el crecimiento de la conciencia regional-nacional. Cada vez la gente se siente m¨¢s de su comunidad, menos de Espa?a exclusivamente, y desarrolla una identidad dual que le permite identificarse tanto con una como con la otra. Este fen¨®meno es particularmente acusado en aquellas comunidades con hecho diferencial, especialmente las que tienen una lengua propia adem¨¢s de la castellana. Sin embargo, en la Comunidad Valenciana ocurre casi al rev¨¦s. Una encuesta del CIS (1996) muestra que los/as valencianos se sienten m¨¢s espa?oles que los/as encuestados en cualquier otra regi¨®n con lengua propia, muestran una mayor preferencia por un estado unitario y han desarrollado un sentimiento de "identidad dual" (espa?ola y valenciana) m¨¢s fuerte que en cualquier otra autonom¨ªa. Hace 26 a?os Juan J. Linz, uno de los pocos soci¨®logos espa?oles de talla internacional que ejerce en la Universidad de Yale, se hac¨ªa eco de la misma situaci¨®n: es extra?o, escrib¨ªa entonces, que una sociedad como la valenciana tenga una identidad colectiva tan d¨¦bil y levante tan pocos entusiasmos en comparaci¨®n con otros casos como el vasco o el catal¨¢n.La encuesta m¨¢s reciente del CIS (estudio 2299 de 1999) refleja una situaci¨®n similar a la que apuntaba Linz. Seg¨²n esta encuesta, el 34% de los/as valencianos declara sentirse ¨²nica o fundamentalmente espa?ol frente al 10% que se siente valenciano. La gran mayor¨ªa (56%) opta por una identidad dual. ?Qui¨¦nes son estas minor¨ªas y qu¨¦ caracter¨ªsticas sociales tienen? Tanto entre los valencianistas como entre los espa?olistas (perm¨ªtaseme la simplificaci¨®n) se observa que a medida que aumenta el nivel educativo disminuye la presencia de personas que dicen sentirse fundamentalmente espa?olas o valencianas. A pesar de esta coincidencia, ambos grupos viven en entornos diferentes. El espa?olista suele residir en ciudades medias (43%) o grandes (40%), el valencianista lo hace en ciudades peque?as (26%) o medianas (59%). En t¨¦rminos ideol¨®gicos se observa que el espa?olista es mayoritariamente una persona que bascula alrededor del centro (de centro izquierda un 59% y centro derecha un 28%), mientras que el valencianista se declara pol¨ªticamente de izquierda (17%) o de centro izquierda (56%).
Existe una diferencia clara respecto de la consideraci¨®n regional o nacional que le merece la Comunidad Valenciana a la persona entrevistada. Entre los espa?olistas, un 3% creen que la Comunidad es una naci¨®n y un 89% creen que es una regi¨®n. Es decir, para este grupo la Comunidad no pasar¨ªa de ser un mero ente territorial. Entre los valencianistas el 28% creen que la Comunidad es una naci¨®n mientras que el 59% dicen que la consideran una regi¨®n. No es extra?o, pues, que entre los espa?olistas un 72% entiendan que Espa?a es para ellos/as "su pa¨ªs" y un 14% entiendan que s¨®lo es un estado. Por contra, entre los valencianistas Espa?a es "su pa¨ªs" para el 42% mientras que el 37% lo considera un estado. La respuesta "mi pa¨ªs" implica un cierto v¨ªnculo afectivo mientras que la respuesta "el estado" implica un v¨ªnculo legal o c¨ªvico, no necesariamente afectivo. En definitiva, para el 42% de los valencianistas su identidad colectiva no est¨¢ re?ida con el establecimiento de un v¨ªnculo afectivo con Espa?a. Adem¨¢s, s¨®lo poco m¨¢s de un cuarto de los valencianistas creen que la Comunidad es una naci¨®n. Quiz¨¢ en este tipo de respuestas se encuentre la explicaci¨®n al fracaso del nacionalismo cl¨¢sico en la Comunidad a pesar de que los /as valencianistas se?alan que tienen un sentimiento nacionalista valenciano medio en un 55% de los casos y alto en un 38%.
Un dato curioso es que entre los/as que se declaran fundamentalmente espa?oles el 35% son valencianohablantes y un 49% tienen por lengua materna el castellano. Estas proporciones se invierten en el caso de las personas que se declaran fundamentalmente valencianas: el 9% son castellanohablantes mientras que el 81% declaran ser valencianohablantes. Los datos indican que, al menos para ¨¦stos/as, la lengua no es un vehiculador de la identidad colectiva excluyente.
A mi modo de ver, el fen¨®meno al que pol¨ªtica y sociol¨®gicamente se le debe prestar atenci¨®n es a la identidad dual en la medida en que ¨¦sta implica la integraci¨®n de dos referentes colectivos y no su exclusi¨®n, y porque es la opci¨®n de la mayor¨ªa. De acuerdo con un estudio que se publicar¨¢ en breve, la identidad dual es m¨¢s probable que se manifieste entre los nacidos en la Comunidad Valenciana, las mujeres, y los que tienen una percepci¨®n positiva del estado de las autonom¨ªas. La lengua, profesi¨®n, educaci¨®n, h¨¢bitat, y otras variables sociales parecen no tener influencia en la generaci¨®n de las identidades duales. La explicaci¨®n del crecimiento y consolidaci¨®n de esta identidad dual como opci¨®n mayoritaria puede que se encuentre en la anom¨ªa cultural valenciana. Durkheim, alert¨® de que cuando la sociedad se debilita como fuente de influencia y punto de referencia para los individuos se corre el riesgo de entrar en un estado de anom¨ªa, de falta de normas y de referentes colectivos, que tiene efectos nefastos para la convivencia social en la medida en que atomiza y desintegra una comunidad. La sociedad valenciana experimenta desde hace bastantes a?os un conflicto ling¨¹¨ªstico que es la punta del iceberg de algo m¨¢s profundo: el conflicto sobre la identidad colectiva de los/as valencianos. Este conflicto ha tenido como consecuencia que las bases sobre las que se construye toda identidad colectiva se politicen, sean objeto de discordia y separaci¨®n y, en consecuencia, se debiliten y dejen de ejercer de referente colectivo.
En ese marco de anom¨ªa cultural se consolida el espa?olismo dada su potencia cultural y su vehiculaci¨®n a trav¨¦s del sistema educativo y medi¨¢tico; se mantiene invariablemente bajo m¨ªnimos la cantidad de personas que declaran sentirse fundamentalmente valencianas; y crece tanto la identidad dual como la concepci¨®n no primordialista de la comunidad. Vistas as¨ª las cosas, la rareza que apuntaba el maestro Linz no radica s¨®lo en la inexistencia de una identidad valenciana fuerte, sino en el hecho de que una "comunidad hist¨®rica" como la valenciana se manifieste repetida y mayoritariamente por la identidad dual y rompa as¨ª los esquemas del discurso nacionalista cl¨¢sico que suele presentar al ciudadano/a un dilema basado en la exclusi¨®n: o eres vasco o espa?ol, o comes carne o pescado. Aqu¨ª la gente opta por comer de todo cuando se le pide escoger.
Para buscar explicaci¨®n a esta rareza alguien podr¨¢ rescatar aquella idea de Ralph Dahrendorf de que el conflicto tiene una funci¨®n social. Pero creo que se equivocar¨ªa si entendiera que la funci¨®n del conflicto de identidad valenciano es potenciar una sociedad m¨¢s c¨ªvica y promover identidades m¨²ltiples o m¨¢s integradoras: aqu¨ª tambi¨¦n ha habido bombas en las casas e integrismos excluyentes de todo tipo. Quiz¨¢ los/as soci¨®logos deber¨ªan indagar en la pr¨¢ctica y el discurso de las ¨¦lites pol¨ªticas y los movimientos sociales que, irremediablemente, configuran un cierto estado de opini¨®n que puede prevenir o potenciar entre los ciudadanos una concepci¨®n c¨ªvica e integradora de la identidad colectiva. Ah¨ª es donde hay que buscar a los/as responsables.
Xavier Coller pertenece al departamento de Sociolog¨ªa de la Yale University y de la Universidad de Alicante.
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