Jordi Tusell i Coll, productor de cine
De Jordi Tusell i Coll, barcelon¨¦s como yo, puedo decir muchas cosas. La mejor: que era un amigo, socarr¨®n, inteligente, cordial, respetuoso siempre; la peor, que se ha muerto. Se ha muerto en Sant Cugat del Vall¨¦s, v¨ªctima de un infarto liberador despu¨¦s de la injusta tortura de unos a?os cr¨ªticos. La muerte es inevitable, pero nadie merece el sufrimiento continuado, la desesperaci¨®n y la angustia. Quiz¨¢ tuve que haber escrito: lo peor es que ha sufrido y que los dem¨¢s le hemos visto sufrir, sobre todo su mujer, Gloria. En los a?os sesenta, cuando le conoc¨ª, me llam¨® la atenci¨®n su sentido del humor, c¨¢ustico y amable al mismo tiempo. Era el m¨¢ximo representante de la industria cinematogr¨¢fica espa?ola, presidente de la agrupaci¨®n de productores y tambi¨¦n de Uniespa?a, entidad dedicada a la difusi¨®n del cine nacional, aparte de productor de pel¨ªculas tan importantes como La vida por delante, de Fernando Fern¨¢n-G¨®mez, e impulsor de las coproducciones con pa¨ªses europeos, lo que hab¨ªa llevado a nuestra cinematograf¨ªa a cotas de producci¨®n dif¨ªciles de igualar. Era un hombre importante, pero nunca presum¨ªa de serlo. En realidad no presum¨ªa de nada, siempre abierto al di¨¢logo, firme en sus opiniones, pero respetuoso con las de los dem¨¢s, lo cual le llev¨®, posiblemente, a convertirse en personaje influyente en un mundo en el que imperaban ideas muy distintas de las suyas. Tuve la suerte de colaborar con ¨¦l y puedo dar fe de su capacidad de di¨¢logo, de la honradez con que defend¨ªa sus puntos de vista y de su comprensi¨®n hacia los m¨ªos, a veces m¨¢s apoyados en la intuici¨®n que en el razonamiento. Llegamos a ser no ya productor y director, sino amigos.Llegu¨¦ incluso a admirarle como ser humano excepcional el d¨ªa que me cont¨® una vivencia que hab¨ªa protagonizado siendo soldado, reci¨¦n terminada la guerra civil: fue designado para formar parte de un pelot¨®n de ejecuci¨®n y se neg¨® a obedecer la orden. No quer¨ªa disparar sobre un hombre indefenso. Est¨¢ claro que pudo esconderse en el anonimato de disparar al aire como tantos otros hacen, pero ¨¦l quiso declarar p¨²blicamente su postura, incapaz de fingir, decidido a afrontar todas las consecuencias. Afortunadamente, no pas¨® nada y el oficial de turno decidi¨® pasar por alto el incidente, pero es evidente que el soldado Jordi Tusell i Coll, nacido en Barcelona en 1920, futuro abogado y despu¨¦s productor cinematogr¨¢fico, se jug¨® la vida en ese d¨ªa oscuro de la posguerra civil. Y un hombre capaz de llegar a este extremo en defensa de la propia convicci¨®n merece ser admirado. Yo, por lo menos, como amigo, en ese trozo de vida que le tengo reservado en mi memoria, le seguir¨¦ admirando.
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