"Habitaci¨®n propia" en la calle de N¨¤quera
Somos muchas las mujeres que hemos acudido al Institut Valenci¨¤ de la Dona (ahora rebautizado con otro nombre) de la calle de N¨¤quera como quien va a su casa. Era nuestro espacio, visible y concreto. Y lo viv¨ªamos como una conquista. Hay que saber de la marginalidad y la periferia para reconocer el valor simb¨®lico de ocupar un lugar y en el centro y nosotras, y tambi¨¦n muchos hombres con sensibilidad y sentido hist¨®rico, lo sabemos.En las salas de la calle de N¨¤quera nos reun¨ªamos, hace a?os, un buen grupo de ense?antes para hablar de los libros que ofrecemos a ni?os, ni?as y j¨®venes y de las trampas sexistas que a¨²n se escond¨ªan entre sus p¨¢ginas.
Habl¨¢bamos de otra escuela y de otra manera de leer y seleccionar. Era el seminario Una escola altra. El Institut de la Dona nos alberg¨® y nos permiti¨® la comodidad y el confort que hace m¨¢s fruct¨ªfero el di¨¢logo. De una manera colectiva, aquella casa era nuestra habitaci¨®n propia. Por eso la seguimos reivindicando tal cual.
Tambi¨¦n he acudido a aquellas aulas a compartir el placer de leer con otras mujeres con amargas experiencias de vida a sus espaldas. Aprend¨ª infinitamente de ellas. Algunas se asomaron despu¨¦s a los libros para buscar un refugio, para aprender a rebelarse mejor, para compensar las duras carencias de sus biograf¨ªas. Al frente de la biblioteca, las mujeres se encontraban adem¨¢s otra mujer cuya paciencia, humanidad y sabidur¨ªa les resulta igualmente bals¨¢mica.
Fue al volver del LIBER recientemente celebrado en Madrid, cuando conoc¨ª a trav¨¦s de las prensa el abuso de poder que esconde el posible traslado y las reacciones justificadas de diversos colectivos feministas.
Las mujeres valencianas sienten el immueble de la calle de N¨¤quera como propio y a ¨¦l acuden cuando tienen alg¨²n problema o necesitan informaci¨®n sobre determinado tema. Lo consideran un lugar suyo en el que sienten preservada su intimidad que tan imprescindible resulta en muchas situaciones dif¨ªciles (separaci¨®n, divorcios, malos tratos, reinserci¨®n social, soledad, etc).
Mucho nos tememos que en el nuevo emplazamiento no se daran estas condiciones. Se habla de los locales que Bienestar Social dispone en Alameda 16, donde las mujeres se encontrar¨¢n con despachos de diversos usos que dif¨ªcilmente podr¨¢n considerar como propios, donde se sentir¨¢n perdidas en un conglomerado de dependencias administrativas.
El traslado supone desmembrar lo que hasta ahora constituye un todo: administraci¨®n, informaci¨®n, asesoramiento, biblioteca y centro de documentaci¨®n. Seg¨²n la propia directora general se romper¨¢ la unidad existente. Sabemos que se romper¨¢ tambi¨¦n la vida y la energ¨ªa que puede ahora fluir de un microespacio a otro.
Sospecho que si el palacete de la calle de N¨¤quera estuviera ocupado por alguna otra direcci¨®n general no se hubiera planteado su traslado con el descuido, la precipitaci¨®n, la desinformaci¨®n a sus usuarios y las declaracions contradictorias de quien la dirige, en suma, con la prepotencia manifiesta que ha presidido el que ahora nos ocupa y preocupa.
Eso es una indigna falta de respeto hacia la mujer que tal como escrib¨ªa el otro d¨ªa Neus Pont somos algo m¨¢s que votos. Conf¨ªo en que el sentido com¨²n y la oposici¨®n expresada con contundencia por los grupos de mujeres, hagan reconsiderar el pol¨¦mico traslado. Si no, que el partido del Gobierno no vuelva a hablar de pol¨ªticas a favor de la mujer porque ya estamos cansadas de hipocres¨ªas, doble lenguaje y estrategias perversas.
Rosa Serrano es escritora y editora.
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