Alborch, de nuevo

Cuando los dramaturgos griegos no sab¨ªan c¨®mo inventar un desenlace a sus enredos echaban mano de deus ex machina -una especie de comod¨ªn- y superaban el atolladero de tan prodigiosa manera. En el PSPV, seg¨²n los indicios, quieren copiar el artificio, apelando una vez m¨¢s a la ex ministra Carmen Alborch, que encabezar¨ªa la lista de las elecciones generales para aprovechar su glamour y tir¨®n popular. No es mala idea, ligeros de talentos y de l¨ªderes como andan los socialistas ind¨ªgenas. La gentil dama, cuanto menos, no est¨¢ herida por las batallas intestinas y por s¨ª sola tiene media campa?a hecha, por lo muy conocida y bien valorada. Pero la verdad es que tal maniobra, reiterada en no pocos trances, empieza a ser aburrida y, a nuestro entender, poco grata para la diosa deseada. D¨¦jesela en paz, de no querer ella otra casa, y que cada cual, con Ciscar a la cabeza, asuma sus responsabilidades sin escaquearse tras las faldas de esta sonrisa inextinguible que es Carmen. Por cierto, ?sigue independiente?