Buenos Aires, provincia sin ley
Los argentinos reclaman medidas contra la inseguridad, agravada por la corrupci¨®n de la polic¨ªa
En los casos m¨¢s importantes bajo investigaci¨®n de asaltos a bancos, atentados antijud¨ªos y homicidios por ajustes de cuentas entre bandas y los cometidos en represiones injustificadas, aparecen involucrados agentes y oficiales de media y alta graduaci¨®n de la polic¨ªa de la provincia argentina de Buenos Aires. Una fuerza armada de 47.000 hombres, a la que se reconoce popularmente como La bonaerense, que se envileci¨® y se termin¨® de corromper bajo la dictadura y a la que el poder civil no ha podido someter a la ley. El desesperado reclamo por la creciente inseguridad ha sido tema de debate entre los candidatos a la gobernaci¨®n en las elecciones generales del pr¨®ximo domingo 24 de octubre. Pero la verdad es que nadie sabe qu¨¦ hacer con los tambi¨¦n llamados patas negras.Para la mayor¨ªa, la polic¨ªa de la provincia de Buenos Aires es un pulpo con tent¨¢culos en cada comisar¨ªa de barrio, pueblo o ciudad del distrito electoral m¨¢s importante del pa¨ªs que cobra peaje por permitir las apuestas clandestinas, el tr¨¢fico de drogas, la prostituci¨®n, liberar zonas a los asaltantes y extorsionar con diversos m¨¦todos a comerciantes y vecinos. La justicia investiga adem¨¢s la colaboraci¨®n de algunos de sus miembros en bandas mixtas con ladrones notorios y la complicidad en atentados terroristas.
El abogado, profesor en la Universidad y ex juez Le¨®n Arslani¨¢n, de 56 a?os, presidente del tribunal que juzg¨® y conden¨® a los comandantes de la dictadura militar, ex ministro de Justicia de la Naci¨®n del actual gobierno y luego de la provincia de Buenos Aires, fue el encargado de llevar adelante desde diciembre de 1997 la m¨¢s profunda reforma jam¨¢s intentada de la temida polic¨ªa de la provincia de Buenos Aires. Sin embargo, ¨¦sta qued¨® abortada tras su renuncia al cargo. "Nadie puede negar el grado de deterioro al que se hab¨ªa llegado hasta que iniciamos la reforma. Era una polic¨ªa ineficiente, temida, con muchos casos de gatillo f¨¢cil y con otros vinculados a atentados terroristas. Por otro lado, la gente sabe tambi¨¦n de acuerdos t¨¢citos o expresos entre cierta dirigencia pol¨ªtica y la polic¨ªa y el involucramiento en general de polic¨ªas en delitos muy graves, donde aparecen con los delincuentes. Todo esto es cierto y adem¨¢s se ve agravado por la ominosa historia reciente de una polic¨ªa utilizada para procedimientos ilegales en la lucha contra la subversi¨®n".
Seguridad y trabajo es la demanda de los ciudadanos consultados en la provincia de Buenos Aires, seg¨²n las encuestas realizadas 10 d¨ªas antes de las elecciones. Los dos candidatos a gobernar, Graciela Fern¨¢ndez Meijide, por la Alianza de la oposici¨®n, y Carlos Ruckauf, del Partido Justicialista en el Gobierno, responden con discursos claramente diferenciados. Para Graciela, como se la reconoce popularmente, "la polic¨ªa debe subordinarse a un poder civil fuerte". Para completar la reforma de la bonaerense y adaptarla al estado de derecho, piensa en un conductor "que se parezca" al general Mart¨ªn Balza, actual comandante en jefe del Ej¨¦rcito de Tierra. Balza ya ha hecho tres veces la autocr¨ªtica p¨²blica por las violaciones a los derechos humanos que cometieron los militares durante la dictadura. "Necesitamos un Balza para la bonaerense", insiste Graciela.
Ruckauf, en cambio, ha recogido la demanda de mano dura que tambi¨¦n revelan los sondeos y que se expresan en el casi 10% de la tendencia de voto favorable al ex comisario Luis Patti, un polic¨ªa acusado de torturar y matar a los prisioneros, reciclado en dirigente pol¨ªtico y que aspira tambi¨¦n a gobernar la provincia. Ruckauf es todav¨ªa el vicepresidente en ejercicio del pa¨ªs y fue elegido por el actual gobernador Eduardo Duhalde, candidato a su vez a la presidencia, como su delf¨ªn para el cargo. "La polic¨ªa necesita balas m¨¢s potentes, capaces de penetrar los chalecos antibalas de los delincuentes, adem¨¢s de reformar las leyes penales", dice. "Un drogado no es un enfermo, es un delincuente que toma drogas para ser m¨¢s violento en sus delitos".
Arslani¨¢n asegura que "nadie hab¨ªa hecho nada hasta que el actual gobernador, Eduardo Duhalde, tom¨® la decisi¨®n pol¨ªtica de iniciar la reforma en 1997 y decidi¨® disolver la organizaci¨®n de la ex polic¨ªa bonaerense para descentralizarla, ponerla bajo el mando del poder civil y poner en disponibilidad a todos sus efectivos". De ese modo se logr¨® depurar las c¨²pulas, lo que afect¨® a m¨¢s de 300 comisarios. "El desembarco del poder civil en la polic¨ªa era una deuda de la clase pol¨ªtica con la sociedad. Este cambio no es m¨¢gico y va a llevar bastante tiempo", asegura.
Arslani¨¢n renunci¨® a su cargo cuando el candidato dijo que "hab¨ªa que meterle bala a los delincuentes" y que volver¨ªa a designar a un polic¨ªa para conducir a la fuerza en caso de ser elegido. La reforma qued¨® entonces inconclusa, pero Arslani¨¢n insiste en que "es irreversible" a pesar de todo "porque los mecanismos de control ahora est¨¢n en manos de la comunidad".
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