Padres

ADOLF BELTRAN

Ha habido tiempo de contrastarlo. Tal como el t¨®pico les -atribuye a los nuevos ricos, el PP valenciano tiende a echar mano de la billetera en cuanto surge un problema. Se trata de un reflejo instintivo, de un tic idiosincr¨¢tico bastante llamativo. ?A qui¨¦n hay que comprar? El precio es lo de menos cuando los fondos son de todos. El clientelismo constituye una vieja lacra del poder pol¨ªtico de cualquier signo ideol¨®gico. La nueva derecha lo maneja sin complejos con una apabullante l¨®gica instrumental. ?Usted qu¨¦ quiere? ?M¨¢s escuelas p¨²blicas? ?M¨¢s institutos? ?Que se cumpla la LOGSE y el sistema cuente con una Educaci¨®n Secundaria como es debido? No se preocupe, le pondremos en casa si eso ha de servir para que no d¨¦ la lata. El consejero del ¨¢rea, Manuel Taranc¨®n, y los dirigentes de la Confederaci¨®n Valenciana de Padres de Alumnos (Covapa), con Jos¨¦ Antonio Ranchal a la cabeza, lo han bautizado como Pacto por la Educaci¨®n, lo que no deja de resultar un sarcasmo. En sus reuniones internas, los avispados l¨ªderes de Covapa, entidad que ya recibe ayudas en aplicaci¨®n de la normativa vigente, hablan de 375 millones que aportar¨¢ la Generalitat para pagar la estructura y el funcionamiento de un tinglado cuyo objetivo es convertir a los usuarios de la educaci¨®n p¨²blica en un tent¨¢culo de esa Administraci¨®n ante la que est¨¢n estrat¨¦gicamente emplazados a reivindicar derechos, inversiones y calidades. No es el ¨²nico ¨¢mbito donde puede detectarse este tipo de saqueo o subasta de un patrimonio tan fr¨¢gil de las organizaciones de la sociedad civil como es su independencia, pero llama la atenci¨®n por lo monstruoso de las connotaciones. En lugar de compromisos y acciones en las escuelas y los institutos, se busca la manera de sufragar generosamente desde el erario p¨²blico un gran aparato burocr¨¢tico, mientras amenaza con emerger todo un engendro: el padre de alumno como profesi¨®n.