Ganar y perder
Que el empate t¨¦cnico entre Pasqual Maragall y Jordi Pujol que las encuestas hac¨ªan expl¨ªcito (hablo, claro est¨¢, de las encuestas serias) s¨®lo se zanjar¨ªa en las urnas era previsible y, de hecho, as¨ª lo anunci¨¦. Como tambi¨¦n que la expectativa generalizada de triunfo de Pujol pod¨ªa jugarle una mala pasada. Que romper el empate iba a exigir el recuento de hasta un 70% de las papeletas fue, sin embargo, la sorpresa de la noche electoral catalana. Pero lo que, sin duda, nadie pudo prever es que, al final, ganar¨ªan los perdedores mientras perd¨ªan los ganadores.Y el primer ganador que pierde es ese 40% de electores que se ha quedado en casa indiferente. Que esto ocurra tras cuatro lustros de autonom¨ªa catalana -la m¨¢s florida y glamurosa de Espa?a-, otros tantos de gobierno de Pujol y Converg¨¨ncia i Uni¨® -el m¨¢s florido y glamuroso de los pol¨ªticos nacionalistas- y en las elecciones auton¨®micas m¨¢s competidas e importantes es todo un indicador, negativo, por supuesto, que dice lisa y llanamente que, a pesar de lo que nos quieren hacer creer -y nos creemos con frecuencia-, los catalanes tienen escaso inter¨¦s en su autonom¨ªa y en el gobierno de su Generalitat y, desde luego, mucho menos que en su ayuntamiento o en el gobierno de Espa?a. Todo un mensaje y una afirmaci¨®n de cultura pol¨ªtica que no me sorprende, y ya hab¨ªa advertido de cierto cansancio nacionalista que los estudios del Institut Catal¨¤ de Ci¨¨ncies Pol¨ªtiques pon¨ªan de manifiesto. Pues, si antes pod¨ªamos pensar que esa indiferencia proven¨ªa de la izquierda y/o de los no nacionalistas, no ha sido as¨ª en estas elecciones. Y aunque todos sean culpables de ello m¨¢s lo es, sin duda, quien sobre la abstenci¨®n ha construido un discurso que le ha permitido gobernar 19 a?os y repetir. A muchos eso les parece un ¨¦xito democr¨¢tico. Vale... si matizamos. Pues CiU consigue ganar con el 22% del censo, menos de uno de cada cuatro electores, pues ¨¦se es su apoyo real si se le despoja de todo maquillaje.
Sobre todo, considerando que, adem¨¢s, la suya no es la lista m¨¢s votada y la diferencia dista de ser peque?a. Maragall, que era candidato del PSC, pero tambi¨¦n de IC-V, le ha sacado a Pujol 84.499 votos, es decir, casi tres puntos de diferencia (exactamente, 2,78). Recordemos que el PP gan¨® al PSOE en 1996 por s¨®lo un punto y aquello pareci¨® una victoria p¨ªrrica. Pues bien, Maragall pierde con tres puntos a su favor. Sab¨ªamos que el sistema electoral espa?ol es fuertemente desproporcional, superando incluso a alg¨²n sistema mayoritario, pero este resultado es casi aberrante. Para m¨¢s inri, a Maragall le habr¨ªa bastado con s¨®lo un diputado m¨¢s para que fuera el t¨¢ndem PSC-IC quien se hubiera podido apoyar en el PP o en ERC. De modo que el mal humor de Maragall se comprende. No es broma decir que la suya es la lista m¨¢s votada aunque tampoco lo sea recordar cu¨¢les son las reglas del juego.
Pues, a m¨¢s a m¨¢s, el resultado neto es que todos los partidos, menos el PSC, han perdido apoyo. Y de qu¨¦ modo. CiU ha perdido casi 150.000 votos; ERC, 36.000, y el PP, nada menos que 126.000 y cinco esca?os, un verdadero descalabro. Por el contrario, el PSC (m¨¢s IC) ha ganado 141.000 y diez esca?os netos. De modo que han ganado las elecciones los grandes perdedores: CiU, que repite gobierno en Catalu?a, y el PP, que espera repetir en Espa?a. Y ha perdido el ¨²nico ganador n¨ªtido: el PSC.
Al final -no s¨®lo es evidente, es adem¨¢s legal y leg¨ªtimo-, gobernar¨¢ CiU con el apoyo de su m¨¢s encarnizado enemigo: la derecha "espa?olista" del PP. Y ¨¦ste, previsiblemente, repetir¨¢ en las generales gobernando con el apoyo de su m¨¢s encarnizado enemigo: los "separatistas" de CiU. ?Enredos de la pol¨ªtica? Y de qu¨¦ modo, pues mientras el PNV rechaza el Estatuto y camina hacia el "soberanismo" (justo cuando la soberan¨ªa se nos deshace entre las manos, pero all¨¢ ellos) y el PP critica su deslizamiento hacia el rupturismo, el mismo PP avala a los compa?eros del PNV en la Declaraci¨®n de Barcelona en contra de quienes defienden la Constituci¨®n. Coherente, ?no?
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.