Liderazgos
VICENT FRANCH
El liderazgo encarnado por personas concretas puede ser un inconveniente para el deseable de los grupos o de las organizaciones, pero los ejemplos de liderazgo colectivo que se quieran mostrar como prueba no han resistido el embate de la aparici¨®n de l¨ªderes individuales en su seno. Ahora y aqu¨ª no hay entre los valencianos (del centro a la izquierda) ni liderazgo colectivo, ni mucho menos individual, lo que a?ade otro punto negativo al deficiente prestigio social de la cultura pol¨ªtica de nuestra izquierda, nacionalista o no. Al largo per¨ªodo de gestaci¨®n de las alternativas progresistas de los ¨²ltimos a?os del franquismo y del per¨ªodo de transici¨®n a la democracia, sigui¨® la termidoriana aplicaci¨®n de m¨ªnimos desde el poder a manos del partido de aluvi¨®n que fue el PSPV-PSOE; y con la derrota de ¨¦ste en el ¨¢mbito valenciano -cuyo primer episodio fueron las elecciones generales del 93- y el err¨¢tico viaje pol¨ªtico de las izquierdas valencianas que se inici¨® en el 95 se habr¨ªa dejado al descubierto un gran hoyo vac¨ªo donde no existen m¨¢s que las recriminaciones mutuas y una mal disimulada obsesi¨®n por la supervivencia personal en el marco de la escasez presupuestaria a que condena la p¨¦rdida continuada de poder.
El proceso de regresi¨®n se ve agravado, adem¨¢s, por una doble crisis de liderazgo que lleva a fatales consecuencias. Que no haya un l¨ªder capaz de encabezar un movimiento de renovaci¨®n del espectro progresista ni en los partidos que ocupan el mismo ni fuera de ellos es grave, pero la ausencia de ideas, de un conjunto de propuestas capaces de aunar voluntades para conseguir articular una verdadera alternativa al poder omn¨ªmodo de la derecha valenciana resulta bastante m¨¢s revelador de la postraci¨®n ideol¨®gica y program¨¢tica del conjunto del mundo progresista.
El discurso de la izquierda autoritaria se estrell¨® fuera contra el muro de Berl¨ªn, y, dentro, contra el pragmatismo travestido del PSOE gobernante, cuyas clamorosas renuncias acabaron por desmejorar las bases ¨¦ticas y program¨¢ticas de la cultura pol¨ªtica que hund¨ªa sus ra¨ªces en los tiempos de la oposici¨®n democr¨¢tica al ¨²ltimo franquismo. El confuso e impol¨ªtico no-discurso del nacionalismo fusteriano, por otra parte, se acomod¨® en la pr¨¢ctica a la fatal conclusi¨®n del mal menor que represent¨® el PSPV-PSOE entre nosotros, y se fue de vacaciones te¨®ricas cuando el grueso de la esperada clientela le dijo ?Bah! a tantas certezas.
Cuando el discurso de la izquierda que triunf¨® ha quedado descarnadamente hu¨¦rfano de contenidos, el subsistente nacionalismo posibilista valenciano est¨¢ tan escorado hacia un pragmatismo de m¨ªnimos sin convicci¨®n que no se le percibe como alternativa, y no tiene a su alcance f¨¢cilmente enarbolar lo que durante tantos a?os debi¨® guardar como proyecto de liderazgo ideol¨®gico, ahora que de aquella prepotente izquierda ganadora s¨®lo quedan votos anclados por inercia acr¨ªtica y personalismos dirimi¨¦ndose el yantar a navajazo limpio.
De haberse guardado, cuidado, desarrollado y puesto al d¨ªa durante toda esta larga traves¨ªa del desierto el acervo pol¨ªtico de tantas inquietudes nacionalistas arrinconadas en el miedo, el pragmatismo, la desidia pol¨ªtica, la prepotencia o el desvar¨ªo te¨®rico, el nacionalismo habr¨ªa podido recoger ahora y c¨®modamente el testigo de un liderazgo pol¨ªtico caducado. Pero perdi¨® tiempo, y ahora tiene los deberes por hacer.
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