Amores

JAIME ESQUEMBRE

Luis Fernando Saura asegur¨® ayer en las Cortes que la instituci¨®n que dirige estaba "languideciente", y que lo primero que se plante¨® al acceder al cargo fue su revitalizaci¨®n. "Y en ello estoy", dijo sin que se observara tras su espesa barba el m¨ªnimo atisbo de rubor. Acab¨¢ramos: a lo peor resulta que decidi¨® utilizar el cargo para resolver asuntos personales, negarlo oficialmente despu¨¦s, verse desmentido por instancias judiciales y desatar su particular esc¨¢ndalo con el ¨²nico objeto de llamar la atenci¨®n, devolver a la Sindicatura la energ¨ªa perdida y, de paso, hacer saber a los valencianos que ellos, como ¨¦l, tambi¨¦n pueden utilizarla para defenderse. Vamos, que sus intenciones fueron buenas pero los periodistas somos muy malos y nos quedamos con lo superfluo sin alcanzar a ver las verdaderas motivaciones de su plan de choque para dar a conocer la instituci¨®n. Loado sea.

Lo curioso de su comparecencia de ayer, que no es la buena porque de esas veleidades tendr¨¢ que responder en pocos d¨ªas, es que Saura insisti¨® en que el S¨ªndic se ha recuperado con ¨¦l, que no para ¨¦l. Y ya puestos, hasta habl¨® de amores y desamores. "Puedo ser amado o no, pero duermo muy tranquilo", dijo. Inmediatamente, desde la oposici¨®n le dejaron claro que no s¨®lo han dejado de amarlo, sino que instan al divorcio radical, sin agradecer servicios prestados, y a abandonar el nido de amor que le concedieron con sus votos.

Tampoco sus principales mentores, los populares, han demostrado estusiasmo por prolongar el idilio. Es t¨¢ctica generalizada del gobierno Zaplana bloquear cuantas comparecencias solicita la oposici¨®n de su gente, de la que quiere especialmente. En esta ocasi¨®n dicen que es muy saludable que los cargos p¨²blicos se expliquen. Si no divorcio, s¨ª parece que las relaciones se han enfriado y, qui¨¦n sabe, quiz¨¢s acabe esto en separaci¨®n de bienes a instancia de parte. A Saura le queda el nido, eso s¨ª, pero no tiene a nadie que se lo caliente. Y un amor sin calor es como tener una novia en Gran¨¢, que ni es novia ni es n¨¢.