El Valencia ense?a su mayor t¨¦cnica

Al igual que en Mestalla, el Glasgow presumi¨® antes del encuentro y despu¨¦s result¨® una birria de equipo, infinitamente inferior al Valencia, que necesit¨® media parte para poner las cosas en su sitio. Primero un latigazo de Mendieta desde la frontal del ¨¢rea y despu¨¦s un carrera del Piojo L¨®pez, adornada con un autopase torero y un tiro raso y colocado, sirvieron para poner en evidencia al conjunto escoc¨¦s, que hab¨ªa salido a defender muy atr¨¢s, como queriendo cerrarle metros al Piojo, que al final los hall¨®, se march¨® y marc¨®. Como se preve¨ªa, sobre todo teniendo en cuenta que el campo es el m¨¢s largo de la Liga de Campeones: 115 metros. Al final la estrategia conservadora del Rangers se hab¨ªa quebrado en media parte de juego. Entre otras cosas porque las distancias entre el f¨²tbol escoc¨¦s y el espa?ol sigue siendo siderales.A pesar de la ch¨¢chara del t¨¦cnico del conjunto brit¨¢nico, Dick Advokaat, que promet¨ªa grandes avalanchas ofensivas, la voracidad atacante del Glasgow result¨® m¨¢s bien tibia. Hab¨ªa mucho temor en el conjunto escoc¨¦s y sali¨® fuertemente protegido atr¨¢s. Lo que se vio de inmediato es que el Rangers sigue recurriendo como mejor argumento a lo que marca la tradici¨®n del f¨²tbol brit¨¢nico: el juego a¨¦reo, focalizado en los lanzamientos de c¨®rners. El Valencia se manejaba sin apenas agobios, pero tampoco atacaba con claridad: ni hab¨ªa espacios ni sab¨ªa crearlos. El Rangers se defend¨ªa muy atr¨¢s y con contundencia, no quer¨ªa darle metros a la carrera del Piojo L¨®pez. A la media hora de juego, el Valencia era el due?o del bal¨®n y del campo, pero aunque rondaba las cercan¨ªas de Klos, no sab¨ªa como hincarle realmente el diente al meta alem¨¢n.

En cualquier caso, hab¨ªa una evidencia: el Valencia era extremadamente m¨¢s t¨¦cnico que el Glasgow. Est¨¢ a a?os luz en este aspecto a pesar de la gran cantidad de jugadores continentales del conjunto escoc¨¦s. Y por mucho que el t¨¦cnico sea un holand¨¦s. El poso brit¨¢nico ah¨ª queda. Y as¨ª qued¨® reflejado en otro gran gol del especialista en grandes tantos: Gaizka Mendieta, que atrap¨® un centro a la frontal del ¨¢rea de Carboni, se lo baj¨® a la izquierda y empalm¨® con extraordinaria precisi¨®n: el cuero escupi¨® en el poste izquierdo de Klos. Hab¨ªa venido de una entrada por la banda, tal y como manda el libro de C¨²per, cuyo equipo empieza a parecerse por fin a lo que pretende el entrenador argentino.

Las diferencias se agrandaron tras el tanto y el Valencia empez¨®, por primera vez, a disfrutar, a combinar, a imponer su mejor dominio de la pelota y a hacer relamente chico al Glasgow, que no atinaba a pasar del medio del campo. Lleg¨® incluso el momento de sentenciar, pero tras una perfecta triangulaci¨®n entre Angulo, Piojo e Ilie, el rumano super¨® con un toque sutil a Klos que se qued¨® a un palmo de traspasar la raya de gol. Para entonces, al filo del descanso, el Glasgow estaba totalmente desarmado, sin un gramo de coherencia en sus l¨ªneas. Por lo que vino Kily para servir un par de balones de gol, uno de ellos para el Piojo, que burl¨® a Amoruso con un autopase y despu¨¦s a Klos coloc¨¢ndola donde mandan los c¨¢nones: entrando desde el pico derecho del ¨¢rea, envi¨® el cuero al poste izquierdo, el que no tapaba suficientemente en su desesperada salida Klos.

El entusiasmo del Rangers no decay¨® tras el descanso, pero el Valencia, que defend¨ªa muy arriba, tal y como quer¨ªa C¨²per, se proteg¨ªa con orden y limpieza. Sobre todo Djukic, que mostr¨® su gran clase. Ahora s¨ª se volc¨® el Rangers pero tan s¨®lo para confirmar sus enormes carencias. El Valencia viv¨ªa muy tranquilo, dominaba el centro del campo y esperaraba a que Mendieta, el Piojo o Ilie volvieran a aparecieran de nuevo. Pero el que apareci¨® fue el ¨¢rbitro, aut¨¦ntico azote del club de Mestalla en esta competici¨®n. Tras haber rematado fuera un jugador escoc¨¦s, el ¨¢rbitro se invent¨® un c¨®rner del que sacar¨ªa el gol el Rangers. No pod¨ªa hacerlo de otra manera. Ahora s¨ª que rugi¨® Ibrox Park. Por primera vez el Valencia se sinti¨® amenazado, perdi¨® de vista la pelota y el ¨¢rbitro sigui¨® barriendo para casa: malos presagios. Adem¨¢s, hab¨ªa salido al campo el ca?onero alem¨¢n Albertz, que probar¨ªa los reflejos de Palop. Ante la avalancha, C¨²per introdujo a Farin¨®s y S¨¢nchez, y con ellos el Valencia recobr¨® el sentido. Toc¨® m¨¢s y amans¨® a los escoceses. Y perdon¨® la vida al Rangers.