?tica y est¨¦tica
ROSA SOLBES
En este pa¨ªs, los ricos han acumulado huertos de naranjos y solares, primas ¨²nicas y grandes chalets familiares. Para los ratos de holganza, apartamentos de tapicer¨ªa atigrada y espejo en el techo. Y picaderos flotantes, abarloados en puerto del que ni llegan a zarpar porque para esas cabalgadas basta con mecerse en el amarre.
De gusto m¨¢s bien ostentoso eligiendo joyas para la se?ora y para la se?orita, la mayor¨ªa de los cresos locales, en lo que concierne a las artes pl¨¢sticas, no han pasado del relamido retrato, paisaje o bodeg¨®n que cuelgan iluminados bajo pomposa l¨¢mpara de muchas l¨¢grimas.
Hay, sin embargo, gente de posibles que es de otra manera, y no s¨®lo de ahora, que a lo mejor desgrava. Patrocinadores de iniciativas c¨ªvicas que se dejaron fortunas en el empe?o, como el caso de Joaqu¨ªn Maldonado; o empresarios de izquierdas, colaboradores de la causa obrera y antifranquista, gracias a los cuales nacieron revistas y diarios, se editaron libros, se pagaron fianzas.
En los setenta vimos actuar, con asombro y admiraci¨®n, a quien Manuel Peris ha llamado "el mecenas rojo". Desde entonces; Jes¨²s Mart¨ªnez Guerricabeitia, y Carmen Garc¨ªa Merchante se han mantenido fieles a aquel talante desprendido hasta protagonizar uno de los gestos m¨¢s ins¨®litos -todav¨ªa- en este pa¨ªs: la donaci¨®n de sus pinturas a la Universidad de Valencia (en la que no pudo estudiar por motivos pol¨ªticos), convertida as¨ª en la instituci¨®n acad¨¦mica espa?ola que cuenta con unos fondos m¨¢s extensos de arte contempor¨¢neo (La Bienal por ¨¦l patrocinada ya lleva 10 a?os aportando creaciones de artistas j¨®venes). Pintura militante, desde luego, hasta alguna pieza claramente panfletaria, que fue adquirida por ¨¦tica solidaria con artistas, partidos, sindicatos... y adem¨¢s, con buen ojo de aficionado a la creaci¨®n est¨¦tica, ya que muchos de los autores han adquirido despu¨¦s la categor¨ªa de consagrados. Pero M. Guerricabeitia, para suerte suya y de todos, nunca necesit¨® ni jam¨¢s cay¨® en la tentaci¨®n de vender, pese a las ofertas que suele producir un mercado especulador.
Que la colecci¨®n, 128 pinturas y 275 de obra gr¨¢fica, no s¨®lo no se disperse, sino que siga creciendo en el mismo sentido, la cr¨ªtica social y denuncia de las injusticias de este mundo, es la intenci¨®n de esta pareja que no se ha quedado pr¨¢cticamente nada, ni siquiera "las favoritas". "Ahora las paredes retumban, tienen eco. La casa ya nunca ser¨¢ la misma, pero no estamos arrepentidos porque, como dice un refr¨¢n jud¨ªo, no es la jaula la que canta, sino el p¨¢jaro".
Recomiendo vivamente una visita a ese recuperado espacio de la calle de La Nave, donde se exhibe una parte de la donaci¨®n. Piezas con historia que en su d¨ªa conmovieron, con recientes y significativas an¨¦cdotas que los esp¨ªritus republicanos sabr¨¢n interpretar, como que el pr¨ªncipe Felipe pasara de largo, o que la poco conocida obra de los Cr¨®nica Torrijo y 52 m¨¢s (fusilamientos ordenados por Fernando VII) no resultara seleccionada para ser vista por la reina Sof¨ªa en la exposici¨®n de Vald¨¦s.
Carmen y Jes¨²s (el parecido con el gran patrono Jos¨¦ Mar¨ªa Cuevas s¨®lo es una jugarreta del fotoperiodismo) han devuelto bastante m¨¢s de lo que recibieron. Y no s¨®lo lienzos. Pero eso se la trae floja a los repartidores del M¨¦rito Cultural.
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