Maestros

MIGUEL ?NGEL VILLENA

Dos maestros de escuela ofrecen duras y a la vez hermosas lecciones de libertad en dos pel¨ªculas recientes. El primero de ellos es el profesor republicano que encarna Fernando Fern¨¢n-G¨®mez en La lengua de las mariposas, una estremecedora f¨¢bula sobre las actitudes humanas en situaciones l¨ªmite como la guerra civil espa?ola. Basada en relatos de Manuel Rivas y con direcci¨®n de Jos¨¦ Luis Cuerda, este filme se ha convertido en uno de los m¨¢s l¨²cidos testimonios sobre el drama de 1936. La segunda muestra del coraje de los maestros -esa preciosa palabra sepultada bajo un aluvi¨®n de tecnicismos- la brinda el actor franc¨¦s Philippe Torreton en Hoy empieza todo, quiz¨¢ la mejor obra cinematogr¨¢fica de Bertrand Tavernier. Son pasajes aut¨¦nticos de vida, retazos de carne y hueso, que separados en el espacio y en el tiempo -uno ambientado en la Galicia de los a?os treinta y el otro en el norte de Francia de ahora mismo- expresan id¨¦nticos anhelos, abordan similares dramas y dejan el sabor de una esperanza agridulce. Pero la cinta francesa concluye con un llamamiento festivo a que la gente no se rinda ante las desigualdades, ante la injusticia, ante los panoramas grises y devastadores que se dibujan en la trastienda de la pretendida Europa del bienestar.

Clave de b¨®veda de cualquier sociedad, la educaci¨®n aparece una y otra vez en el centro del debate. Porque las narraciones de La lengua de las mariposas o de Hoy empieza todo apuntan tambi¨¦n a la realidad valenciana m¨¢s inmediata y cotidiana donde la pugna entre la ense?anza p¨²blica y la privada ha marcado todo el comienzo del curso escolar. Con un recorte anunciado de las inversiones en educaci¨®n y al hilo de tratos de favor oficial hacia colegios privados muchos maestros valencianos, padres de alumnos y estudiantes han salido de su letargo. Porque est¨¢ en juego la libertad con may¨²sculas y no la demag¨®gica elecci¨®n de un centro miles de profesores valencianos han seguido el consejo del maestro franc¨¦s retratado por Bertrand Tavernier. Miles de maestros no est¨¢n dispuestos a rendirse.