En favor de la opini¨®n
CAMILO VALDECANTOS
"La informaci¨®n y la opini¨®n estar¨¢n claramente diferenciadas entre s¨ª". Este principio que figura en el primer apartado del Libro de estilo de EL PA?S puede discutirse: los g¨¦neros period¨ªsticos no son puros; la cr¨®nica y el reportaje, que abundan en las p¨¢ginas de los diarios, introducen aportaciones personales del redactor y se difumina la frontera entre informaci¨®n, an¨¢lisis y opini¨®n y porque, simplemente, el modo de titular una noticia o de encajarla en las p¨¢ginas es ya un ejercicio de selecci¨®n y, por tanto, en buena parte, de opini¨®n.Pero, discusiones al margen, el principio debiera conservarse como oro en pa?o, por ser una gu¨ªa segura para evitar tropel¨ªas hacia los lectores y para esforzarse en que quede claro -al menos tipogr¨¢ficamente claro y evidente- lo que es un texto informativo y otro de opini¨®n.
Todo esto viene a cuento porque una columna, publicada el s¨¢bado d¨ªa 23, firmada por Vicente Verd¨², sobre los malos tratos que los hombres infligen a las mujeres, ha levantado un buen n¨²mero de protestas entre los lectores.
El Defensor ha recibido cinco cartas por el contenido de aquel texto, que se titulaba Los machos, y tiene constancia de que al director del peri¨®dico han llegado bastantes m¨¢s.
El Defensor ha dudado seriamente en traer este asunto a la columna dominical, pero, por fin, entiende que debe quedar constancia de un cierto estado de opini¨®n entre los lectores contrario a la que expon¨ªa Verd¨² y, sobre todo, tratar de aclarar lo que puede decirse a los lectores sobre este asunto.
Las respuestas al texto de Verd¨² son mayoritarimente contrarias a sus tesis, pero no un¨¢nimes. Hay dos lectores que le felicitan por sus razonamientos.
Yendo al fondo del asunto: la libertad de opini¨®n debe llevarse al l¨ªmite mismo en que ese ejercicio roce principios fundamentales de la Constituci¨®n. ?ste es el ¨²nico criterio seguro que encuentra el Defensor, aun admitiendo que es discutible.
Seguro que algunas opiniones molestan a determinados lectores. Incluso pueden chirriar y resultar excesivamente reduccionistas -como en este caso- respecto a la l¨ªnea habital del peri¨®dico y a la realidad complej¨ªsima que se aborda. ?Bastar¨ªa eso para excluirlas?
?Por qu¨¦ no aceptar el valor estimulante de una opini¨®n heterodoxa respecto de los valores predominantes, de las convenciones establecidas o de lo consagrado, en cada momento, como pol¨ªticamente correcto?
Varios columnistas de este peri¨®dico discrepan con frecuencia de la propia l¨ªnea editorial del peri¨®dico y es seguro -no es necesario formular una consulta para afirmarlo- que muchas de las opiniones que expresan, sobre diversos asuntos, est¨¢n muy lejos de las que sostiene la direcci¨®n del peri¨®dico.
Las opiniones que provoquen amplio rechazo entre los lectores ser¨¢n, sin duda, objeto de atenci¨®n para el director porque cualquier peri¨®dico busca una razonable identificaci¨®n con la mayor¨ªa de sus lectores.
Pero todo ese mundo, complejo y problem¨¢tico, queda, en princio, al margen del Defensor del Lector y lejos de las competencias que le otorga el estatuto por el que se rige.
Otra cosa distinta es que el peri¨®dico sea sensible a la reacci¨®n de su lectores y, como ocurre en las p¨¢ginas de hoy, retome el asunto de los malos tratos a mujeres y le dedique una atenci¨®n especial para responder al inter¨¦s que se ha hecho patente.
C¨¢rcel por cinco duros
Pena de tres a?os y medio de c¨¢rcel por robar un reloj y cinco duros. Con este titular se public¨® una noticia el pasado d¨ªa 22 en la que se contaba que el Tribunal Supremo confirm¨® una sentencia de la Audiencia de Logro?o en la que se condenaba a un joven por robar veinticinco pesetas y el reloj a un menor.S¨®lo en el ¨²ltimo p¨¢rrafo se informaba que los dos tribunales hab¨ªan considerado la intimidaci¨®n que se ejerci¨® sobre el menor, adem¨¢s de los antecedentes penales del agresor -condenado ya por otros dos robos- como los componentes fundamentales para dictar la pena.
Rafael Moro, desde Madrid, se ha dirigido al Defensor para explicar que si s¨®lo se atiende al titular se sugiere un exceso intolerable de los jueces, que no necesitan de este tipo de ayudas "para tener mala imagen".
Carlos Arroyo, redactor jefe de la secci¨®n de Sociedad, donde se incluy¨® la noticia, acepta que el titular "es mejorable y conceptualmente incompleto". Argumenta que "es imposible titular con todos los aspectos de la noticia" y sugiere alg¨²n otro "m¨¢s afinado". Adem¨¢s, Arroyo se?ala que muchos peri¨®dicos titularon de forma casi id¨¦ntica a la de EL PA?S.
El Defensor piensa que el lector tiene raz¨®n. Es casi lugar com¨²n una broma profesional: "No dejes que la realidad te arruine un buen reportaje". De puertas adentro es frecuente remedar la expresi¨®n con un "No dejes que la realidad te arruine un buen titular".
Existe alergia hacia los titulares con matices, se entienden, con raz¨®n, como antiperiod¨ªsticos. Decir que alguien va a la c¨¢rcel por intimidar a un menor se considera que no es noticia -¨¦se es el fondo de este asunto, reconocido expresamente ante el Defensor-, pero poder titular que el robo de un reloj y cinco duros lleva a alguien tres a?os a prisi¨®n suena bien, parece chocante, despierta la atenci¨®n de muchos lectores y no es, desde luego, radicalmente falso. As¨ª debi¨® entenderse en muchos peri¨®dicos.
El Defensor juzga preferible no publicar la noticia, si se entiende que no tiene trascendencia, a ofrecerla con un sesgo tan inexacto que, esta vez sin raz¨®n, incide directamente en la vituperada imagen de la justicia.
Los lectores pueden escribir al Defensor del Lector por carta o correo electr¨®nico (defensor@elpais.es), o tel¨¦fonearle al n¨²mero 91 337 78 36.
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