Plaga
MANUEL PERIS
Los caminos de los recuerdos son enmara?ados. Aunque luego, despejando las hojas secas que los cubren, aparezcan n¨ªtidos en la memoria y nos aporten luz sobre el presente, el tiempo que los suscita. Tal vez por eso, al leer los planes del Gobierno de Eduardo Zaplana para la sanidad valenciana, la obsesi¨®n por privatizar los servicios p¨²blicos, a uno le viene a la memoria una extra?a asociaci¨®n de ideas: Proust y los insectos.
Puede que fuera durante la cena que sigui¨® a una de las representaciones de Sh¨¦h¨¦rezade estrenada en la Opera de Par¨ªs por los ballets rusos a finales de la primera d¨¦cada del siglo que acaba. En tal caso, adem¨¢s de Jean Cocteau, entre los comensales estar¨ªa el gran bailar¨ªn Nijinsky y tambi¨¦n, tal vez, el escen¨®grafo Bakst, por quien Marcel Proust sent¨ªa una gran admiraci¨®n. Aunque probablemente no fue entonces y la cosa sucedi¨® unos cuantos a?os despu¨¦s, cuando los ballets rusos estrenaron Parade, con coreograf¨ªa de Cocteau, m¨²sica de Satie y escenograf¨ªa de Picasso. En fin, el asunto es que Proust se quej¨® de que no leyeran sus libros ciertas damas que hab¨ªan inspirado algunos personajes de En busca del tiempo perdido. Cocteau, que a su vez hab¨ªa servido de materia prima para que Proust modelara a su joven Octave, le hizo un comentario acorde con su genio:
-Usted pretende que los insectos lean a Fabre.
Lo cierto es que uno, en su enciclop¨¦dica ignorancia, se enter¨® de la existencia del bueno de Jean Henri Fabre, y que me perdone Mart¨ª Dom¨ªnguez, por los cerros de ?beda; en este caso, Por el camino de Swann. All¨ª Proust asimila a uno de sus personajes con la abeja excavadora. "Ese himen¨®ptero observado por Fabre", cuenta, "que para que sus peque?os tengan carne fresca que comer despu¨¦s de su muerte, apela a la anatom¨ªa en socorro de su crueldad, y hiere a los gorgojos y ara?as capturados, con gran saber y habilidad, en el centro nervioso que rige el movimiento de las patas, sin da?ar otra funci¨®n vital, de modo que el insecto paralizado junto al cual pone sus huevos ofrezca a las larvas que vengan carne d¨®cil, inofensiva, incapaz de huir o resistirse, y completamente fresca...".
La excavadora del PP entra en el edificio de la sanidad valenciana. La demolici¨®n no es absoluta, la prepara con gran saber y habilidad. Primero, a modo de ensayo, deja en Alzira unos kilos de carne fresca para las larvas de la sanidad privada. Luego establece conciertos con empresas afines. Despu¨¦s ataca a los centros nerviosos de la sanidad p¨²blica. Pretende desmembrar la Fe, el gran hospital de referencia. Y el conseller de Sanidad, Jos¨¦ Emilio Cervera, anuncia un plan para privatizar los equipos de resonancia magn¨¦tica en los hospitales p¨²blicos: m¨¢s gorgojos y ara?as paralizados, m¨¢s carne fresca para el negocio.
La respuesta de la Sociedad Valenciana de Radiolog¨ªa no se ha hecho esperar: anuncios en prensa denunciando la maniobra. Habr¨¢ tambi¨¦n denuncias de la oposici¨®n y de los sindicatos. Pero sobre todo, a medida que el terrible insecto excavador profundice en su estrategia, desatar¨¢ la alarma entre los usuarios. Porque el que sufre tiene memoria y ¨¦sta es, tal vez, el ¨²nico para¨ªso del que no podemos ser desterrados.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.