Turiferarios e invocadores

Hace escasos d¨ªas el profesor Mart¨ªnez Serrano pon¨ªa el dedo en una de nuestras llagas cuando en su art¨ªculo ?Es rica la econom¨ªa valenciana? demostraba en estas p¨¢ginas, con toda claridad y con datos irrefutables referidos a los principales indicadores del grado de progreso y bienestar de una sociedad, que en la nuestra no se atan precisamente los perros con longanizas. El crecimiento del PIB per c¨¢pita y del nivel de renta son muy parecidos, incluso inferiores, a los del conjunto espa?ol. Nuestra renta por habitante es casi id¨¦ntica a la media espa?ola, pero por debajo de la de siete comunidades aut¨®nomas. Las mismas, a?ado yo, que presentan tasas de paro sensiblemente m¨¢s reducidas que la valenciana, con la excepci¨®n del Pa¨ªs Vasco. El consumo medio de nuestros hogares es un 10 por ciento inferior al espa?ol. Los trabajadores valencianos ocupados en la industria y servicios ganan por t¨¦rmino medio un 10 por ciento menos que los del resto de Espa?a, pero es que adem¨¢s los salarios valencianos crecen por debajo de la media espa?ola. Nuestra tasa de ahorro es asimismo relativamente baja. Con estos datos ya se puede dibujar un panorama que nos sit¨²a en torno a la media espa?ola, con tendencia a la baja en algunos aspectos, pero muy alejados de los niveles de prosperidad que presentan Baleares, Catalu?a, Pa¨ªs Vasco, Madrid, La Rioja o Navarra. En definitiva, una mediocridad -ocupamos en casi todos los principales indicadores el s¨¦ptimo u octavo lugar, menos en siniestralidad laboral donde somos la segunda- nada ¨¢urea.Pues bien, nuestros gobernantes y dirigentes empresariales -si es posible distinguirlos- no parecen dispuestos a consentir que la dura realidad les estropee sus discursos, a tenor de las infundadas y harto manidas muletillas que reiteraron con ocasi¨®n del jolgorio organizado por la C¨¢mara de Comercio de Valencia. Zaplana volvi¨® a exultar repitiendo cual papagayo que crecemos por encima de la media espa?ola. Virosque estuvo como siempre, ejerciendo sin rubor de turiferario del r¨¦gimen. Y en alguna fugaz intervenci¨®n televisiva se pudo contemplar a Rafael Ferrando, el de la Cierval, mascullar algo acerca de la vanguardia del crecimiento, mientras que Federico F¨¦lix, empresario sin empresa conocida, afirmaba con rotundidad que nuestras perspectivas son inmejorables, "a corto y medio plazo", sentenci¨® con precisi¨®n digna de un analista del MIT.

Pero al d¨ªa siguiente recibieron -y en sus mejillas todos los valencianos- la justa compensaci¨®n a su mansedumbre por boca de Aznar, cuando le espet¨® al m¨¢ximo dirigente de nuestros empresarios que el asunto del AVE "ya est¨¢ resuelto, preoc¨²pese usted por otro tema". Con lo cual que, al final de legislatura, el PP sigue practicando sus juegos favoritos: en lo pol¨ªtico hacer oposici¨®n a la oposici¨®n y en la gesti¨®n acudir al m¨¦todo invocatorio, estableciendo m¨¢gicamente la verdad por su simple enunciaci¨®n. O sea, no tenemos trazado, no hay ni un duro en los presupuestos -y las enmiendas sin cuantificar de Mart¨ªnez Pujalte no valen ni el papel en que se escriben- pero Aznar da por zanjado el problema. De modo que cuando ya bien entrado el pr¨®ximo milenio los valencianos sigamos perdiendo millones de horas anuales en nuestros traslados a Madrid desde Castell¨®n, Valencia o Alicante, si nos enfadamos ser¨¢ por vicio, porque el asunto, como se ve, ya est¨¢ resuelto. Desmesurada prob¨®scide, afirmo.