Un pr¨ªncipe demasiado mand¨®n
El monarca de Liechtenstein, multado por sancionar a un juez que cuestion¨® su poder absoluto
Que algo no anda bien en el rico principado de Liechtenstein, que vive apacible y casi escondido entre las monta?as de Suiza y de Austria, comenz¨® a notarse el pasado 29 de octubre, cuando el pr¨ªncipe Hans-Adam II advirti¨® que podr¨ªa abandonar su patria para exiliarse en Viena.Un d¨ªa antes, el 28 de octubre, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos hab¨ªa condenado a este monarca, uno de los m¨¢s ricos de Europa y con un poder pol¨ªtico incomparable en su min¨²sculo pa¨ªs de 160 kil¨®metros cuadrados y 30.000 habitantes. Los jueces de Estrasburgo declararon a Hans-Adam II culpable de violar el derecho de libertad de expresi¨®n de uno de sus s¨²bditos.
La irrevocable sentencia, aprobada con 16 votos contra uno, obliga al pr¨ªncipe de Liechtenstein a pagar una indemnizaci¨®n por da?os morales de 10.000 francos suizos (1.030.000 pesetas) y las costas judiciales, de 91.000 francos (9,3 millones de pesetas), a Herbert Wille, un juez de 55 a?os, presidente del Tribunal Administrativo.
Este alto magistrado, antiguo vicejefe de Gobierno, hab¨ªa cuestionado la Constituci¨®n, que data de 1921, al decir en un discurso p¨²blico en 1995 que deber¨ªa ser el Tribunal Constitucional y no el pr¨ªncipe el que tuviese la ¨²ltima palabra. Es decir, que el Tribunal tendr¨ªa que actuar de ¨¢rbitro en caso de desacuerdo entre el Parlamento y el pr¨ªncipe al interpretar la Constituci¨®n.
En un r¨¦gimen de monarqu¨ªa constitucional donde para legislar es indispensable que el monarca apruebe los proyectos de ley presentados por el Parlamento, al pr¨ªncipe la declaraci¨®n de Wille le pareci¨® de por s¨ª una violaci¨®n constitucional. Hans-Adam II acus¨® en una carta al magistrado de no someterse a la Constituci¨®n y puso en duda sus aptitudes para ejercer un cargo p¨²blico. Esta advertencia se convirti¨® en realidad dos a?os m¨¢s tarde, cuando Hans-Adam II se neg¨® a confirmar a Wille en su cargo de presidente del Tribunal Administrativo, a pesar de que hab¨ªa sido elegido por voto parlamentario. Contra la decisi¨®n del monarca no cab¨ªan recursos.
El Tribunal Europeo no puso en tela de juicio el poder del monarca en Liechtenstein, pero declar¨® que "esta injerencia no es necesaria en una sociedad democr¨¢tica". Las sanciones adoptadas por el pr¨ªncipe contra el magistrado se consideraron desmesuradas. Tambi¨¦n se reprob¨® que no se le permitiera al s¨²bdito presentar recurso ante los tribunales, lo que indica que Liechtenstein carece de los medios acordados en la Convenci¨®n Europea de Derechos Humanos para defender la libertad de expresi¨®n.
Aunque Estrasburgo le dio la raz¨®n, el juez Wille probablemente no volver¨¢ a presidir el Tribunal de Administraci¨®n. Al conocer la sentencia, desde la capital, Vaduz, el pr¨ªncipe se limit¨® a comentar que en el futuro evitar¨¢ comentar las razones que lo llevan a vetar a alg¨²n magistrado.
El prop¨®sito de Hans-Adam II es, a largo plazo, una reforma constitucional que le permita nombrar jueces, destituir miembros del Gobierno y disolver el Parlamento sin dar fe de causas. En vista de que ni el Parlamento ni el Gobierno han mostrado entusiasmo por sus ideas, el monarca ans¨ªa buscar apoyo en un refer¨¦ndum. Pero si persiste su amenaza de emigrar, el principado se quedar¨¢ sin pr¨ªncipe. Ahora, adem¨¢s, llueven nuevas acusaciones: los servicios secretos alemanes vinculan al principado con el lavado de dinero de las mafias.
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